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En 2006 comenzó el sueño de la familia de Pepe Gómez-Acebo, que por aquel entonces tenía once años y una clara determinación a estudiar Arquitectura, de preservar «el legado histórico» del Valle del Pas, a través de sus cabañas, cada vez más abandonadas por la marcha de las nuevas generaciones a los grandes núcleos urbanos. La familia también se planteó el reto de apostar por la ganadería autóctona (recuperando las gallinas pedresas y las ovejas carranzanas de cara negra) y el ocio sostenible. Así, adquirieron tres cabañas que, poco antes de la pandemia, Pepe comenzó a rehabilitar, convirtiéndolas en un pequeño paraíso donde disfrutar de los prados verdes, de los saltos de agua, del silencio. Hoy, Cabañas Pax es un destino donde perderse por unos días, haciendo propios los Valles Pasiegos.
Se trata de tres cabañas: 'Arce', con capacidad para seis personas; y 'Serbal' y 'Espino', para dos cada una. A la hora de su rehabilitación, el objetivo fue recuperar su carácter original. Para ello se utilizaron materiales y técnicas propias del lugar y se contó con los gremios locales, la mayoría ganaderos, «que son los que mejor conocen las técnicas constructivas pasiegas, transmitidas de padres a hijos durante generaciones. Esto también ha supuesto el uso estricto de los materiales de la zona, muchos de ellos recuperados: piedra para los muros y lindes, lastra para el tejado, madera de roble y castaño para vigas, suelos, techos y ventanas».
Cada casa tiene su propia decoración y en ellas destacan las piezas de artistas jóvenes, sobre quienes se puede leer en los libros dispuestos en los respectivos salones. Los suelos son de roble, muchos de ellos reciclados. También brilla con luz propia la piedra natural gris deba, de Cantabria, presente, sobre todo, en los baños. Las paredes y bancadas están recubiertas con mortero de cal, que les da mucha calidad a las estancias.
Todos los huéspedes podrán disfrutar de un típico desayuno del valle, cortesía de Cabañas Pax. Y las tardes junto a la chimenea siempre serán más amenas disfrutando del Bar Pax, dispuesto con licores exquisitos. La única condición: ser honestos y apuntar lo consumido. Los paseos junto al río Pas o por las praderas del valle son el complemento perfecto para fundirse con esta parte de la historia y tradición de Cantabria.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Clara Alba y José A. González
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