La polémica de los grupos de Instagram que ha revolucionado a las 'influencers'
VIRALES ·
La compra de seguidores y 'me gustas' en la red social desata la ira de profesionales que cumplen con las reglas del 'juego'Secciones
Servicios
Destacamos
VIRALES ·
La compra de seguidores y 'me gustas' en la red social desata la ira de profesionales que cumplen con las reglas del 'juego'Laura Chamorro
Miércoles, 17 de febrero 2021, 20:03
Una huida hacia adelante es lo que han comenzado a hacer algunos 'micro influencers' desde que hace unos días se abriese la caja de Pandora. La caja de Pandora sí, porque tras las denuncias públicas de algunas usuarias sobre una supuesta mala praxis, ... la bola no ha hecho nada más que crecer y crecer y crecer... El hecho quedaría en una simple nimiedad de perfiles que buscan una mínima y desesperada notoriedad a costa de lo que sea, si no fuese porque esas mujeres y hombres mienten (y por lo tanto, estafan) presentando unos números y unas estadísticas lejos, muy lejos de la realidad, a empresas que contratan publicidad en plataformas como 'Instagram'.
Rebobinemos porque entiendo que vosotros, alejados de ese tipo de actuaciones, os hayáis perdido y que ni siquiera sepáis de los que os estamos hablando porque sí, es todo tan superficial e irreal como surrealista.
Empecemos por el principio, que la historia tiene muchas aristas, os lo aseguro. ¿Sabíais que la gente compra seguidores para hacer creer que tiene una amplia comunidad digital?, ¿y que adquieren «me gustas» de 1.000 en 1.000? Pues sí amigos, así está el patio. Y no compran ni 5, ni 10, ni 50. Algunos usuarios adquieren paquetes de 5.000 o 10.000 'followers' o 'likes' a golpe de Visa, sin pestañear y sin ningún cargo de conciencia por el hecho de cruzar la delgada línea de la verdad y la mentira. La ansia y la necesidad de ser queridos y venerados llega a límites tan insospechados, que son capaces de engañarse a sí mismos, viviendo una realidad paralela al resto de los mortales. Porque lo que no saben (o no son conscientes) es que únicamente se mienten a sí mismos.
Y si no os pongo un claro ejemplo: todavía recuerdo cuando, tras una charla sobre 'micro influencers', una de las invitadas (hasta entonces ejemplo de una conducta irreprochable), en 48 horas pasó de 1.800 a 6.800 seguidores, casualmente, todos ellos de países del este y asiáticos (en marketing digital eso es un signo inequívoco de compra de seguidores). O cuando, en poco menos de un año, media docena de 'instagramers' empezaron a crecer de mil en mil, de dos mil en dos mil, de forma más que sospechosa. ¿Cómo os quedáis? A nosotros no nos sorprendió porque conocíamos desde el minuto cero este tipo de conductas; el problema reside en las empresas que son engañadas con números fraudulentos. Y esto que os cuento, concretamente en 'Instagram', creedme que se ha convertido en el pan de cada día entre los perfiles que buscan un reconocimiento público sin esperar a un crecimiento real y orgánico.
La cosa no queda ahí. Actualmente, la compra de seguidores y 'likes' se considera tan «de principiante», que en otro escalafón se sitúan los que compran comentarios. ¡Sí, comentarios! «Qué guapa estás», «me encanta», «brutal», «eres la mejor»... un sinfín de frases recurrentes adquiridas para que parezca que tu comunidad no sólo te sigue, sino que te admira e interactúa contigo. Pero como todo en la vida, todavía existe un mayor nivel de surrealismo: el procedimiento de las y los pillos, los «muy pillos». Leed atentamente hasta dónde puede llegar, supuestamente, la mente humana. Y permitidme que me ahorre los calificativos:
Grupos organizados
Hace unos días, nos empezaron a llegar informaciones de supuestos grupos organizados que se dedican a seguirse entre sí y a darse 'likes' entre quienes los componen. A raíz de los datos que nos llegaron, al principio difusos, empezamos a conocer las prácticas de estas organizaciones. Atentos porque, en resumidas cuentas, así es como supuestamente operan:
1. Se crea el grupo. Pensemos por un instante, que a esa comunidad se suman, por ejemplo, 1.000 personas.
2. Esos 1.000 usuarios, cada día, se dan «me gustas» entre sí (un trabajo, por cierto, titánico). Se da por supuesto que deben seguir al resto de compañeros.
3. Además, tras los 'likes', llega el momento de escribirse comentarios entre unos y otros. Les guste o no, se conozcan o no.
4. No contentos con eso, cada una de esas personas se crea otra cuenta. Y a través de esos perfiles, vuelven a seguir a todos los miembros de la comunidad, teniendo el compromiso de «dinamizar» las fotos de todos.
Números irreales
1. Engañan momentáneamente al algoritmo de 'Instagram'. Este interpreta que esas cuentas se han popularizado y las visibiliza. En ese instante, estos se convierten en exclavos de su mentira porque si paran de ejecutar el procedimiento marcado, se les cae todo el «Castillo de Naipes».
2. Esos perfiles, por ejemplo (y por arte de magia) pasan de 300-500 'likes' por foto a 1.200-1.500 de un día a otro.
3. El número de seguidores aumenta de 1.000 en 1.000 en algunos casos.
4. Y consiguen que a las marcas, a golpe de vista, les parezca que el crecimiento ha sido orgánico («pan para hoy y hambre para mañana» porque su influencia es mínima, ficticia; sólo reside en su cabeza). Los usuarios que pertenecen a un único grupo organizado crecen poco a poco, pero si se adhieren a cuatro o cinco más, pasan de 8.000-9.000 seguidores a 17.000-18.000 en pocos meses.
Etiquetas específicas
Al principio se empieza a producir un aumento de 'followers' cuanto menos extraño. Sin un cambio de rumbo aparente en las estrategias, las cuentas experimentan evoluciones sustanciales y crecimientos exponenciales. Una vez que la intuición nos pone «alerta», es medianamente sencillo descubrir «el pastel»: Existen supuestas etiquetas específicas que agrupan a estas personas. Publican en el 'feed' de 'Instagram' una galería y los 'tag' los esconden a partir de la segunda o tercera foto. Algunos perfiles mantienen en el tiempo las etiquetas; y otros, sin embrago, tras el transcurso de las horas, se toman la molestia de borrar todo rastro. Los seguidores de estos perfiles, casualmente, no tienen apenas 'followers' ni movimiento en sus cuentas, pero siguen a muchísima gente. Y como todo en la vida, y por si hubiese alguna duda, siempre existe gente dispuesta a contar cómo trabajan...
¿Profesionales? ¡Sí, gracias!
Evidentemente, si fuesen perfiles que no intentan monetizar a modo de 'influencers' sus publicaciones, no habría problema alguno. La cuestión reside en que se definen y presentan como profesionales con 'engagement'.
¿Quiénes salen perjudicados de esta picaresca? Sin ninguna duda, las pequeñas 'pymes' que confían en sus números, y que no tienen la capacidad ni las herramientas de corroborar si eso que dicen es cierto o no...
Esto da para uno o varios debates, pero por hoy, si me lo permitís, ya es más que suficiente. Por ahora, simplemente hemos puesto el foco sobre lo que está pasando en el denominado 'micro' mundo 'influencer'. Y ya después, «que cada palo aguante su vela». Avisados estamos todos.
Nuestra compañera Adriana del Val y Ruiz, responsable de 'Tengo Sincio' y profesora en Cesine tiene una postura clara frente a esta polémica. «Como consultora de Marketing Digital y redes sociales, llevo años tratando de encontrar, entre otras estrategias, los mejores 'influencers' para que colaboraran con mis clientes. Sé, por los resultados, que este tipo de estrategias funcionan. Pero claro, si entramos en argucias como las que han salido a la luz últimamente, va a ser muy complicado para las pequeñas y medianas empresas confiar en este tipo de acciones. Es una pena que, por el egocentrismo y narcisismo de algunos, grandes creadores de contenido vayan a sufrir las consecuencias. Desde mi posición siempre intento investigar al máximo con quién trabajo y así seguirá siendo. La confianza siempre debe ser lo primero».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.