Recordando a los entrañables 'raqueros' santanderinos
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Estos personajes típicos buceaban en las aguas de la bahía para recoger las monedas que los curiosos les lanzabanSecciones
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LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Estos personajes típicos buceaban en las aguas de la bahía para recoger las monedas que los curiosos les lanzabanEn su magnífico libro 'Santander 1875 -1899' (Institución Cultural de Cantabria / Centro de Estudios Montañeses / Diputación Provincial de Santander, 1973) escribe Rafael Gutiérrez-Colomer refiriéndose a los 'buceadores' de las machinas: «Los protagonistas, sin más vestimenta que la usada a diario por 'su primer ... padre' y previa corta carrera, sobre el acantilado o por el suelo del malecón, impulsaban su cuerpo desnudo hacia el vacío para caer en perfecta zambullida en las profundas aguas del mar. Repetían una y otra vez 'colada' tras 'colada', no sin antes cerciorarse de la ausencia del 'chiva' o guindilla, que en ocasiones surgía inesperadamente para llevarlos a la perrera, por desacato a la moral». Excelente descripción. ¡Entrañables 'raqueros' santanderinos!
A los 'raqueros' se les evoca siempre con sincero afecto. Disponen de un excelente grupo escultórico en la ciudad, obra de José Cobo Calderón, que tanto nativos como visitantes fotografían para eternizar un verdadero recuerdo de su visita a la capital cántabra. En la placa que lo complementa se indica: «Personajes típicos santanderinos descritos por José María de Pereda, que en los siglos XIX y XX frecuentaban las machinas y acostumbraban a darse un cole en Puertochico buceando en las aguas de la bahía para recoger las monedas que los curiosos les lanzaban».
Con qué pasión hablaba de ellos mi inolvidable amigo 'Kalín' cuando compartía a su vera los micrófonos de Cope Cantabria. «Yo he sido raquero y… ¡a mucha honra!», solía repetir...
Aquellos humildes chavalucos forman parte de un pasado tan distinto al presente que cualquier comparación resultaría absurda. Eran los suyos tiempos de escasez y de una convivencia muy distinta a la actual. Lo poco que había, como subrayaba 'Kalín' en nuestras conversaciones, «se compartía de manera generosa, de corazón».
Eran, pues, tiempos de hombres y mujeres trabajando hasta el agotamiento para sacar adelante a la familia; de incertidumbre hasta avistar la llegada a puerto de las embarcaciones con la pesca; de rederas formando parte del paisaje urbano, etcétera. Aunque precisamente por las enormes dificultades que imponía el destino, mucho más 'humanos' que los de hoy. Muchísimo más.
Constituyen los 'raqueros' el símbolo de un ayer local reflejado a través de la memoria de las personas de mayor edad y viejas fotos de tarjetas postales en blanco y negro. Emociona recordarles, como recordar el irrepetible Santander que fue.
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