![«La gente joven se da cuenta de que el futuro ya no está en los mercadillos»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202206/07/media/cortadas/74100093-kC9H--1248x830@Diario%20Montanes.jpg)
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Ángela Prieto (Bilbao, 1987) hizo un parón en su educación, en plena adolescencia. Pero con 18 años retomó los estudios y se dio cuenta de que estaba más que capacitada. Terminó la ESO, juntando tercero y cuarto en un año. Además, estuvo trabando sin parar, «pero en ningún sitio me hacían un contrato». Un día, la suerte se cruzó en su camino en un trayecto del autobús municipal. Una chica que conocía de 'la Caixa' le habló del programa 'Aprende trabajando', desarrollado por la Fundación Secretariado Gitano e impulsado a través del Fondo Social Europeo y la Fundación 'la Caixa'. Desde entonces, «mi vida cambió a mejor».
-¿Qué le atrajo a usted de 'Aprender trabajando' para querer unirse a este proyecto?
-Me gustaron mucho las opciones que me ofrecía para aprender y formarme y así, después, poder encontrar un trabajo. Me llamó especialmente la atención porque te ayuda a plantearte un plan de futuro. Lo ves todo como un conjunto. Todo está enlazado. He tenido otras experiencias, pero al final, en ningún sitio me ofrecían algo para largo plazo. Aquí sí.
-¿En qué se formó usted?
-Me formé como auxiliar de comercio. Todo lo relacionado con la atención al cliente, me atrae desde siempre. Se me da bien tratar con otras personas. Mi perfil no es el de alguien que trabaje bien encerrada en un despacho. Y eso, lo supieron ver aquí, con lo cual, todo fluyó de manera sencilla.
-¿Cómo fue el proceso?
-Lo primero que tuve fue una entrevista personal. Además de conocerme, querían saber qué era lo que yo buscaba, en qué era buena y en qué podía sentirme cómoda. Con esa información me mostraron las distintas opciones que ofrece la Fundación y entre ellas estaba este programa, que desarrollan con el apoyo de la Fundación 'la Caixa'. Pero no es algo sencillo acceder al mismo, ya que supone una formación de seis meses y cuenta con una beca. Con lo cual, hay muchos candidatos. Fui pasando las distintas pruebas del proceso de selección. La última siempre es una entrevista con la representante de la empresa en la que se va a hacer las prácticas, en mi caso se trataba de Carrefour. De todos los candidatos, pasamos a la primera fase del programa 20. En la segunda ya quedamos solo 16. Finalmente, lo conseguí y comencé la formación, que consiste en un mes de teórica (que incluye materias como matemáticas o habilidades sociales) y los cinco meses restantes constan de una formación mixta, con prácticas tres días a la semana en la empresa que te haya seleccionado. En todo el proceso se dio importancia a cosas tan básicas, pero tan esenciales, como la puntualidad, saber responder bajo presión, autocontrol...
-¿Qué trabajos ha conseguido a través de esta formación?
-Terminé el curso a finales de septiembre 2017 y en octubre ya tenía mi primer trabajo. Lo malo es que la empresa quebró, pero en diciembre, ya tenía otro empleo. Y así he ido empalmando un trabajo con otro. He trabajado fundamentalmente en caja y reposición, en empresas que confiaron en mí, como Primark y Eroski Center. Ahora estoy en Eroski City, en la calle del Monte, con bastantes más responsabilidades. Y lo mejor, que han hecho un contrato indefinido, lo cual me da mucha tranquilidad. Noto que confían en mí y que puedo ir subiendo peldaños dentro de la empresa.
-¿Le gustaría completar sus estudios algún día?
-No me lo planteo, de momento. Estoy contenta con los pasos que estoy dando y aprendido cada día un poquito más. Pero si desde la Fundación o desde la propia empresa, surgiera alguna oportunidad, no me cierro a ello.
-¿Ha tenido apoyo de su entorno o hasta que no han visto el resultado, les ha costado?
-Siempre me he sentido apoyada, pero también, en mi casa, me dejaron claro siempre que no abandonara mis responsabilidades domésticas. Vivo con mis padres y las tareas están bien claras. Mientras yo cumpla con mis quehaceres, no hay problemas. En casa somos muchos. Tengo cuatro hermanos y hay mucho que hacer.
-En la población gitana, el porcentaje de jóvenes sin estudios ni trabajo es muy alto. ¿Por qué cree que no hay más gente que se apunte a proyectos como este, que les ayude a tener un futuro mejor?
-No lo entiendo. Solo puedo creer que es por falta de información, por ignorancia o porque les da vergüenza. Antes, la tradición era continuar con lo que hacían tus padres, que era vender en los mercados. Pero hoy en día ya no es lo que era y la gente joven se da cuenta. Mi padre lo tenía bien claro: no lo quería para mí. Y pienso que más chicos se darán cuenta de que formarse a través de programas como este es una gran opción. Lo primero es hacerles ver que no van a tener que encerrarse para estudiar muchísimo, sino que te van ayudar y van a guiarte en aspectos como la búsqueda de empleo y en cómo actuar para consolidarlo, una vez conseguido.
-En estos años, ¿se ha sentido discriminada o la sociedad ha avanzado en este sentido?
-La sociedad ha avanzado. No he sentido ningún rechazo ni por parte de mis compañeros ni por mis jefes.
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