«Cuando te regalan un diamante brilla más que cuando te lo compras tú»

Un diamante es para siempre. Lo decía El Norte en su mítica canción y lo creen todos los que deciden comprarse o regalar uno. Desde que comenzó la pandemia la venta de joyería ha aumentado respecto a 2019, y es que, como dicen los expertos, las joyas son una inversión refugio que nunca pierde valor. Hace unos días, El Corte Inglés de Santander acogió la presentación de la nueva colección de Diamonds, la marca propia del gigante español que, desde hace diez años, trabaja el diamante en exclusividad.

Un grupo selecto de clientes acudieron a la cita organizada en el Personal Shopper para aprender de la mano de tres expertas el valor de las piedras preciosas más duras y fuertes del mundo, y conocer los diseños de la última colección de la firma. La consultora de Joyería y Relojería Alicia Solinís estuvo acompañada por Elena González y Eva Parra, responsables de Compras y Ventas de El Corte Inglés en este sector, y del equipo de Carolina Seoane, responsable de Joyería de Santander.

Detrás de un diamante siempre hay un poderoso por qué. «Cuando te regalan uno brilla más que cuando te lo compras tú», explica Eva Parra mostrando las piezas de Diamonds. Y eso parece a tenor de frases tan célebres como la de la actriz húngara-estadounidense Zsa Zsa Gabor: «Nunca he odiado a un hombre tanto como para devolverle sus diamantes».

Cuando uno tiene delante de este tipo de joyas es inevitable pensar en su valor. «A partir de 300 euros cualquiera puede tener un diamante», explican las responsables de El Corte Inglés mostrando una guía en la que pueden verse los valores que hay que tener en cuenta para que los precios sean más o menos elevados. En joyería imperan las cuatro C que marcan sus estándares mundialmente: color, claridad, corte y peso en quilates. El Corte Inglés suma una 'C' más a esta lista: el certificado. Todas las piezas de Diamonds vienen acompañadas de un informe de HDR Antwerp, líder europeo en la certificación y análisis de diamantes, con el 'adn' de cada joya y las características que, literalmente, la hacen única.

Ver un anillo, una pulsera o un colgante supone ponerse delante del trabajo de un equipo de profesionales que, por pequeño que sea el diamante, trabajan con él durante horas. El que talla la piedra, el joyero que talla el oro, el entallador que coloca la piedra en la montura, el profesional que le da el toque final y todo ante la mirada atenta del diseñador de la colección. Así que conociendo el complejo proceso que hay detrás de cada joya, éstas pasan de generación en generación aumentando además su valor emocional.

Los diamantes han sido las gemas más codiciadas de la historia por su rareza y belleza. Se cree que se formaron hace más de 3.500 millones de años en el interior del manto de la Tierra y salieron a la superficie con las erupciones volcánicas dejando al descubierto su composición de carbono puro cristalizado y con un índice de dureza supervisado por la escala Mohs, que va de 1 a 10, siendo ésta última la del diamante.

Tal y como recordó la experta Alicia Solinís, ya Plinio El Viejo en la época de los romanos catalogó al diamente como el Júpiter de las piedras preciosas: «Es el más valioso, no sólo de las piedras preciosas, sino de todas las cosas en este mundo«. Una frase que se ha convertido en una referencia para los amantes de las gemas.

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