Hoy comemos en Casa Enrique, el templo del carico montañés desde 1910

Por otro lado, su hija, Mercedes, desarrolla entre los fogones una cocina tradicional, con recetas heredadas que, en esta casa, se transmiten de generación en generación, para mantener una carta muy estable en cuanto a los platos icónicos del restaurante, pero en la que también tienen cabida siempre los mejores productos de temporada (angulas, setas, bocartes, bonito, caza...) para protagonizar platos sugerentes donde se encuentran los sabores de siempre.

Volver a Casa Enrique es siempre una garantía del buen comer y hacerlo con una relación precio-calidad más que correcta. Además, la excelente bodega que mantiene el anfitrión es otra certeza de que el maridaje podrá ser el más adecuado para cada perfil de cliente.

Cada restaurante tiene sus especialidades y Casa Enrique se identifica desde hace décadas por el carico montañés, esa alubia roja típica de Cantabria que en esta cocina guisan con exquisito mimo para conseguir un resultado admirable. Aunque sea un pequeño cacillo, es un plato de cuchara que resulta obligatorio degustar aquí. En la cuidada selección de los caricos y en la mano para dar los tiempos y el fuego adecuado al guiso está la esencia del plato.

En capítulo de entrantes, hay especialidades que se pueden recomendar sin miedo a equivocarse. Es el caso de las anchoas, la ensaladilla rusa, la ensalada de tomate con ventresca de bonito, los pimientos asados de Isla, el timbal de bacalao con verduras confitadas, los pétalos de haba salteados con jamón y yema de huevo, el pisto de calabacín a la bilbaína, los huevos al plato con foie, la tortilla de bacalao con verduras, las rabas frescas de calamar y las croquetas de centollo o de picadillo de chorizo. Muchos de estos platos se puede pedir en formato de media ración.

Otro entrante ideal para compartir son las almejas que aquí se preparan a la sartén o en salsa verde. La merluza (a la romana y en delicias) y el bacalao son las referencias en el ámbito marino. Este se elabora a la plancha, en salsa de tomate casero y a la vizcaína. En carnes, no faltan las de Cantabria (solomillo), pero también destacan unas deliciosas albóndigas y las carrilleras de ibérico,

Otra especialidad aquí es la casquería, desde los sesos de ternera rebozados a los callos (que se preparan con patatas fritas y huevo). Luego están la famosa lengua de ternera de Casa Enrique (rebozada o con salsa de tomate casero), los riñones al Jerez acompañados de arroz blanco, las mollejas de lechazo empanadas o salteadas con setas.

Y de postre, hay clásicos como el tiramisú o la tarta de queso, pero en este enclave gastronómico de Solares hay que probar la tupinamba, una receta de origen lebaniego con natillas acompañadas de una clara de huevo montada a punto de nieve con azúcar quemado y horneado