Adiós a Marie Claire, la marca española de medias con más de un siglo de historia

Si esto ocurre, el mundo de la moda española se tendrá que despedir de una empresa decana, ejemplo de emprendimiento femenino y de marketing para posicionarse como un referente en el sector. Su historia arranca en 1907, cuando Francisca Íñigo abrió en el número 12 de la calle Alcalá de Vilafranca un pequeño local donde vendía las medias que ella misma tejía. Lo hizo al ver el éxito de su marido, Celestino Aznar, tratante de ganado equino, cuando las comercializaba en su viajes.

La cosa enseguida empezó a funcionar y el matrimonio decidió abrir una pequeña fábrica a la que bautizaron como Lencería Eugenia de Montijo. Empezaron con catorce empleados adultos y 11 niños, entre ellos, sus propios hijos. Aznar, además de dejar su trabajo para comercializar sus productos, también jugó un papel importante en su crecimiento.

Suya fue la introducción gradual de nueva maquinaria para mejorar y ampliar el catálogo gracias a sus visitas a Cataluña, donde la industria textil se desarrollaba con fuerza. Con la llegada de la Guerra Civil la producción tuvo que parar, pero se retomó después. Y en los años 50, cuando la tercera generación de la familia estaba al frente, se le dio un nuevo empujón al negocio: se le cambió el nombre por el actual, se incorporó el nailon como materia prima y se empezaron a hacer prendas íntimas para hombres, entre ellas, calcetines.

En los años ochenta y noventa, Marie Claire echó el resto en promocionarse a través de anuncios en prensa y televisión que dejaron huellas con eslóganes como «no son medias, son enteras». Y salió al exterior. Pero también, ante la crisis de los sectores tradicionales, los Aznar-Íñigo vendieron parte de la compañía a la británica Harston, para seis años después recuperarla a través de una complicada operación.

En 2005, la familia Aznar salió del consejo de administración, aunque los números de los balances todavía estaban en positivo. Sin embargo, a partir de ese momento empezaron los problemas económicos que abocan ahora a esta mítica empresa al cierre. En 2009 obtuvo un aval de dos millones de euros del Gobierno de la Comunidad Valenciana y la Diputación de Castellón y obtuvo cierta liquidez, además del aplazamiento de sus deudas a Hacienda.

La calma duró hasta 2021, cuando la compró Think Textil, que tiene a Inditex como principal cliente, en una operación avalada por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) a través de un plan de financiación a cuenta de la lucha contra la despoblación. En un año, recibió 21 millones en ayudas públicas para salir adelante. Sin embargo, nada de ello le ha servido. Desde el pasado verano, la situación se ha vuelto insostenible y la dirección lleva varias semanas negociando la deuda con sus acreedores.

Parece que el cierre es definitivo e, incluso, tiene fecha. El próximo 20 de junio, Marie Claire -que tiene una plantilla de 260 personas, de las que 130 ya están afectas por un ERTE- podría echar la llave para siempre. Un «drama» que supondría el cierre de esta empresa «histórica en la comarca», donde es «una fuente de ingresos para una población bastante importante», aseguran desde CC OO. «Si se quita esta fábrica, la comarca de Els Ports, donde está situada, se verá muy afectada», han indicado.