José Luis Gómez: «Vale la pena esforzarse por entender a un animal»

-¿Quién es Simba?

-Simba es un dálmata de peluche que unos buenos amigos me regalaron allá por mayo y que un día soleado de julio cobró vida, bajó de la estantería en la que lo había colocado, se vino a pasear al Sardinero y ya no ha querido volver a subirse nunca más.

-¿Ha tenido perros antes?

-¿Que si he tenido? ¡Buf! Yo he tenido mastines, border collies, pastores alemanes, fox terriers, perros de aguas...

-¿Está haciendo un máster en etología canina?

-¡Qué va! Me gustan los perros, pero no hasta ese extremo. Aunque con un dálmata en casa igual me apunto a uno.

-No estará pensando en hacerse un abrigo, ¿verdad?

-¿Pero quién se cree que soy? ¿Le parezco Cruella de Ville? No, no. La piel de Simba está bien donde está.

-Se dice del dálmata que es un perro elegante...

-...Elegante y un poco chulo, porque, éste, cada vez que salimos a la calle y se cruza con una perra que le gusta mucho se yergue y crece como dos centímetros, oiga...

-...Un perro complejo...

-...Bueno, he oído y he leído que tiene un carácter difícil, sí, pero no es el caso de Simba. Aunque vivimos juntos desde hace solo unos cuantos meses, el perro ya tiene siete años y ha pasado por un aprendizaje. Sólo lo pasamos mal cuando él trata de decirme algo y yo no le acabo de entender...

-...Y un perro de película.

-De una fantástica película que no descarto volver a ver con Simba en mi regazo.

-Pues como vean juntos la versión moderna igual se rompe el hechizo.

-¡Ah, no! Pondré la original.

-En nuestra primera conversación usted me dijo: «Yo no sabía nada sobre dálmatas. Lo único que sabía es que ese animal necesitaba un amo y que yo estaba dispuesto a aprender lo que fuera.

-Eso le dije, sí.

-¿Y ha tenido que aprender mucho?

-He tenido que aprender qué es lo que quiere decirme cuando me mira, que no es poco siendo un dálmata.

-¿Cree que ha valido la pena el esfuerzo?

-Esforzarse por entender a un animal siempre vale la pena. Es lo menos que puedes hacer cuando la otra parte, o sea, él, pone todo su interés por intentar entenderte a ti.

-¿Ha oído hablar de la sonrisa del dálmata?

-¡Claro, hombre! Es una peculiaridad exclusiva de esta raza. Se pueden reír.

-¿Y al suyo qué le hace gracia?

-Le diré qué no le hace gracia. Ni los petardos ni los niños gritones.

-Cuéntele que el primer hombre transespecie asegura que es un cachorro de dálmata. Verá cómo se troncha.

-¿Me lo está diciendo en serio? ¡Espero no acabar así!