Recordando el Hipódromo de Bellavista
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
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LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Su inauguración en 1917 con los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia como padrinos de honor fue todo un acontecimientoEl día 2 de septiembre del año 1917 no fue uno más en la historia de Santander. A primera hora de la tarde, el rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia, acompañados por un vasto séquito de autoridades e invitados, inauguraron en Cueto ... con numerosa asistencia de público (calculaba la prensa 10.000 espectadores) el Hipódromo de Bellavista. Causó la infraestructura deportiva gran impacto entre la ciudadanía, declarando el monarca que constaba entre las mejores de la nación. Su presupuesto rozó las setecientas mil pesetas, cantidad exorbitante para la época. Uno de sus impulsores y mecenas fue el audaz empresario hotelero belga George Marquet (1886/1947), quien también dejara huella en el hipódromo donostiarra de Lasarte y otros de España.
Publicaba El Mundo Deportivo sobre la nueva instalación santanderina: «Como misteriosa labor de cíclopes surge hoy el estupendo hipódromo de dos pistas, una de ellas mixta, con obstáculos, tan bien ideada, trazada y construida que puede afirmarse que es única en España y la mejor del mundo. La pista para las carreras ordinarias tiene 2.500 metros de superficie cubierta de césped. El público dispone de una tribuna, con tal acierto dispuesta, que permite a los espectadores presenciar de cerca la salida y llegada de los caballos. La tribuna regia es todo lo suntuosa que necesita ser para justificar esta denominación». Así de chula era.
El 5 de septiembre de 1917 se podía leer en El Diario Montañés el anuncio 'Carreras de caballos en Santander' con 22.500 francos en premios. ¡Un dineral! Según detallaba hace tres años mi compañero Juan Carlos Flores-Gispert al recordar Bellavista, la entrada de 'pelouse' costaba 2 pesetas; la tribuna para caballeros, 10 y para señoras, 5. Por su parte, ABC publicó el 10 de julio de 1920 el siguiente anuncio: «Santander. Hipódromo de Bellavista. Grandes carreras de caballos. Meeting anual de verano. Catorce reuniones los domingos, martes y jueves del 11 de julio al 15 de agosto. Con 350.000 pesetas de premios». ¡Otro dineral!
Este hipódromo (de historia narrada por José Luis Sánchez Landeras con Mercedes y Patricia Sánchez Herreros en el excelente libro 'El Hipódromo de Bellavista. Lugar de Cueto. Santander. 1917-1921. Tardes de lujo, belleza y triunfos deportivos'), permaneció activo escasos años. Por una acumulación de circunstancias sociopolíticas y económicas, las actividades hípicas empezaron a quedar huérfanas de patrocinadores y corceles. Languidecería, pues, la instalación hasta acabar destinada a menesteres muy ajenos a su nacimiento.
Procede subrayar, por último, dos cuestiones. La primera, que aún puede identificarse parte del singular trazado que caracterizó al recinto, con salida en uno de sus espectaculares recorridos establecida a unos doscientos metros del faro de Cabo Mayor. La segunda, que se construyó en pocos meses y bajo la dirección maestra de Javier González de Riancho. Como tantas cosas, aquella magnífica obra forma parte de lo que el tiempo se llevó. Evocarla implica propiciar un emotivo reencuentro con el siempre añorado Santander que fue.
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