El santanderino Alejandro Albalá, de salvado a líder en 'Supervivientes'

Nadie duda que 'Supervivientes' es un formato imprevisible que engancha a la audiencia. Este jueves volvía a ser líder de audiencia reuniendo a 2.489.000 espectadores enganchado a las penurias de los concursantes, lo que supuso un 26% de cuota de pantalla. Incluso a los giros inesperados del 'reality', con Alejandro Albalá de protagonista. El santanderino pasó de ser enviado en un programa anterior al barco encallado a convertirse en líder, con inmunidad y nominación directa. «Estoy encantada de la vida, muy contenta. Después de haberle visto mal, pasando penalidades, el barco ha supuesto para él una carga de energía positiva y eso se tradujo en la prueba de líder», asegura su madre, Paz Guerra.

La podóloga, que en esta gala fue una de las protagonistas en el plató de Telecinco, alude al «karma. Vivió una situación que no se merecía y, de repente, la tortilla se ha dado la vuelta. Ha conseguido estar en la cima, de nuevo». Ella, muy del refranero popular, lo titularía como que «después de la tempestad siempre llega la calma». Junto a su otra hija, Marta, cuenta que esta experiencia de 'Supervivientes' «es un vaivén de sensaciones, una auténtica montaña rusa. Hoy estoy emocionada, pero mañana puedo verme llorando y sufriendo por él».

El cántabro empezaba la gala perdiendo en la prueba de recompensa contra uno de sus 'enemigos', Tom Brusse. Los participantes debían empujar con todas sus fuerzas una vara de madera hasta tirar el timón de su equipo. El ganador de la pasada edición, el reinosano Jorge Pérez, recordaba en sus redes cómo vivió ese momento. Albalá se tomaba con humor su situación, «lo mío es de película, nominado y en el barco», le decía a Jorge Javier Vázquez. Aunque su 'team' lo dio todo, no se salvó a la primera. Sí Gianmarco Onestini, su otro 'rival' fuerte. La gala mostró algunos de los momentos de la semana, un mix que incluía divertidos 'travestismos' en mini-biquinis de los chicos y otros de lágrimas del joven empresario. Cercano y educado, como resaltó su madre la pasada semana, se vio cómo Alejandro se acercaba al italiano cuestionando su 'compadreo' con Brusse. Algo que no le sentó bien al ganador de 'El tiempo de descuento', quien le llamó «rencoroso, aburrido, amargado».

En la siguiente ceremonia de salvación con Jorge Javier de poeta guionizado, tampoco tuvo suerte. La audiencia despejó de la ecuación a Tom. Y ya iban dos. Quedaba expuesto al destierro con Palito Dominguín. Entonces el programa consideró oportuno retomar el episodio barco, cuando Alejandro fue elegido por sus compañeros para pasar unos días con el resto de concursantes no oficiales. Hubo un empate entre él y Tom, que deshizo Melyssa a favor de su expareja, con quien compartió 'La Isla de las Tentaciones' para acabar como el rosario de la Aurora. «Me voy tranquilo», dijo entonces el santanderino. Sus compañeros afearon el gesto de que abandonara la 'palapa' sin despedirse. Él, por parte, no entendió el voto de Marta López, que optó por Melyssa, sin deshacer el empate.

Los 'isleños' dieron muchas vueltas al tema. Marta, quien fuera protagonista del 'Merlos Place', no entendía su enfado. «¿Tú crees que me diga delante de toda España que le he traicionado?», preguntaba a Olga Moreno. Aunque asumía que se disculpara y su perdón, «no soy Dios para castigar a nadie, pero si tengo que hacerlo le diré 'haz tu camino y yo el mío'», añadía la colaboradora televisiva. «Se ha ido como un ladrón», apuntaba Tom y echaba más leña al fuego contra Albalá. «Él no está luchando, está aguantando, es la diferencia», señalaba. El propio presentador desde Madrid se interesaba por la 'tensión' Alejandro-Marta. Ella se abría de corazón, «le quiero muchísimo, le he echado de menos, pero que me hiciera sentir culpable…». El cántabro pidió «disculpas y que me entiendan». Confesó que mostró airado porque sabía que el barco era «un infierno». Y recalcó que cuando habló de «gente hipócrita» era refiriéndose a Melyssa. «Todos tenemos errores», añadió.

La chica 'reality' se defendió, «no tengo ni un pelo de hipócrita» y dio sus argumentos a favor de su expareja, «se merece más que tú estar en la playa por todo lo que hace por el grupo. No somos amigos y por eso te elegí a ti». El cántabro mostró entonces su deseo de volver a los Cayos Cochinos, pero se mostró agradecido a los sufridores del barco porque, según sus palabras, «se han portado muy bien conmigo». Deseaba reencontrarse con sus amigos Omar Sánchez, Marta López y Olga Moreno. Eso sí, cuando llegó a su destino provisional aprovechó para desahogarse y contó que Tom y Gianmarco «se pusieron a reírse de mí». Las imágenes mostraron a un Alejandro compañero y proactivo en el barco, aunque sufrió más de un mareo.

La gala retomó la 'enemistad' pública del cántabro con el par de 'robinsones'. «No tengo nada personal con Alejandro, pero no hace absolutamente nada», atacó el italiano. «Eres un manipulador», se defendió Alejandro. Según Tom, el cántabro» se pasa el día amargado. Melyssa hace mucho más que él». El santanderino se revolvía en la 'palapa', «he pescado, abierto cocos, lavado, he ido a por leña, cangrejos y ermitaños de noche. He hecho lo que se puede hacer», aseguraba contundente. Sobre su compañera, también cuestionada, opinaba que «no tiene ganas de estar aquí, no es que sea vaga». Melyssa aclaraba que «no tengo que crear tramas, soy como soy».

Y llegó el momento. La salvación, con un Alejandro pletórico al escuchar su nombre. «Estaré agradecido de por vida», algo que hacía extensible al equipo del barco, «por haberme cuidado tanto». Pero, por fin, podría volver a la isla del Pirata Morgan porque su misión como embajador había terminado. Palito Dominguín era la enviada al destierro provisional, jugándose la permanencia en el 'reality' con Lola Mencía y Antonio Canales. Lara Álvarez, siempre perfecta, comunicó que llegaba la prueba del líder y Tom eligió al cántabro, dejando fuera a Omar al que pedía «se espabilara un poco más».

Recuperaba un clásico del programa que consistía en pura resistencia. Sobre unas camas de madera que, poco a poco, se iban a ir inclinando, los concursantes debían aguantar su peso lo máximo posible. El duelo final quedó entre Gianmarco y Albalá. Pero como el italiano había hecho un esfuerzo titánico en la prueba de recompensa contra Carlos, las fuerzas le flaquearon y su contrincante se alzó victorioso. El cántabro era el nuevo líder, algo que oficializaba Lara con la entrega del collar. Él se lo dedicaba «a toda mi familia, amigos, a Jorge Javier y a los compañeros que me mandaron a barco encallado… ¡Estoy de vuelta!».

En plató Paz Guerra reflexionaba sobre lo ocurrido primero con el destierro y el propio Jorge Javier Vázquez aseguraba «que el grupo vaya contra una persona no es malo, lo ven como un rival peligroso». Ella defendía «que le tienen miedo, le ven fuerte». El catalán volvía a jugar preguntando a la podóloga sobre su trato con Anabel Pantoja. «No nos conocemos, no tengo nada en contra de ella», decía sincera. La sobrinísima apuntaba a que sólo conocía a la santanderina de sus apariciones en la 'tele'. «Fuisteis familia en un momentito», recordaba el líder de 'Sálvame'. «Eso es agua pasada», respondía Paz. «Pasó Sofía Suescun de por medio, eso ya está más que cerrado», apuntaba la 'influencer'.

Entonces sorprendió su discurso al dar las «gracias a Alejandro por cómo se está comportando con mi chico. Ha dejado al margen la familia, lo que haya pasado con Isa y está cuidando, ayudando y compartiendo con Omar». «Es mutuo, eso te lo dije el primer día, pensaba que se iban a llevar muy bien, porque son niños del mismo corte», dijo Guerra. En otro momento de plató confirmó al presentador que Albalá está «completamente soltero».

Los últimos momentos de la gala dieron para revisar la relación de Tom y Melyssa. «Parecen 'Escenas de Matrimonio'», aseguraba Albalá. Es más espetó directo a la joven que no era «del todo sincera en tus sentimientos, igual siente algo por él. Es mi opinión personal». Las nominaciones se sucedieron con tres nombres señalados por el grupo: Marta, Melyssa y Omar. Alejandro, con el privilegio de la nominación directa, fue claro, «estoy entre Gianmarco y Tom». Finalmente, optó por el marroquí. No muy lejos de allí también se resolvió la primera expulsión definitiva: Antonio Canales. «Pasadlo bien, os quiero. Me voy muy orgulloso, con el corazón lleno, no me voy derrotado», aseguraba. Lo mismo sentiría Albalá, en pleno sueño por su gran noche.