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J. D.
Viernes, 21 de marzo 2025, 15:13
Ernesto de Hannover vuelve a acaparar titulares. Esta vez no es por algún escándalo sonado, que aquellos tiempos parecen haber quedado atrás, y más tras afianzar su relación con la artista Claudia Stilianopoulos -hija de Pitita Ridruejo-, sino por su estado de salud. La prensa alemana, pese a que el aún marido de Carolina de Mónaco -nunca llegaron a oficializar la separación- reside desde hace años en Madrid, ha dado la voz de alarma después de ver las últimas imágenes del polémico príncipe: encorbado y con andador. Y es que Ernesto de Hannover sigue sufriendo las secuelas de la operación de cadera a la que se sometió el pasado diciembre en la clínica Ruber de Madrid, lo que ha frenado en seco su activo estilo de vida.
Aunque en realidad se trataba de una operación rutinaria, tras la cual la mayoría de los pacientes pueden volver a caminar con normalidad al cabo de seis u ocho semanas, el aristócrata sufrió complicaciones, por lo que sigue necesitando la ayuda de un andador para su día a día. Tras someterse a una primera operación en noviembre de 2024, que no dio el resultado deseado, decidió afrontar un nuevo paso por el quirófano. La rehabilitación fue inicialmente satisfactoria, pero sus progresos fueron cada vez más limitados. Más de tres meses después, continúa la incertidumbre sobre cuándo se recuperará por completo.
Este hecho se une al largo historial médico del aristócrata de 71 años recién cumplidos. En 2005 entró en coma inducido por problemas en el páncreas, por lo que no pudo asistir al funeral de su suegro, el príncipe Rainiero. Tras su recuperación, declaró que había cambiado su poco saludable estilo de vida. Luego vendrían una operación en la rodilla y una nueva intervención de urgencia para extirparle una úlcera. Hace cinco años tuvo un tumor del que fue tratado con éxito.
En 2020 debió ser ingresado en una clínica psiquiátrica tras un incidente en su casa de campo de Grünau. Según informes policiales, el príncipe austriaco pidió ayuda alegando que alguien quería matarle. Cuando los agentes acudieron a su domicilio, Ernesto de Hannover se mostró violento y agresivo hacia ellos.
Ahora, en su nueva vida en Madrid, donde también tienen fijada su residencia su hijo Christian y Sassa de Osma, el príncipe Ernesto ejerce de cariñoso abuelo con los hijos de la pareja y parece estar alejado del foco mediático, aunque, eso sí, no del todo. Hace unos meses saltó la noticia de que el aristócrata había tenido un incidente en un restaurante, con lanzamiento de copas y platos incluidos. Pese a que su pareja Claudia lo desmintió, la mala fama que precede a Ernesto de Hannover dio veracidad a la versión del dueño del restaurante.
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