Secciones
Servicios
Destacamos
Hace 50 años que Alfredo Piris ve el mundo a través de sus vidrieras. Este oficio, «que requiere mucha vocación», le llegó por casualidad, «porque en algo había que trabajar», confiesa. Él empezó en una empresa de esmaltes en Santander. El siguiente paso fue el vidrio, al descubrir «que tienen muchas cosas en común». Y así fue como empezó a trabajar y a formarse en este arte, al lado de «grandes maestros, de los de antes, como Luis Bada, un gran vidriero de León, y con Echeverría, que era descendiente de la saga Maumejean». También pasó tiempo en Francia, donde «tuve la oportunidad de estudiar con gente que se encargaba de la conservación del patrimonio francés, en Chartes, en Colonia...».
Comenzó con un taller en Santander, pero hace 30 años que se instaló en Pámanes, donde también tiene su casa. Ha hecho intervenciones en 76 iglesias y ha creado más 400 vidrieras nuevas. Ha trabajado obras del patrimonio de toda toda España y fuera de nuestras fronteras, en América y Europa. Es uno de los últimos maestros vidrieros que quedan en el territorio nacional y está apunto de jubilarse.
Pero ante el ingente patrimonio de vidrieras que existe, se pregunta cómo las administraciones no invierten en formar a las nuevas generaciones en este arte, «vamos a tener un problema y no dentro de mucho. Pero también pasa lo mismo con otros oficios, como ebanistas, por ejemplo», advierte.
El continuará viendo la vida a través de las vidrieras, ya que en un apartamento que ha construido en su propia casa, junto al taller, da cursos a personas de todo el mundo y su próximo reto es crear un museo de las vidrieras.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.