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Vista de la casa, rodeada de macizos de hortensias. Daniel Pedriza

Peñas Blancas, la casa que González de Riancho hizo a semejanza del Palacio de la Magdalena

En la finca de Miengo, sus dueños cultivan flores, tanto en invernaderos como al aire libre, de manera profesional, de 200 especies diferentes, lo que les permite tener material durante todo el año

Mariana Cores

Santander

Domingo, 9 de julio 2023, 07:55

Tras pasar las puertas de hierro y recorrer un camino flanqueado por tilos centenarios, como si de un ejército se tratara, sobre un montículo de tierra cubierto de hierba, a modo de manto, y de hortensias, se eleva una casa que recuerda tanto al Palacio de la Magdalena que hay que mirar dos veces. Se trata de Peñas Blancas, situada en Miengo. El parecido tan sorprendente tiene su explicación en que ambas construcciones comparten arquitecto: Javier González de Riancho, coautor con Gonzalo Bringas del palacio que Santander regaló a Alfonso XIII y a su familia para veranear en Santander.

De estilo pintoresco inglés, fue construida en 1912, a la par que el Palacio de la Magdalena, y se inauguró al año siguiente. Ambos edificios están creados con los mismos materiales, razón que explica que se pueda encontrar cierta similitud entre el estilo de ambos. Está formado por diferentes volúmenes prismáticos y miradores poligonales, con tejados de vertientes muy inclinadas.

La vivienda fue mandada construir por José Ramón Gutiérrez Bravo, un cubano de nacimiento, aunque su familia descendía de Mogro, para él y su esposa, Amparo De Vial del Diestro, como casa familiar.

La finca Peñas Blancas ha pasado de generación en generación, siempre dentro de la misma familia. La que actualmente ocupa la casa, se trasladó desde Madrid hace más de 30 años. En aquel momento, el objetivo, como cuenta uno de sus moradores, Manolo Cardeñoso, era «buscar algo con lo que hacer que la finca fuera sostenible económicamente».

Reconoce que los inicios «fueron muy duros. Cuando llegamos, toda la finca estaba cubierta de maleza y de unos eucaliptos de más de 20 metros de alto, que daban miedo». Pero a pesar de las dificultades, no se rindieron. «Apostamos por plantar y por dar a la tierra su protagonismo», cuenta.

Ahora, tienen un próspero y prestigioso negocio de flores, Peñas Blancas (al igual que se llama la finca). «Hemos conseguido algo muy especial y difícil, que todo el año tengamos flores y para ello cultivamos más de 200 especies diferentes, entre los invernaderos y las plantaciones al aire libre». Entre estas, más de 2.000 hortensias, rosas, lilium, gerberas, verdes ornamentales o más de 1.000 agapanthus africanus. Todo ello mezclado con árboles centenarios, como las palmeras Phoenix canariensis, los magnolios, hayas púrpuras, cedros o tilos.

A lo largo del año, hasta Peñas Blancas acuden profesionales floristas de toda Europa para asistir a talleres y clases magistrales. Lo que hace especial este lugar, según cuenta Cardeñoso «es que aquí podemos ver in situ el producto, ver cómo crece y recolectarlo, de ahí que sea el lugar idóneo para este tipo de encuentros».

Sus flores se pueden encontrar en las floristerías de El Corte Inglés o se puede comprar directamente en la finca Peñas Blancas.

Además, estos jardines acogieron durante catorce años conciertos, recitales y actuaciones en colaboración con el Ayuntamiento de Miengo y dentro del ciclo de Marcos Históricos del Festival Internacional de Santander (FIS), «fueron unas citas veraniegas muy especiales para los amantes de la cultura. Esperemos que se vuelvan a retomar», deseó.

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