La casa de Carriazo que Memi Escárzaga llenó de elegancia

Memi Escárzaga ve la vida a través de los espacios, de la iluminación, los materiales, de las telas... Tiene un don, el de poder transformar lo aburrido o derruido en un lugar en el que la mayoría nos quedaríamos a vivir. Con poco más de veinte años decoró su primera casa. Después, la vida le llevó por otros derroteros. Pero el interiorismo siempre estuvo ahí, a la espera de que le dieran otra oportunidad. Y así, volvió. Hoy dirige el Estudio ME, que no solo se encarga del interiorismo, sino también de la gestión de obras.

Como reconoció a este periódico, su pasión por la decoración le viene «de pequeñita. En casa siempre se le dio importancia». Recuerda con cariño cómo Paco Muñoz, «el que fuera el mejor decorador de España, con repercusión internacional», hizo la casa de sus padres. «Me fascinaba ver cómo trabajaba. Sus dibujos a mano alzada eran algo mágico».

La casa que visita hoy DLujo está situada en Carriazo. Cuando los dueños llamaron a Memi, estaban un tanto desesperados, necesitaban ayuda. Tenían el proyecto de arquitectura y ella se encargó de darle su estilo.

Lo que hace distinto a la estructura de esta casa, de tres habitaciones, tres baños y un aseo, es la altura de su techo, que recuerda al de una nave, con sus vigas de madera, pintadas en blanco. Aquí Memi, que en este reportaje está acompañada por Paz Palacios, también interiorista y miembro de su equipo, le dio suma importancia a la iluminación, «una casa puede cambiar por completo solo con poner una buena iluminación».

El microcemento está muy presente en la casa. Las interioristas lo utilizaron para el suelo, paredes y mueble del baño principal, además de en la isla de la cocina. Todo ello tintado en un tono blanco roto, que se funde con el de las baldosas cerámicas de gran formato de los suelos de la casa. De la isla, Memi destaca un detalle especial: «Para la superficie reciclamos unos azulejos hidráulicos de la abuela de la dueña, que trajo desde Valencia. Es un recuerdo bonito, además de hacerla más original».

Para el salón, Memi encargó unos sofás belgas «que no pueden ser más cómodos» y, para el zócalo del aseo de invitados, «utilizamos una rafia argentina, de fantástica calidad».

Los detalles especiales no acaban aquí. Las piedras que rodean la piscina del jardín fueron sacadas de la misma cantera con las que se construyó la Catedral de Burgos. La interiorista cuenta que, cuando el edificio de la Diputación de Burgos (construido con esa misma piedra), tuvo que ser remodelado para mejorar su accesibilidad, «di con la persona que se quedó con esas piedras. Son fantásticas, pero ya he utilizado las últimas».

Los exteriores también son un punto fuerte de Memi. Su buen gusto y amor por los jardines le hicieron ir aprendiendo de manera autodidacta y hoy también participa en sus diseños. Dentro de estos, los porches cobran un lugar muy especial, pero volviendo a la importancia que le da a la luz, algo que le preocupa «es que estos pueden convertirse en un impedimento para que claridad entre en las casas». Para evitar que esto ocurra, ella opta por techarlos con cristal, de manera que la luz pase sin restricciones «y para los días de mucho sol, se ponen uno toldos, que se pueden recoger a través de unos carriles, como en este porche de Carriazo», explica. Los butacones de mimbre belga «son estupendos para dormir una siesta, por lo bien que te sientes en ellos. La bancada, la hicimos de obra y la cubrimos con una colchoneta». Paz anima a ser «atrevidos con las telas del jardín o del porche. Mezclar rayas con flores, por ejemplo. Estos están elaborados con unas telas extraordinarias, pensadas en los exteriores».

Sofás de belgas, rafia argentina de gran calidad, sillas de comedor de bambú, paredes forradas de madera recuperada. Memi y su equipo recorren el mundo el entero (a través de internet y de sus viajes) en busca de las piezas que harán única cada casa.

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