Pelayo Díaz, el rey de los filtros en Instagram

El asturiano también ha sido actualidad al sumarse al llamamiento de Fernando Simón para que rostros populares conciencien públicamente sobre el uso de la mascarilla con el fin de evitar contagios de la covid-19. Así, compartía una publicación enmascarado y defendía que «ahora ya es un elemento más de nuestro look que habla de nosotros, de lo responsables que somos, de lo que nos importan los demás». «No llevar mascarilla es un acto de inmadurez e irresponsabilidad. Cuidemos a nuestros abuelos, nuestros padres y nuestros amigos. Cuidémonos a nosotros mismos, este virus lo paramos juntos», añadía.

Aunque sea un verano atípico, Pelayo y su marido, el argentino Andy McDougall, han aprovechado para hacerse un mix de destinos y momentos de relax. Desde su hogar en Madrid se han escapado a Ibiza, Mallorca, la Costa Brava y su tierra natal en el norte. De hecho, ha ejercido de anfitrión en la última entrega del programa 'Viajeros Cuatro', mostrando rincones de Oviedo y Ribadesella, parte de su «paraíso». El 'instagramer' tiene un millón de cómplices a los que muestra su ritmo de vida, combinando posados de 'street style', platos de lo más sabrosos y saludables, postales románticas o chapuzones en bañador turbo. Este año, además, se ha unido a la familia su perro Vidu, un pomerania con cuenta propia en Instagram (@vidumcdougall), y cuyos paseos justifican looks a la última.

Amante de los blancos y negros, el bloguero siempre sorprende con 'outfits' de esencia básica, aportando algún detalle personal en los complementos o calzado. Estas vacaciones, por ejemplo, apenas se ha separado del sombrero de ala ancha, de estilo bohemio. Asimismo, también ha recurrido a las alpargatas como símbolo de su niñez, por su «valor sentimental y artesanal se ha convertido en mi uniforme de verano. ¡Viva el diseño español!», comentaba.

Su vestidor, con el que ha hecho tour y se antoja un auténtico santuario para los amantes de lo 'fashion', se ha reducido bastante en los meses estivales a camisetas básicas y camisas de lino, alguna de estampado floral, incluso en un dos piezas a juego con la bermuda, otra de sus prendas fetiche. Tampoco ha renunciado a la sudadera en los días más frescos, con un toque de color, y combinada con un bolso de corte clásico.

Uno de sus hitos ha sido localizar una 'blazer' Chanel de la colección crucero 2005 que no pudo permitirse en sus años de estudiante en Londres. Una pieza sentimental e histórica de la firma que ha defendido en diferentes estilismos, jugando con los contrastes formal/informal. Otra americana homenaje es la que lució en el nostálgico 'Hormigas Blancas' dedicado a su amiga Bibiana Fernández, un diseño de Versace con los icónicos imperdibles. Fue entonces cuando desató la polémica al llamar «choni» a la presentadora Nuria Marín, tensión que la parrilla de Mediaset supo exprimir en sucesivos espacios. Más que un 'Cámbiame', show en el que ejercía de estilista, Pelayo vive con intensidad sus idas y venidas con las tendencias como aliadas. Sin olvidar su aspiración de ser presentador de televisión y un 'influencer' top. Ese filtro sí que lo pasa.