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El poder de las trenzas mágicas
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La joven estudiante Eva Díaz publica su primer cuento y encuentra en la escritura un estímulo para vencer las secuelas de una dura enfermedadEva Díaz, de diez años y residente en Santa María de Cayón, ha publicado su primer cuento, 'Tresinda, la niña de las trenzas mágicas', a la venta en la librería Gil de Santander. Desde muy pequeña ha tenido un mundo interior creativo y poético, pero, sobre todo, ha desarrollado este talento para vencer miedos y superar las secuelas de una dura enfermedad. A principios de este año le diagnosticaron un tumor en el cerebelo y en marzo se sometió a una cirugía para extirparlo. En todo este tiempo, la escritura le ha servido de estímulo para recuperar su expresión oral y psicomotricidad, dos aspectos que se vieron alterados en el postoperatorio.
Tresinda es la protagonista del cuento, una niña que tiene unas trenzas extrañas. Acude al 'médico del pelo', donde le diagnostican que esas largas trenzas tan peculiares, recubiertas de purpurina, no se las debe cortar nunca porque son mágicas y con ellas consigue tres cosas: comer siempre lo que quiera, transformarse en la personas que desee y desplazarse a cualquier lugar que imagine. Tres poderes que Eva, la joven escritora del texto y una brillante estudiante, desearía tener.
«Me gustaría poder hacer magia para elegir dónde estar, y con solo un gesto, saltar de un sitio a otro», explica Eva, que ya está escribiendo la segunda parte del cuento, que tendrá como protagonista a la hermana de Tresinda, Caríope. A través de las letras, se evade de sus males, entre ellos la cama del hospital en el que permaneció once días ingresada, cuatro de ellos en la UCI.
Sus textos son igualmente una vía de escape para expresar sus sentimientos. En otro de sus relatos titulado 'Un árbol de hoja de pluma, verde' manifiesta a través de Max, la joven protagonista, su sensación de encontrarse en «un oscuro agujero, un mundo desconocido, lleno de monstruos y peligros» de donde, finalmente, logrará escapar. «Max se despierta en una cama, junto a su madre, que le dice que el peligro ha pasado. Enhorabuena por haber sobrevivido a todos los retos».
La madre de Eva, Nelly Sánchez, siempre está junto a ella. «Desde los dos años me sorprendía su gran imaginación. Le gustaba construir con sus manos, utilizando trozos de cartón, sus propios juegos, como aquel 'Gira-pies' que te inventaste, ¿te acuerdas, Eva? Sólo tenías cuatro años cuando jugabas orgullosa de tu nuevo invento».
El diagnóstico de la enfermedad de Eva llegó en 2019, «el año de su primera comunión», señala su madre. «Fue un hallazgo casual, en un control rutinario, donde vieron que tenía en el cerebelo un tumor que había que extirpar. Afortunadamente ha sido de bajo grado, es decir, benigno, y Eva podrá ir, poco a poco, espaciando el tratamiento», celebra Nelly.
Tras la operación en la cabeza, Eva se ha enfrentado a un duro postoperatorio para recuperar la expresión oral, ya que le ha quedado el habla ralentizada, y le falla el equilibrio al desplazarse. «Han sido unos meses muy duros para Eva, de dolor físico y de sacrificio, compaginando el trabajo de la rehabilitación con los deberes del colegio para no perder el curso, que logró sacar con éxito. Casi todo, sobresalientes y notables», destaca su madre. Es estudiante de 6º de Primaria en el colegio Gerardo Diego de Santa María de Cayón. Sus compañeros han leído el libro y «les ha gustado», comenta la niña con timidez.
A los siete años «en un momento de inspiración y de golpe», Eva escribió el cuento de 'Tresinda' y se lo dedicó a Antonio Santiago Pedraz, al frente de ELE Equipo La Escuela, un espacio de Argomilla de Cayón donde niños con diferentes dificultades reciben apoyos para evolucionar en sus habilidades sociales.
Cuando Antonio tuvo el cuento en sus manos percibió que era especial. «Te mete de lleno en un mundo de fantasía infantil y logró emocionarme», explica. «Lo compartí con más gente para ver si tenían la misma impresión, entre ellos, con el escritor Fernando Zamanillo. Todos coincidieron en que Eva tenía talento para la escritura», confiesa.
Entonces surgió la idea de coordinar a varios profesionales para editar el cuento, que ha sido ilustrado por la artista valenciana Inma Peiro, de manera altruista. Además, la edición ha contado con fondos del Ayuntamiento de Santa María de Cayón y de la Fundación La Caixa.
En todo este tiempo, Antonio ha animado a Eva a continuar escribiendo como una herramienta terapéutica. «Siempre digo que un ordenador con la tapa bajada no sirve de nada y un don que no se practica, tampoco. Por eso, le he sugerido que lleve un diario donde anotar sus ideas para nuevas historias y que las escriba».
El avance de Eva ha sido notable en su paso por esta escuela, donde, «sobre todo, intentamos que tenga estímulos que la despierten de ese letargo que la tiene como robotizada. Es una chica brillante y queremos que venza todos los obstáculos».
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