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Una modelo con un diseño de la última colección de María Lafuente posa en Pontejos. Foto: Óscar Chamorro | Vídeo: Virginia Carrasco

La mercería centenaria en la que Manolito Gafotas encontró el cuerno de su trenca

El Almacén de Pontejos es uno de los comercios de toda la vida ensalzados en la última edición de Madrid es Moda

Domingo, 16 de febrero 2025

A Manolito Gafotas le arrancó un cuerno de la trenca el Orejones. Un incidente que llevó al popular personaje literario a buscar un repuesto en Pontejos porque, como describe Elvira Lindo en su obra, «es una tienda que hay en la Puerta del Sol, donde van todas las madres del mundo mundial a comprar botones, cremalleras y cuernos». Y así sigue siendo, aunque no solo las progenitoras acuden en busca de material para reparar destrozos. La clientela de la centenaria mercería madrileña es de lo más variopinta: celebridades, diseñadores de vestuario, modistas y aficionados a la costura encuentran en sus mostradores todo tipo de artículos para sus creaciones y arreglos.

«Aproximadamente, al día pasan por la tienda unas 2.500 personas», cuenta Ismael Gargamala, encargado de marketing y comunicación del comercio, que abrió sus puertas en 1913. Desde minoristas que se abastecen en este gran almacén hasta la típica abuela que viene a buscar una bobina de hilo o un botón porque se le ha roto la falda a su nieta. También grandes producciones de cine, televisión y teatro recurren a Pontejos. «Trabajamos con productoras como las de 'Juego de Tronos', 'Vikingos', 'La Casa de Papel'... Incluso -añade- las series que conllevan un vestuario histórico suelen ser las que más nos visitan porque necesitan galones dorados, cintas que se adecuen a la vestimenta que van a producir... y aquí lo encuentran».

Con razón se dice que lo que no se encuentra en Pontejos, no existe. En sus coloridas paredes están colocados, con precisión milimétrica, una variedad inaudita de hilos de todas las composiciones posibles y tonos inimaginables. Ante la pregunta de cuántos colores tienen, Ismael Gargamala se gira con diligencia hacia una de los muros forrados de filamentos para calcular a grosso modo: «Yo creo que en torno a 600 colores mínimo. Unos 600 o 700». No quieren que nadie se quede sin el que busca porque «al final, todo el mundo que cose necesita un hilo, evidentemente».

Imágenes del Almacén de Pontejos. Abajo, a la izquierda, Ismael Gargamala, encargado de marketing y comunicación del comercio. Óscar Chamorro
Imagen principal - Imágenes del Almacén de Pontejos. Abajo, a la izquierda, Ismael Gargamala, encargado de marketing y comunicación del comercio.
Imagen secundaria 1 - Imágenes del Almacén de Pontejos. Abajo, a la izquierda, Ismael Gargamala, encargado de marketing y comunicación del comercio.
Imagen secundaria 2 - Imágenes del Almacén de Pontejos. Abajo, a la izquierda, Ismael Gargamala, encargado de marketing y comunicación del comercio.

Sin embargo, la pieza estrella del Alamacén de Pontejos son los botones. «Ahora mismo tenemos un millón y medio contabilizados», apunta Ismael. Todos están expuestos en unos curiosos y antiquísimos bombos que son una seña de identidad del establecimiento. Los hay clásicos y más especiales, como los de fantasía o pedrería, «que -detalla- muchas veces son más complicados de encontrar».

«Nosotros decimos que somos especialistas en conseguir cosas. ¿Por qué? Porque mucha gente viene aquí y nos dice: 'Quiero una cosa verde'. Y entonces preguntamos: 'Bueno, dime un poco más, dame alguna pista para poder concretar'. Empezamos a sacar catálogos y, muchas veces, los clientes no conocen la nomenclatura exacta de los productos con los que trabajamos, lo cual es comprensible, porque tenemos 70.000 referencias. Es complicado conocer el nombre de todas ellas». Cifras a las que cada semana se incorporan un centenar de productos nuevos.

Un sitio de referencia

Ismael cuenta a este periódico que programas como 'Maestros de la costura' han despertado la curiosidad por el oficio. De hecho, en la planta superior del edificio han creado una academia que tiene más de 200 alumnos. Ofrecen clases de patronaje, patchwork, ganchillo, punto, costura creativa y corte y confección, siendo esta última la más demandada. Entre estos aprendices ha estado alguno de los participantes del concurso de La1 para prepararse bien. Y al final todos acuden para hacerse con material. «Teníamos una caja con 600 cremalleras muy antiguas que Ancor, uno de los ganadores, se llevó entera», nos cuenta como curiosidad unos de los 37 empleados de la mercería.

María Lafuente posa junto a una modelo con uno de sus diseños. Óscar Chamorro

Los alumnos coinciden en el almacén con sastres y modistas de la talla de Marcos Luengo, Fely Campo o María Lafuente. Con esta última acude este periódico a Pontejos, donde los empleados la saludan con familiaridad, pues es una de sus clientas más fieles. Aprovecha la visita para hacer compras de última hora, apenas 24 horas antes de que comience Madrid es Moda, evento que abre la Semana de la Moda de Madrid, que esta temporada tiene como lema la defensa de los comercios de toda la vida, entre ellos la sombrerería La Favorita, la tienda de tejidos Lucio J&M, la alpargatería Casa Hernanz y el Almacén de Pontejos.

«Es maravilloso que existan estos establecimientos, no solo por tradición, sino porque son necesarios para la sociedad. No puede ser que todo en la ciudad se convierta en lo mismo. Y esa es la maravilla de estos lugares con tanta identidad, tantos años de trabajo y, por supuesto, de esfuerzo. Aquí podemos descubrir, comprar y encontrar todo lo que necesitamos los diseñadores. Son -añade la modista- sitios de referencia».

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