La línea 'sport chic' se adueña de las calles

El estilo 'sporty' nace en la década de los 80, con la cultura del culto al cuerpo y el auge de prendas como los archiconocidos 'leggins' y chándal. Más allá de las pasarelas, los largometrajes y las series se convierten en auténticos escaparates de una especie de «religión» que coloniza todos los ambientes y 'targets'. Nadie se resiste a los encantos de un estilo que rompe las desigualdades estilísticas existentes hasta la fecha.

A diferencia del estilo clásico, esta estética se basa en utilizar las prendas deportivas del momento combinadas con un toque súper 'chic'. La clave reside en escoger todo aquello que a priori se utiliza exclusivamente para realizar ejercicio, pero que, combinándolo de la forma adecuada, puede formar parte de los 'outfits' diarios. En esta ecuación, las sudaderas y las 'blazers' componen un tándem perfecto aunque a mucha gente le siga chocando dicha mezcla, así como el 'mix' de una camisa 'oversize' y una 'bomber'.

Las mallas y los 'joggers' también siguen presentes, confeccionados con tejidos técnicos y detalles de diseño. Podemos ver cómo el estilo 'working' sabe incluirlos, siendo una de las opciones más recurrentes para combinar con camisas blancas masculinas y salones clásicos. En cuanto a las camisetas y 'tops', los básicos lisos, monocromáticos y funcionales triunfan sobre el resto.

¿Conclusión? La clave del éxito consiste en elegir una o dos prendas 'sport' y combinarlas con el resto de la línea más elegante. Utilizar piezas minimalistas con colores neutros para no pasarnos y dar sencillez también a los complementos es fundamental en todo este recorrido.