El estilo de los setenta vuelve con fuerza en la decoración de las casas

Las casas de 2024 reflejarán una estética más setentera, con muebles de líneas curvas, terciopelos, tonos ocre, detalles en cromado y piezas vintage con personalidad. También se llevarán mucho las viviendas con un estilo clásico, pero renovado. «El ejemplo podría ser el ático de Tamara Falcó, en el que se ha recreado una atmósfera casi palaciega con toques modernos. El estilo nos puede gustar más o menos, pero es una vivienda que responde muy bien a esta tendencia de nuevo lujo de la que hablamos y que viene muy fuerte este año. Materiales nobles, mucha piedra natural, mármoles, molduras, maderas en espiga, carpinterías muy trabajadas con marcos gruesos, muebles a medida y obras de arte con mucha presencia», argumenta la conocida interiorista.

Otra de las tendencias que veremos en los próximos meses es lo que se conoce como estilo ascético. Es decir, huir de las modas y crear una especie de marca personal en la que los gustos del propietario queden reflejados en el interiorismo. «Se trata de espacios bonitos, pero muy diferentes estéticamente a lo que estamos acostumbrados a ver porque no siguen un estilo concreto. Este tipo de casas suelen plasmar la personalidad del inquilino y también sus vivencias a través de muebles y piezas muy particulares», añade Natalia Zubizarreta, que desgrana las claves de las tendencias en interiorismo de este 2024.

Explica la decoradora que este año vienen con mucha fuerza los materiales naturales como el travertino, que no solo veremos en suelos, cocinas y baños sino que también tendrá mucho protagonismo en la decoración, con piezas de mobiliario de gran tamaño como mesas de comedor o muebles auxiliares. El mármol también ocupará un lugar destacado en el interiorismo de las viviendas junto con la madera, que aporta el contrapunto de calidez. «Y, ojo, porque vuelve el gotelé, pero no el que todos tenemos en la cabeza. Este año veremos muchas paredes con texturas», avanza Natalia Zubizarreta.

La tendencia más destacada desde el punto de vista del mobiliario son los muebles con formas curvas. Lo podemos ver en mesas, butacas, sofás, aparadores, espejos, cabeceros... Las líneas rectas dan paso a formas más sinuosas que recuerdan mucho a la estética de los años 70.

Las piezas especiales, con un punto vintage, ayudarán a recrear esa atmósfera acogedora pero diferente tan de moda esta temporada. «Puede ser desde un mueble antiguo que hemos recuperado y actualizado a una lámpara con mucha presencia o una pieza con detalles cromados. La idea es darle un toque personal al espacio sin que nos canse», aconseja la interiorista.

Al igual que ocurre con los materiales, los colores de moda también se inspiran en la naturaleza. Los tonos tierra, con el terracota y el caldera a la cabeza, y toda la gama de los crudos no solo los veremos en paredes y techos sino también en muebles y textiles.

«Se van a llevar mucho los espacios monocromáticos, incluso en las cocinas. Por ejemplo, mobiliario, encimera y entrepaño del mismo tono y en una única pared». Otro de los colores de esta temporada va a ser el rosa, pero no el clásico rosa bebé sino el empolvado, más discreto y elegante. Los ocres y, sobre todo, la gama de los verdes también pegarán con fuerza.

Vuelve el 'gotelé' y también los volantes. «En cojines, cortinas, colchas, pantallas... Se trata de un estilo un tanto ñoño, pero no deja de ser una de las tendencias de esta temporada, en la que también van a estar muy de moda los textiles con efecto arrugado, tipo bambula».

En cuanto a los estampados, nos vamos a cansar de ver rayas. «Van a estar por todas partes (en papeles, cabeceros, tapizados, cojines, toallas...) y en diferentes versiones: más finas, más anchas, combinadas», apunta la interiorista vizcaína, que también destaca la tendencia de telas con mucha presencia como es el caso del terciopelo.

El concepto abierto, tan famoso en los programas de decoración americanos, tardó en calar en nuestra mentalidad, pero no cabe duda que ha venido para quedarse. «La distribución de las casas es cada vez más flexible para poder adaptarse a la rutina de cada propietario.

No es lo mismo organizar una casa para una familia con tres niños pequeños, que para un matrimonio jubilado que cuida de sus nietos algunas tardes o una persona que vive sola en un pequeño apartamento y teletrabaja los cinco días de la semana. Los espacios tienen que ser versátiles para adaptarse a las necesidades de cada familia y no al revés», apunta Natalia Zubizarreta.

Una misma habitación puede servir para trabajar, hacer yoga o como cuarto de invitados con la distribución y el mobiliario adecuado. Los cierres acristalados entre la cocina y el salón también ayudan a conseguir esa sensación de amplitud y continuidad tan de moda sin perder la independencia de cada espacio, una opción cada vez más demandada en interiorismo, sobre todo en viviendas de mayor tamaño.

Las cocinas se han convertido en el centro de la casa, especialmente desde que se han abierto al salón y comparten espacio. La estética de esta parte de la vivienda es cada vez más importante porque está a la vista, lo que hace que se arriesgue más no solo en su decoración (lámparas con mucha personalidad, puertas, tiradores y grifería diferentes...) sino también en el color del mobiliario (el verde triunfa) o en su distribución (en bloque, sin armarios altos...).

Las islas, encimeras y entrepaños adquieren mucho protagonismo este año con diseños más llamativos que rompen con la tendencia de cocinas solo blancas que tanto se han llevado en temporadas anteriores. El cambio no es solo estético sino también de concepto. Las nuevas cocinas están hechas para el disfrute con zona de desayuno, rincón para el café o para compartir con los amigos. En cuanto a los suelos, veremos mucho diseño en damero blanco y negro.

Otra de las tendencias que cobra más fuerza cada año es la de poner la lavadora fuera de la cocina. «Cuando no hay espacio suficiente para hacer un lavadero completo con secadora y zona de plancha, se suele aprovechar cualquier hueco (en una zona de paso, entre dos habitaciones...) para instalar ahí los electrodomésticos de la colada».

La tendencia en baños sigue la misma línea que las cocinas, con un concepto más hedonista. «El cuarto de baño se entiende como un espacio de bienestar, al más puro estilo spa. De ahí que que tanto la distribución como el mobiliario y los materiales estén pensados para su disfrute. Mármol, piedra natural, maderas, azulejos artesanales, griferías muy especiales...»

En el dormitorio se van a llevar los cabeceros muy grandes, tipo hindú y se va a dar mucha importancia a la zona de los pies de la cama.