Las botas que se utilizan para subir a Picos de Europa arrasan en la moda de lujo

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Nos remontamos tres otoños atrás, cuando Prada proponía para la temporada más fría de 2016 unos botines de estilo alpino, con cordones de colores y apariencia tosca. Quizás, la casa italiana marcó el inicio de una oleada 'trekking' que a día de hoy sigue evolucionando. Un año después, en plena vorágine de fashion weeks, una estilosísima Izabel Goulart se fotografiaba por las calles de Milán con unos shorts vaqueros y unos botines acordonados, de tacón altísimo y con una suela dentada a la que los expertos llamaron 'track'. Elsa Hosk, compañera con la que compartía alas en Victoria´s Secret, también las utilizaba con los vestidos de encaje más delicados. Firmas como Dsquared2, Valentino y Louis Vuitton se subieron al carro. Más tarde, también lo hicieron las firmas 'low-cost'.

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En los dos últimos años, esta moda ha ido virando hacia una vertiente mucho más pulida, cómoda y cada vez más semejante al concepto original. ¿Quién no recuerda las botas Chiruca? Desde siempre, se ha considerado la marca líder de calzado de senderismo y montaña. Esta firma se fraguó durante la Primera Guerra Mundial en la comarca gerundense de la Garrotxa, a los pies del Pirineo catalán. Todo, gracias a los Fontfreda, una acaudalada familia de la burguesía catalana con amplia experiencia en el sector textil. Uno de sus hijos se fijó en el calzado que llevaban los franceses en plena contienda para cruzar la abrupta cordillera: unas botas con suela de goma que no existían en España.

Con los restos del fuselaje de un avión de guerra creó el primer prototipo y comenzó su ascenso imparable. Fue años más tarde cuando el propio fundador bautizó a la firma en honor a su mujer, Mercedes, con el apelativo de Chiruca, el diminutivo cariñoso de dicho nombre en lengua gallega. Según estudios de la época, esta marca llegó a calzar a mediados del siglo XX a más del 80 % de los españoles, incluido al propio Franco en las jornadas de cacería que televisaban en el NODO.

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Según los estudios actuales, más concretamente los realizados por el portal económico Modaes, esta firma ha aumentado su facturación un 8% y está ampliando su presencia en otros países. Y ya no lo llevan ni los líderes políticos, ni tan solo los aficionados a la montaña. Ahora son las modelos, las 'influencers', los diseñadores y las firmas de súper lujo los que reclaman su vuelta para los looks del día a día. Y no hay nada más que echar un vistazo rápido por las pasarelas de este otoño-invierno y por las plataformas multimarca para confirmar la evidencia.

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Karl Lagerfeld nunca llegó a presenciar el desfile de otoño-invierno 2019-2020 que había ideado para Chanel. Sin embargo, sentimos su esencia en aquella pasarela transformada en un pequeño pueblo alpino a los pies de una montaña nevada. Dejó claro que el estampado de pata de gallo sería una de las líneas a seguir durante estos meses. También, vaticinó la vuelta del calzado de montaña, en su caso, con detalles de borreguito o en blanco impoluto. Riccardo Tisci nos muestra su versión más futurista y colorida, combinándolas sin pudor con los clásicos trench de cuadros que caracterizan a Burberry. See by Chloé también le añade borreguito, mientras que Christian Louboutin o Prada prefieren detalles de pelo. Aunque quizás, las propuestas de Gucci, Acné Studios o Ganni sean las que más se asemejan al modelo primigenio. En la calle ya han ganado adeptas y desde las hermanas Hadid hasta Veronika Heilbrunner.