La Navidad es una época mágica, donde los más pequeños esperan ansiosamente regalos, pero la cantidad de paquetes que pueden llegar a abrir en estas fechas cada vez genera más preocupación entre las familias. ¿Realmente necesitan tantas cosas? ¿Son más felices por recibir muchos obsequios? ¿ ... Ya tienen días suficientes para jugar con tantos juguetes? Son algunos de los interrogantes que nos planteamos muchos padres, que en muchos casos no sabemos cómo acertar para dar con la fórmula correcta.
Cada niño español recibe más de diez regalos de media entre amigos y familia: un Pokémon por aquí, una consola por allá, las zapatillas con luces que tienen sus amigos... Pero apabullar a los niños con regalos puede provocar el llamado síndrome del niño 'hiperregalado'. Y esto se traduce en que nuestros pequeños no aprecien los obsequios que reciben, que sientan que nunca son suficientes o adecuados y que, por tanto, se vuelvan más caprichosos y egoístas. Con más juguetes que tiempo para jugar, pierden la ilusión y no aprecian ni valoran los presentes. Además, pueden llegar a pensar que recibir cosas materiales tiene mucha importancia, más incluso que otros valores que florecen en esta época como la unión familiar o la solidaridad con los demás.
Aquí algunos consejos para evitar esta situación:
1. Donación de juguetes
Los días previos a cumpleaños, Navidades o fechas significativas en que van a recibir regalos, son una buena oportunidad para inculcar a nuestros hijos valores como la solidaridad, generosidad, empatía y gratitud. Debemos revisar con ellos todos sus juguetes y retirar aquellos que ya no usen para regalarlos o llevarlos a un punto de donación, así otros niños con menos recursos podrán disfrutar de ellos. De esta forma, no sólo habremos liberado espacio, si no que les estamos enseñando a compartir y a desprenderse de las cosas materiales.
2. Regla de los cuatro regalos
Una buena idea para evitar la acumulación de juguetes es establecer la regla de los cuatro regalos. Esta regla consiste en regalarles artículos que cumplan con los siguientes principios:
- Algo que sirva para llevar o vestir.
- Algo para leer.
- Algo que realmente deseen.
- Algo que necesiten.
De esta forma, nos aseguramos que el número de regalos no sea excesivo y de que realmente reciben algo que quieren y necesitan. Para lograrlo, debemos hablar con familiares y amigos, explicarles el propósito de nuestra decisión y pedirles que por favor colaboren.
3. Rotación de juguetes
Si consideras que aún así por parte del entorno ha recibido demasiados juguetes, algunos incluso que no son para su edad actual, puedes optar por guardar unos pocos e ir sacándolos cuando te parezca oportuno. Además, es recomendable retirar temporalmente aquellos con los que menos juegue, creando de esta manera una rotación de juguetes, que hará que los reciba con ilusión y les preste atención.
4. Apostar por la calidad frente a la cantidad
Por supuesto, no se trata de no regalarles nada, pero para evitar el exceso de regalos, es recomendable hacer con ellos la carta de los Reyes Magos. También es preferible que la escriban sin un catálogo de juguetes delante, ya que se recomienda que piensen en regalos que fomenten su creatividad e imaginación (pinturas, plastilina…), que pidan materiales deportivos (balón, raqueta, patines…) o juegos de mesa y puzzles.
5. Regalar experiencias
En ocasiones, somos los progenitores los que pensamos que cuantos más regalos, más felices serán nuestros hijos, pero la realidad es que los niños lo que necesitan son menos juguetes y más tiempo de calidad con nosotros.
Por eso, una gran idea es regalarles tiempo en familia, hacer planes con ellos y compartir divertidos e inolvidables momentos. En definitiva, crear bonitos recuerdos juntos. Para ello, la mejor propuesta es regalarles experiencias en vez de cosas materiales de las que seguro acabarán cansándose. Algunos ejemplos sería una visita a un parque de atracciones, una excursión por la naturaleza, una tarde de cine, una entrada para ver un espectáculo, un día en el zoológico, salir a andar en bici… planazos enriquecedores que tardarán en olvidar.
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