Suki, la abuela de Hinojedo que tatuará 'palabras bonitas' gratis una vez al mes
cántabros dmoda ·
Esta «tatuadora diferente», como ella misma se define, abrirá su estudio para imprimir sobre la piel de quien lo solicite con cita previa las letras que combinen mensajes «que te lleven a otro estado mental, que te abracen, que te ayuden»
Encontró su verdadera pasión no hace ni cinco años y rozando los 49 ha descubierto en el mundo del tatuaje la manera de hacer felices a los demás. Laura Vanesa Suárez (Santander, 1974) es 'Suki, una tatuadora diferente', tiene cuatro hijos y dos nietos, ... y este 2023 quiere dar un paso más y devolver a la vida todo lo que últimamente le está dando. Por ello abrirá su estudio de Hinojedo una vez al mes para hacer tatuajes de palabras bonitas de forma gratuita. Sólo es necesario tener claro el mensaje y pedirle cita para analizar cada caso y ponerse manos a la obra. La primera sesión de las doce que hará este año será el próximo viernes 27 de enero.
-¿Desde cuándo se dedica al mundo de los tatuajes?
-Comencé a formarme como tatuadora en el 2018 con 45 años. Me saqué el certificado higiénico sanitario y el curso de tatuador, y empecé a trabajar poco después. Descubrí así mi gran pasión y, desde entonces hasta hoy, no he parado de hacer tatuajes. Más de mil personas llevan un trocito de mi arte en su piel y eso me hace muy muy feliz.
-Se presenta como 'Suki, una tatuadora diferente'. ¿Por qué?
-Bueno, Suki es el diminutivo con el que me llamaba mi padre. Mi segundo nombre es Vanesa y de 'Vanesuki' me quedé con Suki. Además creo que soy una tatuadora diferente porque en realidad es como me siento. Cuando alguien piensa en un tatuador o tatuadora, se imagina a una persona con un aspecto físico diferente al mío. Quizás con muchos tatuajes, con el pelo de color azul, rosa o rojo, o quizás con rastas… Con una ropa super moderna o tal vez con unas camisetas de calaveras.... El típico estereotipo de tatuador que en las pelis americanas nos venden siempre... Y para nada soy así. Soy madre de cuatro hijos maravillosos -Laura, Adrian, Sandra y Carla-, y abuela de dos preciosos nietos -Naiara y Álvaro-. Me gustan las cosas bonitas, los tatuajes limpios y las líneas finas. Mis amigos dicen que soy muy cariñosa, soy una mujer amable… Nada que ver con ese estereotipo.
-Sí. La idea que se tiene es de un sitio oscuro y mi estudio es un lugar lleno de luz, con colores claros… Diferente. Yo quería que fuese así, porque, inspira tranquilidad y transmite lo que yo soy. En el año 2019 participé en una convención de tatuadores y yo era la única 'diferente'. Era esa señora que parece la madre de todos, que lleva clínex en el bolso y tiritas en la cartera... Aquello me hizo prestar atención a este aspecto que, posteriormente, potencié.
-¿Cuántos tatuajes tiene usted? De ser así, quién se los hace?
-Solo tengo uno que me define y en el que se lee 'Haz todas las cosas con amor. Esa soy yo'. Le pedí que me lo hiciera a Bea Guitian, una gran artista de la micropigmentación de Madrid. De momento es el único, pero tengo en mente hacerme alguno más.
¿Cuándo y cómo nace el proyecto 'Palabras bonitas. Palabras que curan'?
La idea surgió en 2022 al darme cuenta de lo importantes que son ciertas palabras y del grandísimo beneficio que pueden tener. Siempre se habla de las palabras que hacen daño o hieren, pero ese mismo poder lo tienen en sentido contrario. Una palabra de aliento, de ánimo, de «tú puedes», de «no te rindas», de «no estás sola»... En algún momento todos hemos necesitados esas palabras y creo que es muy bonito poder leerlas cada vez que uno las necesita.
¿Qué historias ha vivido y que le ha hecho inspirarse para este proyecto?
He tenido el privilegio de conocer a muchas personas en mi estudio que me han aportado mucho. Saber que estás haciendo algo que significa tanto para una persona y ver cómo se va de contenta me llena de satisfacción. Y luego están esos mensaje de 'Gracias por tu trabajo, Suki'. Hay pocas cosas tan gratificantes como eso. Pero también he conocido historias muy tristes y potentes, y me ha costado contener las lágrimas. Hombres que a los 80 años se tatúan unos libros y un café que es lo que adoraba su esposa fallecida. Madres que han perdido a un hijo, nietos que quieren llevar las firmas de sus abuelos con su caligrafía tatuada en su piel...
Quien mejor puede responder a esta pregunta serían los tatuados pero espero que el proyecto 'Palabras bonitas. Palabras que curan' suponga mucho para quien quiera ser participe de esta iniciativa. Hay tatuadores que realizan lo que se conoce como tatuaje paramédico para, por ejemplo, reconstruir las areolas mamarias a pacientes que han tenido cáncer de mama y tras superarlo e implantarse las prótesis mamarias se tatúan. Para mí esto es tremendamente mágico, pero yo no me atrevo a hacerlo, me parece una gran responsabilidad. Sin embargo, las caligrafías se me dan bien, por eso pensé que con las letras puedo aportar mi granito de arena a aquellos que necesiten esa palabra bonita de aliento.
¿Cómo va a desarrollar su nuevo proyecto y en qué fechas?
Voy a dedicar un día al mes, doce al año, a tatuar gratis 'Palabras Bonitas, palabras que curan'. En un principio será el último viernes de cada mes e iré cogiendo citas hasta completar la jornada teniendo en cuenta que entre uno y otro hay que desinfectar y preparar el estudio, limpiar la zona a trabajar… Por eso es importante solicitar la cita previamente. Para ello tienen que contactar conmigo a través de mi correo sukitatuadora@icloud.com y les daré cita por orden de solicitud. El primer día será el viernes 27 de enero y espero poder atender todas las solicitudes.
¿Qué debe hacer alguien a quien le interese tatuarse una palabra bonita con usted?
Debe tener claro qué palabra (pueden ser dos) quiere tatuarse y solicitar cita. Me pondré en contacto para perfiles información previa para entender cada caso y fijar una hora.
¿Qué vínculos se establecen entre el tatuador y el tatuado?
Uno muy especial, la verdad. Para que se relaje le suelo pedir que me cuente cosas de su vida y así el cliente se concentra en su narración y no en que yo le estoy pinchando. Es más llevadero y, realmente, conmigo la gente se abre. Me cuentan por qué se hacen ese 'tattoo', qué sentido tiene, lo que significan unas letras, un dibujo… y eso te hace cómplice. Yo soy muy respetuosa con el cliente y siempre le pido permiso para publicar fotos o etiquetarlo en mis redes.
¿Es cierto que cuando uno empieza con un tatuaje hay algo que te impulsa a hacerse otro?
Eso se llama adicción a la tinta. He tenido clientes que, sin salir del estudio, me enseñan el próximo que se quieren hacer sin que les haya puesto todavía el protector del film.
¿Alguna vez ha tenido que 'borrar' alguno porque el tatuado se haya arrepentido?
Sí. Yo lo llamo 'bye bye'. El último fue un 'bye bye' Betty que tapé con un pistón de moto, ni rastro de Betty. En otras ocasiones he tenido que realizar un 'cover', que consiste en realizar un tatuaje sobre otro anterior para taparlo. Hay que estudiar cada caso y explicar siempre de forma sincera y realista cómo puede quedar.
En sus redes habla de lo que supuso para usted un curso de empoderamiento femenino que impartió Yolanda Sáenz Tejada. ¿Qué supuso para usted aquella formación?
Aquel curso supuso tener el control sobre lo que yo quería y cómo iba a llevarlo a cabo. Supuso que dejase atrás la timidez, que tomase conciencia de mi potencial, que no me escondiera por ser diferente, que valorase lo que mis clientes veían en mí. Ese curso fue posiblemente el más importante de mi vida porque supuso un cambio de actitud, y la actitud es lo que multiplica, como dice Víctor Küppers. Recuerdo que, para la entrega de los diplomas de aquel curso teníamos que preparar unas palabras, y recuerdo que dije: «Yolanda llegó a mi vida para enseñarme que yo no tenía que ser como los demás, porque si eres uno más , eres uno menos. Y qué cierto es. Con mi complejo de 'yo no encajo' estuve a punto de vestirme de negro, de dejarme el pelo azul y llenarme la oreja de pendientes para de ser uno mas…» Y que distinta de aquello soy. Siempre estaré agradecida a esta gran mujer.
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