María Pombo enseña su casoplón de Cantabria

Lo ha hecho en su perfil de Instagram, al más puro estilo '¿Quién vive ahí?'. Alguien llama a la puerta, la pareja les hace pasar y la cámara les va siguiendo por cada estancia. Nada más entrar, se accede a un majestuoso salón en el que predominan el blanco, el verde y los acabados en madera. Para darle personalidad a la casa, han optado por cuadros grandes y coloridos, además de diferentes estampados en sofás y manteles. «Una cosa que me gusta mucho es que hemos reutilizado los muebles de nuestra antigua casa de Madrid», explica la influencer.

Después está la cocina, «mi parte favorita», confiesa ella. Los tonos se repiten: blanco, verde y madera. Los suelos, con mosaicos de cerámica, «porque quería algo especial», cuenta María. Uno de los elementos más importantes está fuera de la casa, en el jardín. Se trata de un olivo en el que «vamos a hacer el ritual», dice Pablo. Se refiere a una tradición de la familia Pombo que consiste en que una vez al año abrazan el mismo olivo milenario para pedir suerte, salud y buenos deseos. Un rito que no se pierden nunca y que ahora podrán hacer en su propio jardín.

Después están los espacios pensados para sus dos pequeños, Martín y Vega, y para sus primas, hijas de Marta Pombo: Matilda y las mellizas Candela y María, que nacerán a finales de septiembre. La primera habitación tiene dos literas y es «lo que siempre hubiésemos soñado todos de pequeños para dormir con nuestros primos».

Dos habitaciones de invitados, con papel de flores, a conjunto con las cortinas. Al lado, el cuarto de sus dos hijos. «Estuvimos horas escogiendo tejidos y colores», dicen. Por último, el cuarto de la pareja: «que me parece un sueño. Me recuerda a un safari en África». Además de las habitaciones, la propiedad cántabra se caracteriza por el inmenso jardín, «más verde que el Bernabéu», con piscina y un porche en el que esperan hacer muchas cenas y comidas con los suyos.