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Vista del salón, con las vigas de madera a la vista y el pasillo, que conduce a la cocina.
Los sofás del salón, en tercipielo, fueron hechos a medida por un tapicero de Santander. La mesa de centro, de hierro, fue comprada en la tienda de decoración Becara, de Madrid.
Sobre uno de los sofás, colección de cuadros y dos espejos con cornucopia.
Talla del Santo Antonio, del siglo XVIII, regalo de la suegra de la propietaria.
Zona de estar, con chimena de acero conten, de color óxido, adquirida en un anticuario de Londres, y una alfombra traida de Turquía.
Colección de botelleros de cristal, que fueron adquiridos en distintos viajes y anticuarios de la propietaria de la casa, junto a un busto realizado por su marido, escultor.
Uno de los dos casetones que se sacaron tras la reforma del piso, que la propietaria llenó de plantas.
En uno de los espacios más bajos del salón se colocó un pequeño estanque, con agua que sale de la boca de los peces de madera. En la pajarera de anticuario, se metió una colección de pájaros de porcelana, heredados.
Entrada de la casa, con la escalera que da a la suite de la segunda planta. Sobre la consola de la derecha, dos jarrones con pie de plata y un cuadro con la imagen de la Divina Pastora.
Vista desde la zona de estar de la suite de la segunda planta, desde la que se ve el salón. La lámpara es de hierro, adquirida en la tienda Becara, de Madrid.
Zona de estar de la suite, con butacas de herencia, que fueron restauradas por un tapicero de Santander.
Dormitorio de la suite, con el vestidor y cuarto de baño a la izquierda.
Dormitorio principal, con doble altura en el techo y el cuarto de baño al fondo. Las lámparas se adquirieron en el rastro de Madrid y las mesitas de noche son de herencia.
Dormitorio de invitados, con cabeceros de hierro de herencia, mesita forrada por la propietaria con estampitas y papel pintado con motivos de pájaros, de Coordonné, al igual que su cuarto de baño.
Zona de la cocina diseñada por Manolo Gestera, con muebles modernos e isla de Silestone, en blanco.
La zona de la cocina se instaló a la izquierda, mientras que el comedor se colocó a la derecha, a la entrada de la estancia, con una lámpara de cristal de lágrimas sobre la mesa.
El mueble aparador es de madera de caoba. La propietaria mandó quitar el barniz oscuro, que fue sustituido por una pintura gris clara y su interior fue tapizado e iluminado.
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