Las fatigas del querer, una firma de moda cántabra, familiar y sostenible
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VIVIR LA MODA ·
Descubrimos el proyecto de Adriana del Val y Ruiz, junto a los suyos, emprendedores que tenían pendiente lanzar un proyecto en el sector modaEmprender en familia parece un reto complejo, pero eso no ha asustado a los santanderinos Del Val y Ruiz, con nuestra compañera Adriana a la cabeza, que estrenan proyecto de moda: Las fatigas del querer. Como en un consejo de sabios han sumado las ideas de madre (Lola Ruiz), padre (Juan Luis del Val), marido (Laro Navamuel) y ella misma, sin dejar fuera de la ecuación a su pequeño hijo, Mauro, para alumbrar a esta firma con una identidad muy marcada. «Estamos los cuatro volcados. En casa siempre nos ha gustado todo lo relacionado con la ropa y queríamos lanzar algo muy nuestro. El tema de los negocios no nos da miedo, nos encanta, tenemos muchos sueños e ideas…», explica la creadora y experta en Marketing Digital.
De hecho, la matriarca «hace 30 años tuvo su propia marca de ropa interior, que se llamaba D'Adriana. Triunfó entonces y vendió mucho en Italia. Curiosamente, la vida y el amor la llevaron por otro lado». Eso sí, señala su carácter visionario. «Siempre vamos como muy por delante de las modas. Empezaron a traer medias de colorines, con topos y la gente en España no concebía eso. Es curioso que años después surgiera Calzedonia y triunfara, desde entonces todos queremos llevar las medias que años atrás tanto les cautivaron a mis padres. Esas cosas en mi casa suelen pasar bastante», comenta.
ADRIANA DEL VAL Y RUIZ
Han tenido muy claro qué pasos dar y la filosofía que sustenta su firma. «Después de complicarnos mucho la vida, nos la 'descomplicamos' y volvemos a lo básico. El coronavirus nos ha hecho ver las cosas que realmente importan, primar la naturalidad. Con Las fatigas del querer buscamos crear algo básico y que todo el mundo quiera comprar, pero con nuestra personalidad», añade. Así han empezado diseñando en varios colores camisetas, sudaderas y vestidos «un poco más cómodos, que con un complemento lo puedes llevar a un evento o con un cesto te vas a la playa». Aunque esto es un inicio, «empezamos por ahí y luego ya crecerá». Lo que tienen claro es que «no queremos ser una marca guiada por las temporadas, nos proponemos sacar novedades cuando nos apetezca y lo pida el corazón», manifiesta.
Importante señalar que sus diseños son de algodón cien por cien orgánico, ecológico y vegano, «el tejido tiene un montón de sellos y certificaciones». Además, «es comercio justo y local, los bordados se realizan aquí, en Cantabria, en un pueblo llamado Gandarillas». Es la propia Adriana del Val y Ruiz quien firma los diseños, siempre a modo de collage, mientras que el logotipo es obra de Paloma Fernández Argüeso. El carácter folcórico del nombre bebe mucho de su cruce de caminos norte/sur, con peso de su querida Salamanca, «en la que gustan mucho los colores». Y el protagonismo perruno tiene como referentes a tres 'doñas', perras familiares de raza bull dog francés, que han inspirado cada uno de los modelos. Idea de la matriarca, por cierto.
Con cada mascota ha surgido una aventura que se ha plasmado en la ropa. «Gilda aparece con un faro y unos labios rojos. Representa la simbología de lo que nos importa en casa y a muchísima gente, ese mar que tanto nos aporta y hace sentir». En el caso de «Jacinta aparece con unas hojas verdes de la selva y unas mariposas, es sinónimo de aventura. Con ella vivimos el viaje improvisado en medio de la jungla, donde descubres cosas maravillosas y que hace que salgas de tu zona de confort». Por último, «Manuela aparece con un cohete en el espacio, ahí he querido transmitir lo importante que es dejar que nuestra mente sueñe, vuele y el valor de arriesgarse a vivir», cuenta.
Ahora venden 'online', aunque en el futuro no se cierran puertas a abrirlas, en modo de tienda propia. De hecho, valoran el éxito de otras marcas que empezaron con tiradas mínimas y ahora son referentes nacionales, incluso con puntos de venta internacional. «Son un espejo en el que mirarse, de quienes aprender, referentes maravillosos, que me encantan. Muestran el sentido del trabajo continuo y el esfuerzo que hay que hacer, que las cosas no se logran de un día para otro. La gente piensa que si no triunfas de inicio ya no vale para nada, no ven el esfuerzo que hay detrás. Ellos han sabido ver el latido de la gente, de lo que pedía y encontrar un modelo de negocio maravilloso», explica Adriana.
ADRIANA DEL VAL Y RUIZ
Estas fatigas del vestir se vinculan «con el 'slow fashion'. Ir a una tienda y comprar ropa para comprar tendencias lo hace todo el mundo, pero creemos en tener prendas especiales que se hacen con cariño. Ahora creo que la gente está más concienciada con esas cosas, acude más al pequeño productor. Porque vas a las grandes cadenas y todo son copias», explica Adriana Del Val y Ruiz. Ella también, cómo no, será quien establezca la estrategia de Marketing. «Es un reto. Sinceramente, mi parte favorita es el lanzamiento de la web. Ahora hay que trabajar mucho las redes sociales, buscar sinergias con otras marcas y cuidarlo todo mucho».
Y llegó el momento de poner rostro a los diseños. De nuevo, el consejo familiar sentenció que fuera Natalia San José (@misspeonies) la imagen, «expresa mucho con poco… Teníamos clarísimo que queríamos alguien normal, natural, no una modelo… Ella reflejaba eso con personalidad», relata. Las dudas surgieron con el rostro masculino hasta que optaron por la verdad del amor y que la 'influencer' posara con su novio, José Manuel Balbás. «Tienen complicidad, íbamos a ganar tiempo con la química necesaria para las fotos y el resultado ha quedado fabuloso», sentencia. Con la confianza en Okland Fotógrafos, otros «apasionados de su trabajo» y cómplices de estas fatigas.
ADRIANA DEL VAL Y RUIZ
Ya ha quedado claro el espíritu soñador, de ahí que proyecten «crecer y crear algo global, que puedas tener tu bolso, sudadera, llavero, vaqueros… No nos queremos quedar sólo en una marca de camisetas, ni mucho menos», asegura. Mientras adelanta que en breve también habrá 'doños' perrunos como símbolo de marca. Así, su propósito final es que «la gente nos compre comparta sus fotos diciendo qué son para ellos las fatigas del querer y juntos hagamos una historia muy bonita de eso». Aquí queda la petición, quieran mucho y bien a estos creadores en familia que de fatigados nada, entusiasmados ante lo que viene por vestir.
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