Paseo en bici, picnic y un baño en una poza

Pocos meses después, Juanma decidió poner en marcha un negocio turístico de alquiler de bicicletas clásicas y mountain bike, para conocer el valle pedaleando entre Puente Viesgo y Ontaneda, bordeando el río y con paradas para darse un chapuzón, hacer un picnic o visitar la iglesia de Santa Cecilia.

Y para que nadie se quede fuera del plan, el servicio de alquiler dispone de remolques especiales para perros, «los nuevos niños», bromea Juanma. También hay otros remolques para los niños más pequeños, que todavía no dan pedales, y triciclos para los adultos que ya no se sienten seguros sobre dos ruedas.

«El plan no está centrado en hacer actividad física, sino en conocer los encantos del valle a través de este transporte sostenible y ecológico que te permite ir bordeando un río, encontrarte con vacas, ovejas, cabras, casitas... descubrir un antiguo puente del ferrocarril o un acueducto. Todo está muy bien cuidado y lleno de encanto», destaca Juanma.

El recorrido se extiende a lo largo de 15 kilómetros por la Vía Verde del Pas, por donde antes pasaba el ferrocarril. Es un camino prácticamente llano y sin desnivel. El tiempo para recorrerlo es el que cada uno quiera invertir, dependiendo de las paradas y las visitas que se hacen por el camino, los baños en las zonas de pozas del Pas o en la piscina municipal de Ontaneda, donde también se recomienda darse un buen chapuzón.

El alquiler mínimo es media hora (tres euros) y máximo, todo el día, (15 euros) hasta las ocho y media que cierra la caseta de recogida de bicis. «La mayoría de la gente sale sin saber cuánto tiempo le llevará y, así, de forma espontánea, van decidiendo lo que les gusta. Muchos vuelven justo al cierre y me cuentan donde han comido y hasta que se han echado una siesta a la sombra de un buen árbol».

Las bicicletas están fabricadas en Cantabria y son de la marca Fabric Bike. Son de estilo clásico y de paseo, «muy cómodas para este trayecto», destaca Juanma. «A partir de 13 años casi todas las jóvenes se decantan por ellas. También tenemos bicis para niños de todos los tamaños y mountain bikes para los que les gusta salirse del camino».

Juanma ha desarrollado una App donde se va indicando los puntos de paradas por el camino: zona de picnic, restaurantes, fuentes de agua, piscina municipal de Ontaneda, pozas en el río, lugar de columpios infantiles, o un restaurante con terraza y con una cueva dentro, «perfecto para comer platos caseros a la fresca en estos días de ola de calor».

La idea está teniendo mucho éxito y engancha porque «es otra manera de hacer turismo. Hay gente que viene con reserva previa, pero muchos otros nos conocen al vernos y de manera espontánea y sobre la marcha deciden alquiler la bici».

A raíz de este nuevo negocio, Juan Manuel Díez Arévalo se instaló junto a su mujer, Sonia Rodríguez Garmendia, y sus dos hijas en la pequeña localidad de Villasevil, con cerca de 290 habitantes. Asegura que «nada» echa en falta de las comodidades y estilo de vida de una urbe como Madrid o Santander, donde había vivido antes. Lo que sí extraña es «a la familia y amigos, pero por suerte vienen a visitarnos por estar en un sitio tan bonito».

«En el campo el tiempo es de calidad, los días son largos y el trato con la gente es amable y cercano. Además, comemos mucho más sano. Los vecinos nos regalan a menudo productos de su huerto, tomates, calabacines, pepinos... y nosotros correspondemos con otras cosas. Aquí se lleva mucho una especie de trueque altruista y voluntario», añade Juanma.