Javier Peña Ruiz-Capillas: «Zyfa es mis ojos, mi luz en la oscuridad»
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El empresario cántabro Javier Peña Ruiz-Capillas acaba de publicar 'Emociones de un binomio', extraídas de la relación entre un invidente y su perro-guía y depositadas con ternura en un libro de gran valor pedagógico. El invidente es él, abocado a las tinieblas ... a los 42 años. Y el perro-guía es Gaynor, que no sólo le rescató de la noche sino que, además, le dio argumentos para hacerse escritor antes de traspasarle el arnés a su relevo, Zyfa.
(Torrelavega, 1951) es empresario. Jubilado de la ONCE, es autor del libro 'Emociones de un Binomio', un conmovedor relato sobre su experiencia vital con Gaynor, su segundo perro-guía.
Animal:
Perro.
-¿Quién es Zyfa?
-Es un miembro más de la familia que, como tal, tiene sus derechos y sus obligaciones. Una perra buena y trabajadora con la que me entiendo bien a pesar de que ella no habla y yo no la veo.
-¿Su faro en la noche?
-Mis ojos. Mi luz en la oscuridad.
-Usted es el autor del libro 'Emociones de un binomio', una obra conmovedora en la que narra el vínculo afectivo que mantuvo con uno de sus perros-guía.
-Con el segundo, Gaynor, sí. He querido resaltar la figura del perro-guía, su importancia para las personas invidentes, y, a la vez, honrarle debidamente por su excelente trabajo durante los diez años en los que me ha acompañado hasta su 'jubilación'.
-Entonces, más que un libro, ¿es un homenaje?
-Pero un homenaje a Gaynor que no podría hacer extensivo a todos mis perros-guía sino a ese en particular.
-¿Por qué?
-Pues mire. Del primero, Gresy, no podría escribir gran cosa porque no nos llevábamos bien. Era bastante desobediente. Y del tercero, Zyfa, aún no rellenaría un fascículo.
-De manera que Gaynor fue 'el niño de sus ojos'.
-Aportó claridad a mi vida.
-Ya, y usted se lo pagó dejándole tirado en un bar.
-Jajaja. Todavía hoy me río cuando pienso en lo que pasó. Aquella fue una anécdota muy divertida.
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-Pues cuéntela y así nos reímos todos.
-Pues nada, que un mediodía quedé con unos amigos en un bar y cuando me marché me olvidé al perro dentro del local. Me tuvo que avisar el camarero, que debió pensar que lo llevaba para vacilar.
-¿Y el perro?
-¿Gaynor? ¡Se había quedado dormido!
-Menudo binomio, sí.
-Ya luego tuvimos una charleta y le advertí de que en los bares no se podía echar a dormir, porque uno se toma un par de vinos... y ya sabe lo que pasa. Se despista.
-¿Ha oído hablar del Diario de un perro-guía?
-No.
-En un momento del relato, Jazz, el perro protagonista, dice: 'cruzo los pasos de peatones para intentar que mi dueño me dure más'.
-Yo a los dos que he jubilado les he percibido muy felices cuando estaban trabajando. Claro que eso no quiere decir que, después de casi diez años, para ellos no haya sido un alivio quitarse al jefe de encima. Jajaja.
-¿Su ceguera ha cambiado su percepción de los animales?
-Mi ceguera ha cambiado mi percepción de los animales, de las personas y de las cosas, a las que ahora aprecio más aunque solo las 'vea' con las yemas de los dedos.
-El Congreso ha aprobado una reforma de la ley para que los animales dejen de ser 'cosas'. ¿Qué opina?
-Que ya estaban tardando.
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