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Con el aforo completo, el próximo domingo 9 de marzo se celebrará el I Encuentro de Tejedoras de Santander, un evento que girará en torno a una actividad que «parece de abuelas, pero para nada». Para nada, porque cada vez más gente se lanza a hacer una prenda de ganchillo, o de alguna lana o algodón especiales. Tanto es así que a Ana Villasante, la promotora de la cita, le ha costado «bastante poco» reunir a un centenar de aficionadas, que se verán las caras en el Hotel Bahía (de 16.00 a 20.00 horas), donde por una parte celebrarán su arte y, por otra, asistirán a la clase que dará una tintorera de El Escorial, MJ Booh, disfrutarán de un desfile argumentado y participarán en algunos sorteos.
Como colofón de las cuatro intensas horas habrá una merienda. Pero lo realmente interesante estará antes, en las novedades que traiga la tejedora que viene de Madrid «y que esperamos que nos dé una visión de las tendencias y de lo que está haciendo fuera», explica Villasante, propietaria de Cadeneta, una de las pocas tiendas de lanas e hilos que quedan en la capital. «La vuelta al tejido manual es una corriente que atrae a mucha más gente de la que uno se imagina. A todo lo que rodea el hecho de tejer se le está dando una vuelta, está teniendo un gran tirón».
En parte, porque ponerse a tricotar es una actividad relajante, una forma de cultivar la moda lenta de calidad, «y si se hace en un grupo, genera buen rollo», asegura la dueña de la tienda ubicada en la calle Floranes, que no pasa por el alto el alto grado de satisfacción que le suele generar a una persona hacerse sus jerseys o complementos a base de lanas merinas, alpacas o mohair. «A todos nos gusta ver lo conseguido cuando, de un hilo, acabas por hacer algo bonito».
Lo sabe porque lleva ya nueve años constatando esa dinámica en los talleres que organiza en su local y comprobando lo mucho que mueve esa afición cuando se comparte: «Ahora nos vamos un grupo de 12 personas a una feria en Sevilla». A la jornada del día 9 también se ha apuntado gente de fuera de Cantabria.
La idea de la sesión «es dar visibilidad a este mundo» y a los muchos materiales con que se cuenta en la actualidad para hacer buenas cosas. Este primer encuentro de tejedoras de Santander tiene también un componente de «salir del comercio. Siempre es interesante promover actividades que permitan superar el concepto de comercio tradicional», apunta, algo en lo que van muy por delante en Europa, donde este mundillo «es más activo» aún que en España.
Villasante tiene confianza en que el evento saldrá bien. Cada participante ha desembolsado 15 euros que van a cubrir los gastos que se generan. Si al acabar el domingo el resultado es positivo, esté atento a próximas fechas, porque la intención es darle continuidad en el futuro.
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