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Si a usted le gusta viajar, los perros y se mueve con cierta soltura por las redes sociales sabrá quién es Pipper. Seguro que le ha visto alguna vez con esa cara de espabilado que tiene y el arnés rojo que se parece a los ... calzones de Supermán. Además de tener el don de dibujar una sonrisa en el que le mira, Pipper es el primer turista de su especie que ha dado la vuelta a España para promover la integración de las mascotas bien educadas en transportes, hostelería y atracciones turísticas. Junto con su dueño, el periodista Pablo Muñoz, ha hecho de su vida un viaje. Y estos días, con programa de televisión propio en La 2 de TVE, le ha tocado volver a Cantabria.
El laberinto de Villapresente, el bosque de secuoyas, la iniciativa Galgos de Casa... Pipper y Pablo apuran el mapa de la región para un episodio que se emitirá a partir de enero. Este miércoles el equipo de 'Pipper en ruta' –producido por RTVE en colaboración con Interpool Media– se enfrentó a un reto. Cabárceno. Antes de seguir leyendo piense que Pipper no es el típico animal adiestrado para pasar por el aro o grabar una escena. Nada de eso. Es un perro como cualquier otro que viaja con su dueño –justo lo que quiere reflejar el programa–. «Un animal doméstico no está acostumbrado a encontrarse con jirafas, rinocerontes o elefantes. Lo percibe enseguida por el olor y le llama la atención», explica Pablo, que deja claro que las grabaciones se adaptan al protagonista. A que esté cómodo, a gusto. Hasta con algún truco, como disimular el zumbido de un dron con música de Michael Jackson –«que le encanta»– mientras pasean juntos.
Pero más allá de la anécdota (pese a las dificultades, parece que Pipper posa como un profesional) y el humor –que lo hay–, el viaje tiene un objetivo. El programa contribuye a la divulgación de las normas de acceso de mascotas a los espacios públicos. A que haya cada vez más que permitan su presencia y a hacerlo bien, para promover una buena convivencia. Con más de 60.000 kilómetros repartidos entre sus cuatro patas, Pipper, por boca de Pablo, ya tiene criterio para opinar.
«Estamos viendo mejoras y adaptaciones de muchos lugares en Cantabria», explican. Ponen de ejemplo las mallas de seguridad en Cabárceno o que se pueda subir a la telecabina del parque con transportín, «un primer paso y estaría genial uno más, como en otros teleféricos, para poder entrar con tu perro con bozal». También que haya «cada vez más alojamientos que abren sus puertas a los perretes» o que Torrelavega «dé libertad en su ordenanza a los establecimientos de hostelería para admitir mascotas».
Pero Pablo y Pipper también ponen deberes a las administraciones locales y regionales. «Cantabria va rezagada con sus vecinas del norte en el tema de la hostelería». Pamplona y Santander, explica Pablo, son las únicas capitales de provincia que aún no han actualizado su ordenanza. Y en Navarra, pese a que no se ha dado el paso, las asociaciones de hostelería ya están «empezando a moverse» acogiéndose a la normativa estatal reciente. «La nueva Ley de Bienestar Animal –señala además– es un marco que puede suponer un empujón para el turismo 'pet friendly'».
Y Pipper, entre tanto, mira a los rinocerontes desde la ventana del coche.
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