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Un rincón de la casa de El Sardinero, con cerramiento de cristal abatible. Daniel Pedriza

Una típica casa inglesa en El Sardinero

Dividida en tres plantas, unidas por una escalera de caracol, su distribución y decoración fue orquestada por su actual propietaria, que supo aprovechar cada rincón

Mariana Cores

Santander

Domingo, 29 de octubre 2023

La propietaria de esta casa de El Sardinero nació en Santander, pero vive en Madrid desde hace muchos años. Sin embargo, su ilusión era tener una casa propia en su ciudad, de la que también pudieran disfrutar sus hijos y sus amigos, amantes del surf, por lo que no podía distar mucho de las playas de la Primera y la Segunda. Cuando le enseñaron esta vivienda, de los años 50, que formaba parte de una importante casa unifamiliar de una familia santanderina, la actual propietaria tuvo la capacidad de visionarla, transformada en una moderna y cómoda vivienda, algo que no era fácil, dados los múltiples recovecos difíciles de adaptar. Su estructura es la de una típica casa inglesa, con tres plantas, unidas por una escalera de caracol.

Así, hace cinco años, tras adquirirla, inició una profunda obra, de la mano de su empresa, Wearedoble y de la interiorista santanderina Marieta Lainz. Según cuenta ella misma, la vivienda contaba con muchos «recovecos y una distribución complicada». Pero eso no fue un impedimento para que le sacara el mayor partido.

Así, donde había un trastero, hizo una pequeña habitación de servicio, frente a la cocina. Donde se encontró con un maletero, sacó un despacho, en la segunda planta, junto a la habitación de los chicos. Lo que más quebraderos de cabeza le llevó fue salvar la maquinaria del ascensor privado de la vivienda. Pero con imaginación, ideó cubrirla con una estructura de madera, sobre la que colocó la cama. A los lados, para salvar la altura, mandó hacer unas escaleras que también sirven de almacenaje.

En cuanto al salón, necesitaba darle más luz y espacio. De esta forma, lo unió con el exterior, cubriendo el salón y el comedor de verano con un cerramiento acristalado, totalmente abatible.

Los tonos claros, las telas y los papeles pintados de Gastón y Daniela, los sofás tapizados en terciopelos, de la tienda madrileña Becara, al igual que muchos de los muebles, como la mesa del comedor, hacen de la casa un lugar acogedor y chic. ¿Quién no querría pasar en ella un fin de semana o el mes entero?

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