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Ágatha Ruiz de la Prada es libertad, es hacer y decir lo que le dé la real gana y más ahora que, a sus 63 años, ha conseguido todo lo que se ha propuesto. La diseñadora y empresaria abandona hoy Cantabria tras dos días ... intensos en lo que define como un «viaje como los que hacía de joven, a la aventura». Tras una reunión «muy importante en Madrid», el miércoles por la mañana la marquesa de Castelldosríus y también baronesa de Santa Pau cogió su coche y se vino a presentar a Santander su libro 'Mi historia'.
En el Hotel Real contó con la periodista Rosa Pereda como maestra de ceremonias y ayer decía que «de las 44 presentaciones que llevo por toda España, la de aquí ha sido la mejor. Mi gran amiga Rosa dijo unas cosas preciosas sobre mí, había preparado un texto maravilloso que me puso los pelos de punta». Y es que Ágatha llegaba a la capital cántabra «un poco asustada porque creía que no iba a venir nadie a la presentación porque desde antes de la pandemia no había vuelto por aquí», comenta. Pero ese miedo se esfumó al entrar en la sala y empezar a ver entre el público a rostros conocidos «que hacía mil que no veía».
Entre ellos, por ejemplo, el de Tere Batalla, de Del Rosa al Amarillo, la tienda que hace 37 años se convirtió en el primer punto de venta de su ropa en Santander. También le hizo ilusión que fuera a escucharla Javier López Marcano, «porque me recuerda muchísimo a Robert De Niro y le conocí cuando era alcalde de Torrelavega». «Volver a Cantabria esta vez me está poniendo los pelos de punta cada poco porque me he dado cuenta de que aquí tengo gente que me quiere mucho», destaca.
La relación de Ágatha con Cantabria no es solo puntual. En sus genes lleva sangre de la región, tanto de la zona de La Penilla como de la de Comillas. Por su rama paterna recuerda que su antepasado «Juan Sixto García de la Prada se fue a Madrid desde Cayón y terminó siendo caballero de la Orden de Carlos III»; y por la materna, su bisabuela Isabel Güell y López era la nieta mayor del Marqués de Comillas: «Era una mujer muy interesante que hablaba siete idiomas en la época». Precisamente en la Villa de los Arzobispos Ágatha pasó varios veranos de su infancia, de los que tiene muy buenos recuerdos.
A su memoria se sumarán ahora también estos dos días que ha pasado en Cantabria. «He dormido en el Palacio de Helguera, que turísticamente me parece una experiencia espectacular». Durante la mañana de ayer se fue a ver la exposición El Greco/Tino Sehgal en el Centro Botín. A ella le encanta el arte y siempre que puede se escapa a un museo. En varias entrevistas ha contado que cuando el 'innombrable' –que así es como llama a su exmarido, Pedro J. Ramírez– le llevó el desayuno a la cama y le espetó que quería divorciarse, ella se vistió y se fue al Museo del Prado. «Menos mal que no estaba la exposición que he visto hoy en el Centro Botín porque hubiera terminado fatal», dice comentando que la muestra que se exhibe en Santander le había parecido «muy heavy metal».
Después quedó con un amigo que vino exclusivamente de Madrid para invitarla a comer a La Bombi y se volvió. «Hemos probado de todo: anchoas, mejillones, lubina marinada y una merluza espectacular que nos ha recomendado el hijo del dueño», detallaba relamiéndose.
Sobre su libro 'Mi historia', Ágatha Ruiz de la Prada se siente orgullosa, aunque reconoce que «ya no me acuerdo de nada de lo que pone». Sacó todo lo que llevaba dentro sin ningún tipo de censura y recuerda que «si se lo hubiera enseñado a alguien antes, me hubiera dicho que quitara la mayoría de las cosas que cuento y se hubiera quedado en un panfleto publicitario». «Estamos en una época en la que quien quiere tener éxito, tiene que mojarse», insiste. ¿Se arrepiente de haber contado algún capítulo en especial? Es rotunda al decir que «no», pero piensa un poco y comenta que «quizá matizaría un par de cosas, más que nada por la ilusión que me haría hacerlo que por arrepentirme de lo que he contado». Aún así, prefiere no revelar a qué se refiere e «incluir esos detalles en una próxima edición». Y ahora que están tan de moda las series biográficas, solo se ve llevando su vida a la pantalla si «me hacen una propuesta que esté muy bien hecha», pero añade que «ahora hay tantas que no sé si alguien la vería».
Y como colofón del día, ayer presentó el córner de su marca que durante los próximos meses estará en La Central 1897 (calle Gándara) y que en esta primera colaboración mostrará todo tipo de regalos ideales para Navidad: sudaderas, paraguas, agendas, calcetines… Todo con el sello multicolor con el que Ágatha Ruiz de la Prada ha conquistado a generaciones gracias a sus corazones, nubes y estrellas. Y allí quiso estar para darle un abrazo y la bienvenida a la ciudad la alcaldesa, Gema Igual. «Después del covid volver a Santander ha sido maravilloso, de verdad que tengo los pelos de punta todo el rato», repetía.
Volvió a dormir al Palacio de Helguera y hoy ha cogido el coche rumbo a Asturias donde mañana mostrará su colección en la Pasarela Campoamor. «No paro, pero estoy feliz», concluye.
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