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Cantabria DModa

Las Thelma y Louise cántabras terminan en el puesto 75 de la Panda Raid

La empresaria Eva Fernández Cobo y la ingeniera Laura Obispo han vivido una auténtica aventura en el desierto de Marruecos. Ayer llegaron a Santander tras siete días al volante. Hoy nos cuentan foto a foto cómo han sido los 5.000 kilómetros que han recorrido. Era la única pareja de mujeres inscritas y han sido las primeras en cruzar solas las dunas del Sable. La organización les confesó que no daban un duro por ellas cuando las vieron llegar. A 50 grados y bajo un sol de justicia las cántabras han dejado huella en esta edición con el sobrenombre de 'La bola de fuego'

Eva Fernández Cobo y Laura Obispo

Santander

Sábado, 6 de mayo 2023

Modo oscuro

Somos Laura Obispo (izquierda) -ingeniero informático y gerente de R20 Servicios e Inversiones- y Eva Fernández Cobo (derecha) -licenciada en Administración y Dirección de Empresas, gerente del Centro de Negocios Santander Gestión y presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (Admec)-.

Somos Laura Obispo (izquierda) -ingeniero informático y gerente de R20 Servicios e Inversiones- y Eva Fernández Cobo (derecha) -licenciada en Administración y Dirección de Empresas, gerente del Centro de Negocios Santander Gestión y presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (Admec)-.
Somos Laura Obispo (izquierda) -ingeniero informático y gerente de R20 Servicios e Inversiones- y Eva Fernández Cobo (derecha) -licenciada en Administración y Dirección de Empresas, gerente del Centro de Negocios Santander Gestión y presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (Admec)-.

Nos apuntamos al Panda Raid sin saber muy bien lo que era ni lo que tendríamos que hacer. El día antes de salir de Santander Alberto Aja nos hizo esta foto en el aparcamiento de los Campos de Sport. La aventura estaba a punto de comezar. Teníamos que llegar a Almería para allí coger un ferry que nos llevaría a Nador.

Alberto Aja
Nos apuntamos al Panda Raid sin saber muy bien lo que era ni lo que tendríamos que hacer. El día antes de salir de Santander Alberto Aja nos hizo esta foto en el aparcamiento de los Campos de Sport. La aventura estaba a punto de comezar. Teníamos que llegar a Almería para allí coger un ferry que nos llevaría a Nador.
Nos apuntamos al Panda Raid sin saber muy bien lo que era ni lo que tendríamos que hacer. El día antes de salir de Santander Alberto Aja nos hizo esta foto en el aparcamiento de los Campos de Sport. La aventura estaba a punto de comezar. Teníamos que llegar a Almería para allí coger un ferry que nos llevaría a Nador.

En Burgos tuvimos el primer percance. El depósito de gasolina tenía su propia llave, ¿y dónde estaba la llave? ¡En Santander! Tuvimos que buscar un taller y un mecánico probó a abrirlo con las miles de llaves que tenía. Encontró una, repostamos y seguimos rumbo a Almería.

En Burgos tuvimos el primer percance. El depósito de gasolina tenía su propia llave, ¿y dónde estaba la llave? ¡En Santander! Tuvimos que buscar un taller y un mecánico probó a abrirlo con las miles de llaves que tenía. Encontró una, repostamos y seguimos rumbo a Almería.
En Burgos tuvimos el primer percance. El depósito de gasolina tenía su propia llave, ¿y dónde estaba la llave? ¡En Santander! Tuvimos que buscar un taller y un mecánico probó a abrirlo con las miles de llaves que tenía. Encontró una, repostamos y seguimos rumbo a Almería.

Llegamos a Almería después de 15 horas de viaje. El coche no puede ir a más de 100 km/h. Lo compramos por internet. Su dueño lo vendía en Reus y estaba perfectamente equipado, ya que había participado en esta misma prueba hace unos años. Es un 4x4 1400 gasolina del año 1990.

Llegamos a Almería después de 15 horas de viaje. El coche no puede ir a más de 100 km/h. Lo compramos por internet. Su dueño lo vendía en Reus y estaba perfectamente equipado, ya que había participado en esta misma prueba hace unos años. Es un 4x4 1400 gasolina del año 1990.
Llegamos a Almería después de 15 horas de viaje. El coche no puede ir a más de 100 km/h. Lo compramos por internet. Su dueño lo vendía en Reus y estaba perfectamente equipado, ya que había participado en esta misma prueba hace unos años. Es un 4x4 1400 gasolina del año 1990.

Momento de la inscripción oficial en Almería. Teníamos por delante 3.000 kilómetros en siete etapas. Tras comprobar que tanto la documentación, como los requerimientos mecánicos se cumplían según la norma, los equipos recibían sus dorsales, parasoles y roadbook. La colocación de los vinilos es una de las tareas a la que más empeño dedican: «tenemos que empezar con buen pie y poner los dorsales alineados, que vayan acorde con la rotulación que hemos hecho».

Momento de la inscripción oficial en Almería. Teníamos por delante 3.000 kilómetros en siete etapas. Tras comprobar que tanto la documentación, como los requerimientos mecánicos se cumplían según la norma, los equipos recibían sus dorsales, parasoles y roadbook. La colocación de los vinilos es una de las tareas a la que más empeño dedican: «tenemos que empezar con buen pie y poner los dorsales alineados, que vayan acorde con la rotulación que hemos hecho».
Momento de la inscripción oficial en Almería. Teníamos por delante 3.000 kilómetros en siete etapas. Tras comprobar que tanto la documentación, como los requerimientos mecánicos se cumplían según la norma, los equipos recibían sus dorsales, parasoles y roadbook. La colocación de los vinilos es una de las tareas a la que más empeño dedican: «tenemos que empezar con buen pie y poner los dorsales alineados, que vayan acorde con la rotulación que hemos hecho».

El primer día nos subimos con los coches en un ferry que nos llevaría a Nador. Este año se han inscrito 344 parejas europeas, casi todas masculinas. Éramos la única pareja de mujeres de entre todos los participantes.

El primer día nos subimos con los coches en un ferry que nos llevaría a Nador. Este año se han inscrito 344 parejas europeas, casi todas masculinas. Éramos la única pareja de mujeres de entre todos los participantes.
El primer día nos subimos con los coches en un ferry que nos llevaría a Nador. Este año se han inscrito 344 parejas europeas, casi todas masculinas. Éramos la única pareja de mujeres de entre todos los participantes.

Este es el mapa del recorrido que teníamos que hacer en siete días. Todo estaba perfectamente organizado. Nos dieron un 'roadbook', que es un cuaderno en papel lleno de signos raros para nosotras y con la guía del camino en viñetas y dibujos con los que nos tendríamos que guiar a lo largo de las siete etapas. Además teníamos una aplicación informática que complementaba la referencia de metros y velocidades para llegar a la meta.

Este es el mapa del recorrido que teníamos que hacer en siete días. Todo estaba perfectamente organizado. Nos dieron un 'roadbook', que es un cuaderno en papel lleno de signos raros para nosotras y con la guía del camino en viñetas y dibujos con los que nos tendríamos que guiar a lo largo de las siete etapas. Además teníamos una aplicación informática que complementaba la referencia de metros y velocidades para llegar a la meta.
Este es el mapa del recorrido que teníamos que hacer en siete días. Todo estaba perfectamente organizado. Nos dieron un 'roadbook', que es un cuaderno en papel lleno de signos raros para nosotras y con la guía del camino en viñetas y dibujos con los que nos tendríamos que guiar a lo largo de las siete etapas. Además teníamos una aplicación informática que complementaba la referencia de metros y velocidades para llegar a la meta.

Pusimos pegatinas de España por todo el coche para que quedara claro de dónde éramos. Nos hemos enfrentado a una auténtica aventura. Los participantes tardan todo el año en preparar los coches y la mayoría llevan un piloto o copiloto mecánico y piezas de recambio para solucionar los problemas del coche de manera autónoma. Nosotras, dos días antes de salir de Santander, logramos localizar un taller -Cueto Motor- experto en preparar coches para este tipo de locuras y nos prepararon el coche en tiempo récord. No teníamos ningún conocimiento de mecánica, ni sabíamos cómo cambiar una rueda.

Pusimos pegatinas de España por todo el coche para que quedara claro de dónde éramos. Nos hemos enfrentado a una auténtica aventura. Los participantes tardan todo el año en preparar los coches y la mayoría llevan un piloto o copiloto mecánico y piezas de recambio para solucionar los problemas del coche de manera autónoma. Nosotras, dos días antes de salir de Santander, logramos localizar un taller -Cueto Motor- experto en preparar coches para este tipo de locuras y nos prepararon el coche en tiempo récord. No teníamos ningún conocimiento de mecánica, ni sabíamos cómo cambiar una rueda.
Pusimos pegatinas de España por todo el coche para que quedara claro de dónde éramos. Nos hemos enfrentado a una auténtica aventura. Los participantes tardan todo el año en preparar los coches y la mayoría llevan un piloto o copiloto mecánico y piezas de recambio para solucionar los problemas del coche de manera autónoma. Nosotras, dos días antes de salir de Santander, logramos localizar un taller -Cueto Motor- experto en preparar coches para este tipo de locuras y nos prepararon el coche en tiempo récord. No teníamos ningún conocimiento de mecánica, ni sabíamos cómo cambiar una rueda.

Tuvimos que tapar todo lo que pudimos del coche con cinta aislante, tal y como nos recomendaron, para que entrara la mínima arena del desierto. Paco, de Artipublic, nos hizo en Santander todos los vinilos que pusimos por el coche. En el capó llevábamos el de El Diario Montañés y Cantabria DModa.

Tuvimos que tapar todo lo que pudimos del coche con cinta aislante, tal y como nos recomendaron, para que entrara la mínima arena del desierto. Paco, de Artipublic, nos hizo en Santander todos los vinilos que pusimos por el coche. En el capó llevábamos el de El Diario Montañés y Cantabria DModa.
Tuvimos que tapar todo lo que pudimos del coche con cinta aislante, tal y como nos recomendaron, para que entrara la mínima arena del desierto. Paco, de Artipublic, nos hizo en Santander todos los vinilos que pusimos por el coche. En el capó llevábamos el de El Diario Montañés y Cantabria DModa.

David Fernández iba en el helicóptero e hicimos buenas migas con él porque como nosotras es de Cantabria.

David Fernández iba en el helicóptero e hicimos buenas migas con él porque como nosotras es de Cantabria.
David Fernández iba en el helicóptero e hicimos buenas migas con él porque como nosotras es de Cantabria.

En la primera etapa teníamos por delante más de 200 kilómetros en los que entramos en contacto con todos los elementos a los que nos enfrentaríamos a lo largo de toda la Panda Raid: navegación, pistas complejas de encontrar y un oued de piedras que ha machacado ruedas, amortiguadores y ha puesto en duros aprietos los cubre cárters de todos los participantes.

En la primera etapa teníamos por delante más de 200 kilómetros en los que entramos en contacto con todos los elementos a los que nos enfrentaríamos a lo largo de toda la Panda Raid: navegación, pistas complejas de encontrar y un oued de piedras que ha machacado ruedas, amortiguadores y ha puesto en duros aprietos los cubre cárters de todos los participantes.
En la primera etapa teníamos por delante más de 200 kilómetros en los que entramos en contacto con todos los elementos a los que nos enfrentaríamos a lo largo de toda la Panda Raid: navegación, pistas complejas de encontrar y un oued de piedras que ha machacado ruedas, amortiguadores y ha puesto en duros aprietos los cubre cárters de todos los participantes.

La dificultad aumentaba día a día con nuevos elementos a los que hacer frente. El Plateau de Rekkam es una gran meseta en la que únicamente se puede encontrar gravilla y matojos, con una completa ausencia de montañas, lo que una sensación única de inmensidad. Este día conocimos lo era literalmente tragar arena, aunque de forma intermitente llovió.

La dificultad aumentaba día a día con nuevos elementos a los que hacer frente. El Plateau de Rekkam es una gran meseta en la que únicamente se puede encontrar gravilla y matojos, con una completa ausencia de montañas, lo que una sensación única de inmensidad. Este día conocimos lo era literalmente tragar arena, aunque de forma intermitente llovió.
La dificultad aumentaba día a día con nuevos elementos a los que hacer frente. El Plateau de Rekkam es una gran meseta en la que únicamente se puede encontrar gravilla y matojos, con una completa ausencia de montañas, lo que una sensación única de inmensidad. Este día conocimos lo era literalmente tragar arena, aunque de forma intermitente llovió.

No sabíamos cambiar una rueda y ahora Eva es una experta y puede hacerlo en tiempo récord.

No sabíamos cambiar una rueda y ahora Eva es una experta y puede hacerlo en tiempo récord.
No sabíamos cambiar una rueda y ahora Eva es una experta y puede hacerlo en tiempo récord.

Gracias a Panda Raid, Laura ha descubierto que podría navegar a ciegas con un plano sin dudar un segundo.

Gracias a Panda Raid, Laura ha descubierto que podría navegar a ciegas con un plano sin dudar un segundo.
Gracias a Panda Raid, Laura ha descubierto que podría navegar a ciegas con un plano sin dudar un segundo.

Dormíamos en una tienda de campaña con un colchón pinchado que montábamos y desmontábamos todos los días exhaustas. Las noches que regala la naturaleza en el desierto y el compañerismo entre participantes fueron mágicas.

Dormíamos en una tienda de campaña con un colchón pinchado que montábamos y desmontábamos todos los días exhaustas. Las noches que regala la naturaleza en el desierto y el compañerismo entre participantes fueron mágicas.
Dormíamos en una tienda de campaña con un colchón pinchado que montábamos y desmontábamos todos los días exhaustas. Las noches que regala la naturaleza en el desierto y el compañerismo entre participantes fueron mágicas.

Jaima en la que servían el desayuno antes de salir cada día. Nos levantábamos a las cinco de la mañana para pasar los controles. Comíamos en el coche o cuando teníamos que parar para que se enfriara el motor. Las cenas también se servían en una jaima donde todos participantes compartíamos las aventuras que habíamos vivido durante cada etapa.

Jaima en la que servían el desayuno antes de salir cada día. Nos levantábamos a las cinco de la mañana para pasar los controles. Comíamos en el coche o cuando teníamos que parar para que se enfriara el motor. Las cenas también se servían en una jaima donde todos participantes compartíamos las aventuras que habíamos vivido durante cada etapa.
Jaima en la que servían el desayuno antes de salir cada día. Nos levantábamos a las cinco de la mañana para pasar los controles. Comíamos en el coche o cuando teníamos que parar para que se enfriara el motor. Las cenas también se servían en una jaima donde todos participantes compartíamos las aventuras que habíamos vivido durante cada etapa.

Durante el camino te cruzabas con dromedarios que caminaban por el desierto. Después de las dos etapas más duras, la organización nos confesó que cuando embarcamos en Almería pensaban que no íbamos a pasar de la primera etapa. Ante los buenos resultados que fuimos consiguiendo, daban más mérito al coche que a nosotras.

Durante el camino te cruzabas con dromedarios que caminaban por el desierto. Después de las dos etapas más duras, la organización nos confesó que cuando embarcamos en Almería pensaban que no íbamos a pasar de la primera etapa. Ante los buenos resultados que fuimos consiguiendo, daban más mérito al coche que a nosotras.
Durante el camino te cruzabas con dromedarios que caminaban por el desierto. Después de las dos etapas más duras, la organización nos confesó que cuando embarcamos en Almería pensaban que no íbamos a pasar de la primera etapa. Ante los buenos resultados que fuimos consiguiendo, daban más mérito al coche que a nosotras.

Puestas en ruta de nuevo, nos dirigimos hacia las dunas del Sable. El calor era insoportable, nuestra ilusión por llegar nunca caía. El agua estaba caliente, a temperatura ambiente marcaba unos 50 grados. El coche empezó a fallar de nuevo por las altas temperaturas y se quedó clavado en en mitad de una duna. Nadie podía volver hacia atrás para sacarnos porque también se quedarían atascados. Todos los participantes que pasaban cerca nos miraban pensando que no podríamos salir de allí. Con ilusión y también risas nos pusimos las dos mano a mano y lo conseguimos sacar con mucha pericia y un gran sobreesfuerzo físico y mental. Conseguimos pasar las dunas por donde todavía no había pasado un equipo de mujeres en la historia de la Panda Raid.

Puestas en ruta de nuevo, nos dirigimos hacia las dunas del Sable. El calor era insoportable, nuestra ilusión por llegar nunca caía. El agua estaba caliente, a temperatura ambiente marcaba unos 50 grados. El coche empezó a fallar de nuevo por las altas temperaturas y se quedó clavado en en mitad de una duna. Nadie podía volver hacia atrás para sacarnos porque también se quedarían atascados. Todos los participantes que pasaban cerca nos miraban pensando que no podríamos salir de allí. Con ilusión y también risas nos pusimos las dos mano a mano y lo conseguimos sacar con mucha pericia y un gran sobreesfuerzo físico y mental. Conseguimos pasar las dunas por donde todavía no había pasado un equipo de mujeres en la historia de la Panda Raid.
Puestas en ruta de nuevo, nos dirigimos hacia las dunas del Sable. El calor era insoportable, nuestra ilusión por llegar nunca caía. El agua estaba caliente, a temperatura ambiente marcaba unos 50 grados. El coche empezó a fallar de nuevo por las altas temperaturas y se quedó clavado en en mitad de una duna. Nadie podía volver hacia atrás para sacarnos porque también se quedarían atascados. Todos los participantes que pasaban cerca nos miraban pensando que no podríamos salir de allí. Con ilusión y también risas nos pusimos las dos mano a mano y lo conseguimos sacar con mucha pericia y un gran sobreesfuerzo físico y mental. Conseguimos pasar las dunas por donde todavía no había pasado un equipo de mujeres en la historia de la Panda Raid.

En este momento nos sentíamos como Thelma y Louis. Tragamos saliva y no hablamos ni una sola palabra durante un rato. Con la máxima concentración y confianza puesta en la conducción de Eva ante las dificultades y los socavones inesperados del camino y escuchando el ruido del panda seguimos. Y Laura con la máxima concentración puesta sobre el 'road book' y la brújula para no equivocarse en la navegación. No sabíamos lo que nos depararía el destino pero algo nos hacía sentir que lo íbamos a conseguir.

En este momento nos sentíamos como Thelma y Louis. Tragamos saliva y no hablamos ni una sola palabra durante un rato. Con la máxima concentración y confianza puesta en la conducción de Eva ante las dificultades y los socavones inesperados del camino y escuchando el ruido del panda seguimos. Y Laura con la máxima concentración puesta sobre el 'road book' y la brújula para no equivocarse en la navegación. No sabíamos lo que nos depararía el destino pero algo nos hacía sentir que lo íbamos a conseguir.
En este momento nos sentíamos como Thelma y Louis. Tragamos saliva y no hablamos ni una sola palabra durante un rato. Con la máxima concentración y confianza puesta en la conducción de Eva ante las dificultades y los socavones inesperados del camino y escuchando el ruido del panda seguimos. Y Laura con la máxima concentración puesta sobre el 'road book' y la brújula para no equivocarse en la navegación. No sabíamos lo que nos depararía el destino pero algo nos hacía sentir que lo íbamos a conseguir.

El coche milagrosamente se arregló con el invento de Eva, no nos perdimos ni nos desviamos en ningún momento y cuando llegamos a la meta, nos desbordó la alegría con gritos, risas y aplausos de la organización y de compañeros que habían tenido que tirar la toalla.

El coche milagrosamente se arregló con el invento de Eva, no nos perdimos ni nos desviamos en ningún momento y cuando llegamos a la meta, nos desbordó la alegría con gritos, risas y aplausos de la organización y de compañeros que habían tenido que tirar la toalla.
El coche milagrosamente se arregló con el invento de Eva, no nos perdimos ni nos desviamos en ningún momento y cuando llegamos a la meta, nos desbordó la alegría con gritos, risas y aplausos de la organización y de compañeros que habían tenido que tirar la toalla.

Una de las paradas que hicimos para comer algo de lo que llevábamos en el maletero. Por la noche siempre tomábamos un chupito de la crema de orujo que nos dio nuestra gran amiga Isabel 'Orujito', de Orulisa.

Una de las paradas que hicimos para comer algo de lo que llevábamos en el maletero. Por la noche siempre tomábamos un chupito de la crema de orujo que nos dio nuestra gran amiga Isabel 'Orujito', de Orulisa.
Una de las paradas que hicimos para comer algo de lo que llevábamos en el maletero. Por la noche siempre tomábamos un chupito de la crema de orujo que nos dio nuestra gran amiga Isabel 'Orujito', de Orulisa.

La sexta etapa fue sin duda el momento mental más duro y en el que necesitamos tomar la decisión más importante de toda la aventura ya que los problemas eran mecánicos y no dependían de nosotras. Después de pasar toda la mañana parando cada 15 minutos para que el coche se enfriara, llegamos al primer control de sellado y allí estaba la carretera para que continuaran los averiados y la parte de desierto más amplia y larga de todas etapas, bastante más de 50km de navegación sin pista, con viento fuerte que levantaba arena y niebla y que no nos permitía ver el horizonte debido a las altas temperaturas, unos 50 grados. En estas condiciones de navegación libre y baja visibilidad no permitía ver las rodadas de otros coches que pudieran servir de guía y contar con ayuda en caso de avería. Estábamos totalmente solas en pleno desierto, con el coche averiado en condiciones extremas. Ante la pregunta ¿qué hacemos?, ¿seguimos adelante o tiramos la toalla? Nos miramos pensando que lo correcto era seguir por la carretera de averiados. En ese momento a Eva, le salió su nervio característico, sacó un trapo mojado con agua y cinta americana, lo enroscó en una parte del motor, que todavía no sabemos muy bien lo que era. Eva cerró el capó, se subió al coche, sin decir una palabra, arrancó y tiró hacia delante. Laura no respiró y cogió el libro de navegación, bajó la cabeza con máxima concentración y el silencio se hizo dentro del panda. Ahí nos sentimos Thelma y Louis. Tragamos saliva y no hablamos ni una sola palabra durante un rato. Con la máxima concentración y confianza puesta en la conducción de Eva ante las dificultades y los socavones inesperados del camino y escuchando el ruido del panda seguimos. Y Laura con la máxima concentración puesta sobre el 'road book' y la brújula para no equivocarse en la navegación. No sabíamos lo que nos depararía el destino pero algo nos hacía sentir que lo íbamos a conseguir. El coche milagrosamente se arregló con el invento de Eva, no nos perdimos ni nos desviamos en ningún momento y cuando llegamos a la meta, nos desbordó la alegría con gritos, risas y aplausos de la organización y de compañeros que habían tenido que tirar la toalla.

La sexta etapa fue sin duda el momento mental más duro y en el que necesitamos tomar la decisión más importante de toda la aventura ya que los problemas eran mecánicos y no dependían de nosotras. Después de pasar toda la mañana parando cada 15 minutos para que el coche se enfriara, llegamos al primer control de sellado y allí estaba la carretera para que continuaran los averiados y la parte de desierto más amplia y larga de todas etapas, bastante más de 50km de navegación sin pista, con viento fuerte que levantaba arena y niebla y que no nos permitía ver el horizonte debido a las altas temperaturas, unos 50 grados. En estas condiciones de navegación libre y baja visibilidad no permitía ver las rodadas de otros coches que pudieran servir de guía y contar con ayuda en caso de avería. Estábamos totalmente solas en pleno desierto, con el coche averiado en condiciones extremas. Ante la pregunta ¿qué hacemos?, ¿seguimos adelante o tiramos la toalla? Nos miramos pensando que lo correcto era seguir por la carretera de averiados. En ese momento a Eva, le salió su nervio característico, sacó un trapo mojado con agua y cinta americana, lo enroscó en una parte del motor, que todavía no sabemos muy bien lo que era. Eva cerró el capó, se subió al coche, sin decir una palabra, arrancó y tiró hacia delante. Laura no respiró y cogió el libro de navegación, bajó la cabeza con máxima concentración y el silencio se hizo dentro del panda. Ahí nos sentimos Thelma y Louis. Tragamos saliva y no hablamos ni una sola palabra durante un rato. Con la máxima concentración y confianza puesta en la conducción de Eva ante las dificultades y los socavones inesperados del camino y escuchando el ruido del panda seguimos. Y Laura con la máxima concentración puesta sobre el 'road book' y la brújula para no equivocarse en la navegación. No sabíamos lo que nos depararía el destino pero algo nos hacía sentir que lo íbamos a conseguir. El coche milagrosamente se arregló con el invento de Eva, no nos perdimos ni nos desviamos en ningún momento y cuando llegamos a la meta, nos desbordó la alegría con gritos, risas y aplausos de la organización y de compañeros que habían tenido que tirar la toalla.
La sexta etapa fue sin duda el momento mental más duro y en el que necesitamos tomar la decisión más importante de toda la aventura ya que los problemas eran mecánicos y no dependían de nosotras. Después de pasar toda la mañana parando cada 15 minutos para que el coche se enfriara, llegamos al primer control de sellado y allí estaba la carretera para que continuaran los averiados y la parte de desierto más amplia y larga de todas etapas, bastante más de 50km de navegación sin pista, con viento fuerte que levantaba arena y niebla y que no nos permitía ver el horizonte debido a las altas temperaturas, unos 50 grados. En estas condiciones de navegación libre y baja visibilidad no permitía ver las rodadas de otros coches que pudieran servir de guía y contar con ayuda en caso de avería. Estábamos totalmente solas en pleno desierto, con el coche averiado en condiciones extremas. Ante la pregunta ¿qué hacemos?, ¿seguimos adelante o tiramos la toalla? Nos miramos pensando que lo correcto era seguir por la carretera de averiados. En ese momento a Eva, le salió su nervio característico, sacó un trapo mojado con agua y cinta americana, lo enroscó en una parte del motor, que todavía no sabemos muy bien lo que era. Eva cerró el capó, se subió al coche, sin decir una palabra, arrancó y tiró hacia delante. Laura no respiró y cogió el libro de navegación, bajó la cabeza con máxima concentración y el silencio se hizo dentro del panda. Ahí nos sentimos Thelma y Louis. Tragamos saliva y no hablamos ni una sola palabra durante un rato. Con la máxima concentración y confianza puesta en la conducción de Eva ante las dificultades y los socavones inesperados del camino y escuchando el ruido del panda seguimos. Y Laura con la máxima concentración puesta sobre el 'road book' y la brújula para no equivocarse en la navegación. No sabíamos lo que nos depararía el destino pero algo nos hacía sentir que lo íbamos a conseguir. El coche milagrosamente se arregló con el invento de Eva, no nos perdimos ni nos desviamos en ningún momento y cuando llegamos a la meta, nos desbordó la alegría con gritos, risas y aplausos de la organización y de compañeros que habían tenido que tirar la toalla.

Después de las dos etapas más duras, la organización nos confesó que cuando embarcamos en Almería pensaban que no íbamos a pasar de la primera etapa. Ante los buenos resultados que fuimos consiguiendo, daban el mérito al coche en lugar de reconocer que el mérito estaba en las manos de Eva al volante y de Laura con la navegación.

Después de las dos etapas más duras, la organización nos confesó que cuando embarcamos en Almería pensaban que no íbamos a pasar de la primera etapa. Ante los buenos resultados que fuimos consiguiendo, daban el mérito al coche en lugar de reconocer que el mérito estaba en las manos de Eva al volante y de Laura con la navegación.
Después de las dos etapas más duras, la organización nos confesó que cuando embarcamos en Almería pensaban que no íbamos a pasar de la primera etapa. Ante los buenos resultados que fuimos consiguiendo, daban el mérito al coche en lugar de reconocer que el mérito estaba en las manos de Eva al volante y de Laura con la navegación.

No sabemos cuántas veces pinchamos. Hemos perdido la cuenta. De lo que no nos olvidábamos era de echarnos crema solar para no quemarnos. Tuvimos la suerte de poder llevar productos de Cantabria Labs gracias a Val Díez, la directora general de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA). Cuando le dijimos que nos íbamos al desierto se puso inmediatamente en contacto con la empresa cántabra para que fuéramos protegidas.

No sabemos cuántas veces pinchamos. Hemos perdido la cuenta. De lo que no nos olvidábamos era de echarnos crema solar para no quemarnos. Tuvimos la suerte de poder llevar productos de Cantabria Labs gracias a Val Díez, la directora general de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA). Cuando le dijimos que nos íbamos al desierto se puso inmediatamente en contacto con la empresa cántabra para que fuéramos protegidas.
No sabemos cuántas veces pinchamos. Hemos perdido la cuenta. De lo que no nos olvidábamos era de echarnos crema solar para no quemarnos. Tuvimos la suerte de poder llevar productos de Cantabria Labs gracias a Val Díez, la directora general de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA). Cuando le dijimos que nos íbamos al desierto se puso inmediatamente en contacto con la empresa cántabra para que fuéramos protegidas.

No hemos ganado, nunca lo pensamos, pero si nos hemos superado día a día y 'La bola de fuego' ha dejado a Cantabria dignamente en una posición 75 de 180 en 4x4 y una 111 en la global, donde participantes expertos no han podido llegar.

No hemos ganado, nunca lo pensamos, pero si nos hemos superado día a día y 'La bola de fuego' ha dejado a Cantabria dignamente en una posición 75 de 180 en 4x4 y una 111 en la global, donde participantes expertos no han podido llegar.
No hemos ganado, nunca lo pensamos, pero si nos hemos superado día a día y 'La bola de fuego' ha dejado a Cantabria dignamente en una posición 75 de 180 en 4x4 y una 111 en la global, donde participantes expertos no han podido llegar.

Si Eva ha roto tantas ruedas y llantas ha sido por cómo se han tomado esta aventura. La organización y los mecánicos llamaban a nuestro panda 'La bola de fuego'. Estamos muy contentas por recibir las felicitaciones de todos los mecánicos y participantes.

Si Eva ha roto tantas ruedas y llantas ha sido por cómo se han tomado esta aventura. La organización y los mecánicos llamaban a nuestro panda 'La bola de fuego'. Estamos muy contentas por recibir las felicitaciones de todos los mecánicos y participantes.
Si Eva ha roto tantas ruedas y llantas ha sido por cómo se han tomado esta aventura. La organización y los mecánicos llamaban a nuestro panda 'La bola de fuego'. Estamos muy contentas por recibir las felicitaciones de todos los mecánicos y participantes.

Nos hemos tropezado con grandes obstáculos en el camino, como en la vida misma pero con esfuerzo, ilusión, equipo y valentía todo lo que realmente deseas en la vida se puede conseguir. Sólo hace falta arriesgarse e intentarlo. Y sí, ¡somos muy valientes! Esta experiencia nos ha servido para creer en nosotras mismas y darnos cuenta que lo imposible es posible.

Nos hemos tropezado con grandes obstáculos en el camino, como en la vida misma pero con esfuerzo, ilusión, equipo y valentía todo lo que realmente deseas en la vida se puede conseguir. Sólo hace falta arriesgarse e intentarlo. Y sí, ¡somos muy valientes! Esta experiencia nos ha servido para creer en nosotras mismas y darnos cuenta que lo imposible es posible.
Nos hemos tropezado con grandes obstáculos en el camino, como en la vida misma pero con esfuerzo, ilusión, equipo y valentía todo lo que realmente deseas en la vida se puede conseguir. Sólo hace falta arriesgarse e intentarlo. Y sí, ¡somos muy valientes! Esta experiencia nos ha servido para creer en nosotras mismas y darnos cuenta que lo imposible es posible.

Físicamente el peor momento fue en la quinta etapa. Cuando llevábamos unos 40 km de ruta se pinchó una rueda y nos dimos cuenta en ese momento que no nos habían reparado las que llevábamos de recambio. Pasaba por allí un local, Hassan, y Eva no dudó un momento en ir con él en su coche hacia el pueblo, que estaba a media hora, para reparar las ruedas. Mientras Laura se quedó con el coche y tuvo que esperar sola una hora y cuarto en mitad del desierto y bajo un sol de justicia. El termómetro marcaba 45 grados. Aprovechó a hacer el cálculo de los tiempos para la prueba especial de regularidad que teníamos todos los días con cronómetro. Finalmente nos salió muy bien. Perdimos una hora y media del tiempo que teníamos para realizar la ruta pero continuamos siempre con fuerza e ilusión.

Físicamente el peor momento fue en la quinta etapa. Cuando llevábamos unos 40 km de ruta se pinchó una rueda y nos dimos cuenta en ese momento que no nos habían reparado las que llevábamos de recambio. Pasaba por allí un local, Hassan, y Eva no dudó un momento en ir con él en su coche hacia el pueblo, que estaba a media hora, para reparar las ruedas. Mientras Laura se quedó con el coche y tuvo que esperar sola una hora y cuarto en mitad del desierto y bajo un sol de justicia. El termómetro marcaba 45 grados. Aprovechó a hacer el cálculo de los tiempos para la prueba especial de regularidad que teníamos todos los días con cronómetro. Finalmente nos salió muy bien. Perdimos una hora y media del tiempo que teníamos para realizar la ruta pero continuamos siempre con fuerza e ilusión.
Físicamente el peor momento fue en la quinta etapa. Cuando llevábamos unos 40 km de ruta se pinchó una rueda y nos dimos cuenta en ese momento que no nos habían reparado las que llevábamos de recambio. Pasaba por allí un local, Hassan, y Eva no dudó un momento en ir con él en su coche hacia el pueblo, que estaba a media hora, para reparar las ruedas. Mientras Laura se quedó con el coche y tuvo que esperar sola una hora y cuarto en mitad del desierto y bajo un sol de justicia. El termómetro marcaba 45 grados. Aprovechó a hacer el cálculo de los tiempos para la prueba especial de regularidad que teníamos todos los días con cronómetro. Finalmente nos salió muy bien. Perdimos una hora y media del tiempo que teníamos para realizar la ruta pero continuamos siempre con fuerza e ilusión.

Cuando estábamos a 500 metros de la meta, el coche se volvió a parar. Físicamente estábamos agotadas. Laura mareada por la tensión baja y Eva casi con lipotimia, con los labios bajos de color, náuseas y la cara pálida. Decidimos que Laura fuera corriendo a sellar. La percepción de Eva era que Laura no avanzaba y salió del coche y echó a correr medio desmayada gritando en medio del desierto: «¡Ya voy yooooo!». Logramos llegar a la meta, a pesar de todo, solamente 15 minutos tarde con una penalización en puntos que nos bajaría de posición ante los resultados conseguidos en las pruebas.

Cuando estábamos a 500 metros de la meta, el coche se volvió a parar. Físicamente estábamos agotadas. Laura mareada por la tensión baja y Eva casi con lipotimia, con los labios bajos de color, náuseas y la cara pálida. Decidimos que Laura fuera corriendo a sellar. La percepción de Eva era que Laura no avanzaba y salió del coche y echó a correr medio desmayada gritando en medio del desierto: «¡Ya voy yooooo!». Logramos llegar a la meta, a pesar de todo, solamente 15 minutos tarde con una penalización en puntos que nos bajaría de posición ante los resultados conseguidos en las pruebas.
Cuando estábamos a 500 metros de la meta, el coche se volvió a parar. Físicamente estábamos agotadas. Laura mareada por la tensión baja y Eva casi con lipotimia, con los labios bajos de color, náuseas y la cara pálida. Decidimos que Laura fuera corriendo a sellar. La percepción de Eva era que Laura no avanzaba y salió del coche y echó a correr medio desmayada gritando en medio del desierto: «¡Ya voy yooooo!». Logramos llegar a la meta, a pesar de todo, solamente 15 minutos tarde con una penalización en puntos que nos bajaría de posición ante los resultados conseguidos en las pruebas.

Durante todas las etapas disfrutamos del compañerismo de los participantes y nos ayudábamos unos a otros.

Durante todas las etapas disfrutamos del compañerismo de los participantes y nos ayudábamos unos a otros.
Durante todas las etapas disfrutamos del compañerismo de los participantes y nos ayudábamos unos a otros.

'La bola de fuego' ha dejado a Cantabria dignamente en 75ª posición de 180 en 4x4, y en la 111 de la global, donde participantes expertos no han podido llegar ya que tuvieron que retirarse.

'La bola de fuego' ha dejado a Cantabria dignamente en 75ª posición de 180 en 4x4, y en la 111 de la global, donde participantes expertos no han podido llegar ya que tuvieron que retirarse.
'La bola de fuego' ha dejado a Cantabria dignamente en 75ª posición de 180 en 4x4, y en la 111 de la global, donde participantes expertos no han podido llegar ya que tuvieron que retirarse.

Llegamos a Santander este domingo, día 7, poco después de las siete de la tarde y nos hicimos esta foto para dar fe que estábamos de vuelta. En diez días hemos recorrido más de 5.000 kilómetros. Hemos quedado en el puesto 75 en la categoría 4x4 y en el 101 de la general, donde están 5*2 que no tienen pruebas tan fuertes como las que hemos disputado en nuestra categoría. Estamos muy cansadas pero muy orgullosas.

Llegamos a Santander este domingo, día 7, poco después de las siete de la tarde y nos hicimos esta foto para dar fe que estábamos de vuelta. En diez días hemos recorrido más de 5.000 kilómetros. Hemos quedado en el puesto 75 en la categoría 4x4 y en el 101 de la general, donde están 5*2 que no tienen pruebas tan fuertes como las que hemos disputado en nuestra categoría. Estamos muy cansadas pero muy orgullosas.
Llegamos a Santander este domingo, día 7, poco después de las siete de la tarde y nos hicimos esta foto para dar fe que estábamos de vuelta. En diez días hemos recorrido más de 5.000 kilómetros. Hemos quedado en el puesto 75 en la categoría 4x4 y en el 101 de la general, donde están 5*2 que no tienen pruebas tan fuertes como las que hemos disputado en nuestra categoría. Estamos muy cansadas pero muy orgullosas.

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