«No vendemos un abrigo. Que llegue ya el frío»
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Las altas temperaturas paralizan las ventas de la ropa de invierno, que lleva meses colgada a la espera de compradoresEl reloj marcaba las nueve y cuarto de la mañana y por la calle Calderón de la Barca, en Santander, ayer no había ni rastro de aire frío. Nada. Por un lado estaban los del café en las terrazas y por otro, los deportistas con sus rutinas diarias. Su indumentaria era muy diferente, pero todos ellos tenían algo en común: vestían ropa ligera. Pantalones cortos, sandalias, camisetas, faldas... En resumen, prendas más propias de los meses de verano. «Guardé las sandalias e hice el cambio de armario a la ropa de invierno, pero lo he tenido que volver a sacar con este tiempazo que tenemos», dice Lourdes Rodríguez, que tampoco lleva chaqueta de abrigo. «¿Para qué? Si al final me acaba sobrando». Las altas temperaturas del mes de octubre han hecho mella en el sector textil, que ve «paralizadas» las ventas de las prendas para el frío y la lluvia. Los comerciantes esperan que el tiempo cambie a su favor para tener una «buena campaña navideña».
En la tienda Sparta, de ropa y calzado, recibieron todo el material de la temporada de invierno entre agosto y septiembre. Botas, botines con pelo por dentro, chubasqueros, calzado para la lluvia... «Ahí está, muerto de risa», relata Paula Gómez, dependienta del comercio. «Todavía disponemos de sandalias y manoletinas de verano y es lo que más estamos vendiendo. Nos ha salvado. Me parece increíble teniendo en cuenta que estamos casi en noviembre...», continúa. A pesar de que septiembre «nos fue bastante bien», el clima del último mes ha paralizado las ventas. «Comparando con el año pasado, no hay color. Está muy lento todo. A la gente le da pereza la ropa de abrigo», añade Gómez.
La estampa es muy similar en la tienda Coosy. «Lo que funciona ahora mismo son camisetas, blusas. Pero no vendemos un abrigo. Que llegue el frío ya. Y la lluvia. Vamos, el tiempo que corresponde a esta fecha del año», comenta Sonia Saiz, dependienta del comercio. «Esperemos que en diciembre se vayan estas suradas porque es un buen mes para nuestro sector. Siempre notamos la llegada de la Navidad, ya que la gente está más animada para realizar compras». Además, buena parte de su clientela acude a la tienda cuando tiene bodas. Y a pesar de la proliferación de este tipo de eventos, Saiz lamenta que, aunque se celebren en noviembre y diciembre, «la gente no quiere ponerse tejidos de invierno con mangas largas y cuellos más cerrados. Optan por modelos más ligeros, propios de los meses de verano».
A juicio de Saiz, la situación que atraviesa el sector textil es «bastante complicada». Pero no pierde el punto optimista y cuenta que en su tienda tienen «suerte, entre comillas». Y es que su colección «está continuamente renovándose. No es como en otros sitios que le llega una y se acabó. Vamos recibiendo prendas nuevas».
El escaparate de Shenio Collection, una tienda de moda masculina, exhibe camisas de manga corta «a buen precio. Remate total: 29,50 euros». Andrea Díez, que trabaja en este comercio, explica que este tipo de prendas, junto con los chalecos, las chaquetas finas y los polos, son lo que más está triunfando en la lista de ventas. Ni hablar de jerseys de lana o abrigos. «Pero si es que hay días que hemos estado a 27 grados. Y más. Ayer, por ejemplo, vi a gente bañándose en la playa. Como vamos a vender bufandas o chaquetas de lana. Es inviable. Creo que, en general, los que trabajamos en esto estamos deseando que cambie el tiempo de una vez y que eso se vea reflejado en las ventas. Hay que tener esperanza».
La boutique de moda femenina Pilar Prieto debe ser de las pocas que se escapa de este mal momento en el que se encuentra el sector. «Está claro que el tiempo que tenemos, el viento sur y las temperaturas de 25 y 30 grados, no favorecen un tipo de ventas. Entonces puede que el comercio se haya resentido un poco», señala Marta López. Pero admite que no se puede quejar: «En líneas generales estamos vendiendo bien. Por suerte tenemos una clientela fiel que sigue comprando sin problemas. Digo yo que algún momento llegará el frío».
Al otro lado del mostrador las cosas cambian sustancialmente. Y es que hay a quienes no les disgusta tanto el calor impropio de este mes. «Yo estoy encantada. Llevo ropa primaveral e incluso veraniega en pleno octubre. No tengo ninguna gana de sacar los abrigos, ni las botas», cuenta Lolita Bezanilla. «El otro día fui a Reinosa y hacía buenísimo. Para mí es una gozada poder apurar un poco más estos días».
No es la única. Jaime Roiz, que ayer paseaba por la capital con un polo de manga corta, prefiere que se mantenga así el tiempo «un poquito más». Él ya hizo el cambio de armario hace tiempo. Pero las altas temperaturas le han obligado a sacar de nuevo las prendas de verano para no «asarme de calor». «Vengo de Colombia, tierra cálida, y es a lo que estoy acostumbrado», explica. «Recuerdo que en 2007 ocurrió algo parecido, era diciembre y estábamos en camiseta y pantalón corto», apunta. Veremos si este año ocurre lo mismo.
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