Lola Morales es una profesora andaluza que da clases de Secundaria y Bachillerato en un instituto de Madrid. Nacida en Castillo de Locubín (Jaén), en 1979, esta licenciada en Matemáticas por la Universidad de Granada y Licenciada en Antropología Social y Cultural por la UNED ... se ha convertido en una divulgadora que no solo imparte seminarios de formación a profesores, sino que crea y difunde actividades para sus alumnos que revolucionan los métodos de enseñanza tradicional.
El verano de 2022 publicó su última invención: Matemápolis. Se trata de una ilustración creada originalmente en tamaño A2 que representa « una ciudad matemática en la que puedes perderte para encontrar detalles matemáticos por sus rincones», según explica Lola Morales. Se trata de una ilustración del tipo «busca y encuentra», como aquellas clásicas de «Buscando a Wally», pero con temática matemática.
200 personas y objetos matemáticos
En ella, de forma detallada, se pueden encontrar casi 200 personas y objetos matemáticos, así como inumerables fórmulas matemáticas, teorías, teoremas, retos, acertijos y juegos. Se puede intentar (solo intentar) cruzar los puentes de Konninsberg de Euler, buscar el teorema del bocadillo (o sandwich) de jamón, recorrer la escalera imposible que solo asciende, averiguar cómo es la mejor manera de apilar las naranjas o realizar el recorrido completo del caballo por un tablero de ajedrez, entre las decenas y decenas de actividades que ofrece.
Por Matemápolis te puedes cruzar con Gauss, Newton, Pitágoras, Ramanujan, Fermat o Poincaré, entre otros genios, pero también con personas mucho más cercanas y terrenales como Eduardo Sáenz de Cabezón, Clara Grima o Marta Macho Stadler, por ejemplo. «Hay decenas de personajes, objetos, teoremas o curiosidades relacionadas con las matemáticas que están esperando a ser buscadas y, por qué no, investigadas para sacar mucho más partido de la ilustración», explica Lola.
Se puede descargar gratis y hacer donaciones
Lola ha generado la ilustración en
tres formatos
(pdf, jpeg y tiff) para facilitar la descarga y mejorar la calidad de la impresión y
ha subido su trabajo a la plataforma Gumroad
para poder descargarlo gratuitamente desde allí, aunque se puede realizar aportaciones económicas de cualquier cuantía (desde 1 euro hasta el infinito, como no podía ser de otra manera) para poder seguir alimentando los proyectos que puedan surgir.
«Basta con poner 0€ (ojo, por defecto aparece el 0 €, pero en gris, hay que poner un número para poder obtenerlo) y descargarlo en pdf, jpg o tiff. Sin embargo, si alguien quiere aportar algo más, es más que bienvenido, claro. No puedo dejar de dar las gracias a las decenas de personas que así lo han hecho», añade Lola.
Se trata de una ilustración grande, para verla con zoom en el ordenador o, idealmente, imprimirla en tamaño mínimo A2 (aunque queda bien incluso en A0).
A lo largo del paseo por este paraíso matemático se esconden conceptos como el Cuerno de Gabriel, los diagramas de Voronoi o los conejos de Fibonacci, se pueden descubrir un montón de escaleras y edificios imposibles o visitar el Hotel de Hilbert.
En el dibujo hay teoremas, diagramas, fórmulas y conceptos básicos y fundamentales de las matemáticas que han permitido conocer el mundo como lo conocemos actualmente, y que han tenido repercusión en el desarrollo de la astronomía, la programación o la informática, la invención de objetos y la innovación y que está presente, sin darnos cuenta, en todas y cada una de las cosas que hacemos en la vida diaria.
«Son casi 200 personajes y casi 200 horas de trabajo, pero lo he pasado fenomenal haciéndolo. La mayoría son muy claros (una vez se encuentran) pero otros hacen referencia de modo más sutil. Quizá me he dejado alguno, que ya he perdido la cuenta. Tuve que saber parar, si no, no acabo», reconoce Lola..
La idea: un regalo para su hija
¿De dónde surge esta idea? Pues, según relata Lola, «el origen realmente no tiene mucho que ver con el resultado final. Tengo una hija de 4 años a la que le encantan los libros de buscar y encontrar cosas. Desde muy pequeña nos pasamos horas mirando esas ilustraciones llenas de personajes que interactúan y objetos curiosos, preguntándonos cosas sobre ellos. Son libros muy populares en el norte de Europa, pero también aquí empiezan a tener su público y a nosotras nos encantan. Así que a principios de año decidí empezar a aprender a dibujar para, entre otras cosas, hacer una ilustración para mi hija en la que hubiera objetos y personas de su entorno«.
«Me levantaba todos los días temprano para ver tutoriales de YouTube o hacer algunos cursos sobre ilustración, ya que nunca había dibujado ningún personaje, solo algunos paisajes con acuarela», subraya. «Además de en papel, me compré un iPad para dibujar también en él que fuera más fácil guardar el trabajo que iba haciendo y día tras día dibujaba cosas. A veces eran simples bocetos que hacía en post-its y que le ponía a mi hija en la tartera del colegio, pero otras veces pasaba semanas con una ilustración más trabajada».
Así desarrolló Matemápolis
Pero ella es matemática y profesora, «y eso siempre tira». Así que se dio cuenta de que en varias de las ilustraciones «empezaba a haber objetos matemáticos o algunas cosas relacionadas con la disciplina. En verano tenía tiempo para iniciar un proyecto que aunara dibujos y matemáticas y decidí empezar una ilustración de buscar y encontrar cosas para mi hija que tuviera algunos detalles matemáticos: un cubo, un cilindro, alguna simetría… Me pareció mejor hacerlo con una perspectiva isométrica que favoreciera la geometría y empecé a poner objetos y personajes sin parar: ¿por qué no meter a Descartes? ¿Y si pongo una banda de Moebius? ¿Cómo quedaría un edificio con forma de escutoide? Entonces fue cuando decidí colocarlo precisamente en una ciudad con un río y siete puentes que cruzar. A partir de ahí, no había fin: pasaba las horas de dibujo imaginando otros edificios, otros personajes, otros objetos matemáticos, cómo meter el problema de Monty Hall en un edificio… Si no se hubiera acabado el verano, todavía podría estar incluyendo cosas.
De esta manera, la profesora fue introduciendo elementos y, conforme iba dibujando, la ilustración fue creciendo. «Se me ha ido un poco la mano», admite Lola Morales, que ahora pretende usarla en el aula «para contar cosas sobre Historia de las matemáticas y sobre resultados curiosos que no suelen verse».
A quién va dirigido
Lola cuenta que realmente «no empecé el proyecto pensando en que fuera dirigido a nadie más que a mi hija y a mí en el sentido de ponerme a prueba y motivarme a aprender. Pero es cierto que en cuanto empecé a meter objetos, teoremas y personajes, pensé mucho en mis alumnos y en la posibilidad de usar la ilustración como excusa para hablar de la Historia de las matemáticas o para contextualizar ciertos resultados o conceptos. Con el paso de las semanas, muchos profesores me han escrito diciéndome que lo están usando en clase para algo similar. En mi propio instituto (el IES Gran Capitán de Madrid) lo vamos a usar para que los alumnos investiguen sobre los objetos o personajes que deseen«.
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