Recordando al 'explicador' de las películas
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Antes de que llegara el cine sonoro se creó un oficio para que los espectadores no perdieran el hilo de lo que presenciaban, subrayando los mejores momentos de cada filmeSecciones
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LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Antes de que llegara el cine sonoro se creó un oficio para que los espectadores no perdieran el hilo de lo que presenciaban, subrayando los mejores momentos de cada filme«¡Prodigioso invento! ¡Asombroso éxito! ¡Lo más notable del siglo! No dejar de visitar el famoso Cinematógrafo Lumiere. Este aparato, el más moderno de los conocidos, refleja fielmente cuantas escenas se suceden en la vida real, desfilando ante los espectadores multitud de cuadros, cuyos ... personajes y objetos transportados a la fotografía con incomprensible exactitud, forman la realidad más completa y el efecto más admirable que pueden imaginarse». Así se anunciaba en carteles la llegada del cine a Santander. Año 1896. Aquel ingenio mecánico fascinaría de inmediato. Era asombroso, sorprendente…
El cine, en su primera etapa, ofrecía obras mudas, por lo que los empresarios tuvieron que darle vueltas a la cabeza para hacer más atractivo el negocio. Se les ocurrió incluir a pie de pantalla un pianista que subrayara pasajes de la proyección. Convencía el resultado, pero a medias. Así que productores y directores decidieron añadir en las películas breves textos (títulos, intertítulos) que permitían entrar más en situación a los espectadores. Mejoraba el asunto, aunque tampoco del todo. ¿Por qué?
… Pues porque un elevado porcentaje de la población de aquellos tiempos era analfabeta (según el INE, en la actualidad hay casi 700.000 personas analfabetas en España). Por tanto, no podía leer las frases que aparecían en pantalla. Se impuso en tal circunstancia el oficio de 'explicador'. ¿En qué consistía? En detallar, a la vera del pantallón, qué ocurría en las películas. De ese modo la clientela no perdía el 'hilo' del argumento. Algunos fueron verdaderos artistas en la materia.
El 'explicador' describía situaciones, subrayaba mediante palabras/gestos determinados pasajes/diálogos. Y con aire exagerado para causar máxima impresión en la audiencia. Ejemplo. Señalando a un vaquero que yacía en el suelo debido a la rapidez de su oponente a la hora de manejar el revólver, decía con tono melodramático: «¡Así terminaron los días de aquel desdichado, que bien ganado se tenía un destino fatal! ¡Que el Señor, en su infinita bondad, le perdone en el más allá sus múltiples pecados terrenales!».
Varios 'explicadores' hasta empleaban objetos para realizar efectos especiales (dos medios cocos permitían imitar el sonido de caballos al galope, etcétera). En combinación con el pianista o músico de turno generaban ambiente; a veces manteniendo breves diálogos con la clientela del patio de butacas, que exclamaba de todo. Inventaron, pues, el espectáculo 'interactivo'. En España los hubo de primer nivel. Fueron muy aplaudidos en Santander, entre otros, Enrique Cano y Román Arce. La llegada del cine sonoro acabó con aquella especialidad. Consecuencia: los espectadores hemos salido perdiendo, ya que numerosas películas resultan aburridísimas. ¡Cuánto ganarían con un buen profesional de la oratoria junto a la pantalla!
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