Alma Lozano convierte la flora de la Montaña Palentina en joyas únicas

Noticia Relacionada

Ver 21 fotos

Ruta circular de diez kilómetros en Tejeda de Tosande, muy cerca de Cervera de Pisuerga

JUAN J. LÓPEZ

El nombre es el resultado de unir arte y 'Cingla', que es un poemario del escritor Constantino Molina Monteagudo cuya sonoridad le cautivó. «Es un regionalismo de Albacete para nombrar a la roca madre», argumenta esta artesana palentina, que estudió Educación Infantil y ahora sigue un curso de jardinería del Ecyl «para seguir en el mismo campo de la naturaleza de mis creaciones», argumenta.

Ha hecho más de trescientos diseños entre pendientes, collares, anillos, llaveros y cuadros. Cada pieza lleva una tarjeta en la que explica el origen y lo que es natural de la joya. «Me gusta que la gente sepa dónde lo he recogido», admite. «Siempre que cojo flores, miro antes la cantidad que hay. Si no hay muchas, no lo hago por mucho que me gusten», añade. Además de la zona de Palencia, tiene plantas y minerales de otras provincias de Castilla y León, Galicia, Cantabria, País Vasco o Asturias, ya que junto a su pareja viaja en furgoneta en cuanto tiene ocasión y siempre que puede aprovecha para recolectar.

Alma Lozano siempre había sentido devoción por los trabajos artesanales como coser o pintar. Tras el fallecimiento de su hermano en 2020, comenzó a buscar en Internet formas para conservar las flores del entierro. Así comenzó a utilizar la resina y los elementos de la naturaleza. «Comencé metiendo las plantas al natural y descubrí que tenía que secarlas antes al ser un componente químico. Al principio las metía en libros, luego descubrí que había presas de madera con láminas de cartón», explica. El secado puede durar unas dos semanas, depende también del tipo de planta, «ya que no es lo mismo una aloe vera que una hoja de castaño».

Alma Lozano vende sus creaciones a través de Instagram en el perfil de 'Cinglarte' y también en la tienda Hayuco de Cervera de Pisuerga. «No hay un modelo o una flor o mineral que guste más que el resto. La verdad es que cada cliente lo quiere desde su experiencia personal, aunque sí que es verdad que se fijan más cuando es una flor», concluye la artesana palentina.