Cómo evitar estafas en el amor y qué perfil es más común que caiga en los engaños

Estamos cada vez más concienciados con las estafas. Recibimos mails que aseguran que nuestro paquete no puede ser enviado por un error en la dirección de entrega, también que nuestro pedido está en aduanas y debemos abonar unos cuantos euros para que pueda ser entregado, avisos de bancos donde ni siquiera tenemos dinero... En definitiva, empezamos a sabérnoslas todas.

Pero hay un tipo de estafa de la que habla bastante en los medios de comunicación y en las redes sociales -también en los corrillos con conocidos- que no siempre es fácil ponerle freno: las estafas del amor. Es una estafa que alguien te venda un idilio que no termina siendo tan bonito, que te digan mentiras y te prometan un futuro mejor, pero también lo es que te pidan dinero y desaparezcan.

Es, casi siempre, la misma historia: conoces a alguien especial en un sitio web o aplicación de citas. Pronto querrá tener tu teléfono para continuar hablando por esa vía y descubres que os estáis enamorando pero vive lejos, tal vez por trabajo o por un problema familiar. Y... ¡pum! Empieza a pedirte dinero para un billete de avión y así visitarte, o porque tiene un problema de salud y no puede pagar el tratamiento, o está estudiando y algunos créditos no se los conceden... En cualquier caso, terminas mandándoselo porque estás de amor hasta las cejas y automáticamente dejas de saber de esta persona. Como decíamos, es un clásico que mucha gente no se sabe aún.

Lara Ferreiro, psicóloga y autora de '¡Ni un capullo más!: el método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta', comenta que estos fraudes están principalmente centrados en engañar sobre todo a mujeres: «Tenemos más propensión a caer en estafas amorosas. Crees que tienes una relación de pareja con esa persona y al final el objetivo siempre es el dinero. Cabe recalcar que cualquier mujer puede caer en una estafa amorosa y especialmente en un momento de vulnerabilidad, como es que te hayan despedido de tu trabajo, tu pareja te hayaq dejado, te sientes muy sola...».

No obstante, hay perfiles más propensos a ello como pueden ser mujeres adictas emocionales que se engañan en relaciones tóxicas, que están solas... Según Ferreiro, sobre todo mujeres a partir de 50 años que «se pueden sentir abandonadas»: algunas tienen depresión, ansiedad, fibromialgia, han pasado por un divorcio o sus hijos ya han salido del nido.

«Yo una vez en televisión hablé con una mujer que decía que había dado 100.000 euros a Luis Miguel, el cantante, y al final ella acabó confesando que, bueno, llega un momento en el que podía intuir que no era Luis Miguel pero que se sentía también hablando con alguien y le hizo seguir adelante», comenta.

El catfishing es un tipo de estafa que consiste en crear perfiles falsos para engañar a otra persona, y utilizan fotos robadas. La sextorsión es común también y consiste en que los estafadores buscan dinero u obtener información tuya por las imágenes que le has mandado -generalmente fotos que no mandarías a nadie que no fuera tu pareja- y si no haces lo que te pide las difunde.

No menos conocidas son las estafas 'Deep Fake', que gracias a la inteligencia artificial suplantan la voz de tus seres queridos. Es tan exacto que con esta técnica han sido capaces - y siguen siéndolo- de sacar mucho dinero porque es tan exacta la voz que piensas que un familiar o amigo está en apuros.

«Los estafadores del amor suelen utilizar la estafa en varias fases. La primera es ganar confianza; luego llega la euforia, que es como la campaña electoral: son maravillosos, te van a apoyar en todo. Es una fase cargada de euforia y romance», señala Lara Ferreiro.

En la segunda entra en juego el chantaje: te venden una historia en la que tienen a algún familiar pasando por una enfermedad para así provocarte pena, que te sientas culpable porque tú tienes cosas que esa persona no y podrías ayudar... Por último, la fase en la que se llevan el botín. «Su vida es tan trágica que a través de la pena terminas dando el dinero. Se muestran urgentes y desesperados para luego desaparecer».

Tal como aconseja Lara Ferreiro, lo primero que hay que hacer y más básico es evitar dejar dinero a personas que no se conozcan. Aunque se lleve un tiempo hablando por Internet con alguien, realmente no le conoces y tras la pantalla puede estar cualquier persona. «A una persona que no has visto físicamente, que no has estado en su casa y que no sabes dónde vive no es tu pareja, o sea que no des información a nadie. Sospecha de las personas que te escriban para ligar por redes sociales porque probablemente sea uno de los capullos de mi libro; cuando un hombre va demasiado rápido y todo son te quiero y no te conoce nada, es una estafa».

La psicóloga cuenta un caso que conoce de cerca. Un hombre que contactaba por redes sociales a sus víctimas y tenía cuatro novias: la del lunes, martes, miércoles y jueves y a todas les decía que estaba opositando: «Él decía que estaba opositando para juez y que por eso no las veía como les gustaría, porque tenía que estudiar mucho. Cada una le daba cinco mil euros porque eran empresarias y se sacó 20.000 euros en un mes».

La experta alerta de que no hay que compartir número de teléfono, ni información bancaria y en ningún caso dar dinero a alguien a quien no se conoce: «Bloquea siempre que te escriba alguien que no conoces por redes sociales con la intención de ligar porque seguramente te contacte por tema económico o para desestabilizar tu nivel emocional».

Por otro lado, también puedes realizar una búsqueda inversa. Por ejemplo, buscar la foto del perfil a través de herramienta como Google Lens que te comprueba si esa persona existe o no. Y, además, hay que denunciar: «Hay una aplicación que es AlertCops y es policías y de guardias civiles. Puedes poner la denuncia por internet en la brigada telemática, o sea que si te avergüenza ir a la comisaría también lo puedes hacer a través de la aplicación de la policía y de las fuerzas y seguridad del Estado. Aunque no puedas recuperar lo perdido, esto evita que haya otras víctimas que también puedan acabar absolutamente destrozadas. Y, por supuesto, hay que buscar también asesoramiento psicológico e incluso legal», concluye.

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