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Cuando alguien dice que va a casa de Patrito a comer, casi nadie necesita la dirección. Son muchos los amigos que saben que la casa de Patrito Garnica está en Suesa. La compró hace más de 50 años, cuando solo era una vieja cuadra. Con su buen gusto y tesón, la convirtió, junto a artesanos de la región, en un lugar singular, algo mágico. Por entonces también comenzaba con la primera escuela de cocina de la región, Ajedrea, casi a la vez que se creaba la Escuela Las Carolinas a finales de los 70, principios de los 80. La escuela derivó en un catering y ahora, como ella dice, «ya solo cocino por placer y para mi familia y amigos».
Por ello, tras un portalón de piedra, cubierto de enredadera, que da paso a un patio, que sirve de distribuidor entre la casa y el jardín, no es de extrañar ver desplegadas mesas bonitas, vestidas con sus mantelerías, bandejas de plata, con salseras de porcelana, o centros con flores, recogidas por la propia Patrito. Entre sus recetas, las de toda la vida: merluza rellena o 'roast beef' con huevo hilado, y de postre, merengue al horno o tarta de limón.
Algo que lleva muy dentro, tanto como la cocina, es el gusto por el arte y la música clásica. Esta es la razón de que en sus veladas, la gastronomía vaya de la mano de algún concierto de música clásica, ya sea de un pianista, cantante de ópera o un violonchelista.
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Daniel Pedriza
Otro de los tesoros de esta casa es su hija Arantxa Hergueta. Tras estudiar Historia del Arte, se dedicó a la restauración de muebles y, después, a pintarlos (con pan de oro, pátinas, imitación de materiales, envejecimiento, etc.). Pero con la crisis, en 2008 se reinventó y comenzó a especializarse en espejos envejecidos y antiguos, tanto en la técnica para darles esa pátina antigua como en su restauración. Cuando estudiaba en París, tuvo la oportunidad de visitar los Châteaux de la Loire y fue ahí cuando comenzó su amor por lo que ella denomina «la estética de palacio abandonado».
Cada espejo está hecho a mano, lo que hace que cada pieza sea única y personalizada. Hoy es una reconocida experta, requerida tanto por Patrimonio Nacional como por particulares, para sus palacios o propiedades con años de historia, tanto en España como en Bostón (EEUU) o París (Francia).
Su taller principal está en Madrid, pero dada su estrecha relación con la interiorista cántabra Memi Escárzaga, no duda en venir cada vez que esta le hace un encargo y entonces, despliega su magia en el pequeño taller que tiene en el jardín de casa de su madre, en Suesa.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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