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Fachada de entrada a la casa-palacio de la familia Aldecoa, en Mazcuerras. Dani Pedriza

DLujo entra en la que fuera la casa-palacio de la escritora Josefina Aldecoa, en Mazcuerras

'Las Magnolias' es una casona de arquitectura típica indiana y su jardín, reformado y cuidado por su yerno, guarda tesoros, como unas esculturas del siglo XIX de la firma francesa Villeroy&Bosh

Mariana Cores

Santander

Domingo, 14 de mayo 2023, 07:49

El Palacio de Las Magnolias es una casona indiana levantada en 1882 en Mazcuerras, en cuyo interior y jardín se han vivido momentos muy singulares de la historia. Empezando porque fue inaugurada por el rey Alfonso XII y fue un lugar donde pasaron parte de sus veranos en el norte sus hermanas, las infantas Eulalia y Paz, junto a su madre, Isabel II. En una época más cercana, hace más de 50 años, sirvió de refugio e inspiración para la escritora Josefina Aldecoa, quien convirtió esta casa-palacio en un lugar de encuentro y tertulias de personajes ilustres de la cultura del siglo XX, como Picasso. Su hija Susana y su yerno, Isaac Escalante, paisajista responsable de recuperar y mantener el jardín, abren las puertas de su casa a DLujo para compartir su belleza, donde la escritora encontró su «lugar en el mundo», como ella afirmaba. Silvia Hengstenberg, copropietaria de la inmobiliaria boutique The Sibarist, nos hace de Cicerone, junto a Escalante.

Levantada en 1882 por Pedro Fernández Campa (indiano que hizo su fortuna en Cuba), quien llegó a ser diputado provincial y amigo del Marqués de Comillas, el palacio se convirtió en punto de encuentro de la nobleza de finales del siglo XIX.

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En sus jardines se instalaron grandes pajareras, donde lucían pájaros exóticos, palmeras por doquier y hasta un vivero de orquídeas, que florecían ayudadas por un sistema de calefacción. El agua es otro elemento importante, ya que hace de hilo conductor y de unión entre las diferentes fuentes, el invernadero, una pequeña cascada y un riachuelo que recorre la finca.

Desde su construcción, el palacete ha pasado por diferentes manos, como la de Isabel Mac Lennan, cuya familia llegó a España procedente de Inglaterra a finales del siglo XIX para construir el ferrocarril Alar del Rey-Santander y que finalmente se convirtió en una de los principales propietarias de minas en Vizcaya y Santander.

Fue en 1975 cuando Josefina Aldecoa adquirió la propiedad, buscando algo distinto a Ibiza, lugar en el que había pasado los últimos veranos. La singularidad de la arquitectura de la casa y el paisajismo inglés afrancesado, con artificios de agua renacentistas del jardín, que cuentan con esculturas del siglo XIX de la firma francesa Villeroy&Bosh, la conquistaron. Tanto que, en las antiguas cocheras, reconvertidas en una casa de invitados, en su planta baja, la artista, además de pintar, escribió gran parte de su obra, como 'Historia de una maestra', 'Porque éramos jóvenes' o 'La enredadera', inspirada, precisamente, en la buganvilla que cubre la fachada.

En su interior, impresionantes molduras en los techos; una biblioteca de estilo neogótico, hecha a medida por unos artesanos llegados desde Francia, con roble americano; o un buró-escritorio Biedermeier, del siglo XIX, hecho con palma de caoba, que es una pieza única. En cuanto a la decoración, tanto en los salones como en sus cuatro dormitorios con sus cuatro baños, recuerda a las casas de campo inglesas.

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