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Cocido lebaniego, disponible todo el año. DM
La Casona de Juntad, agradecida cocina de leña y acertado picoteo

La Casona de Juntad, agradecida cocina de leña y acertado picoteo

Nuevos arroces, también para llevar. A los clásicos a banda y negro de estilo alicantino se suman nuevas elaboraciones: de verduras, de marisco y con almejas.

Lunes, 18 de julio 2022, 16:28

Abierto como restaurante en el verano de 2015, la Casona de Juntad es una construcción barroca del siglo XVII, que durante varios años ejerció de anticuario. Una actividad dirigida por sus mismos propietarios, Antonio Martínez de la Pedraja y Ana Jara.

El picoteo elaborado, los platos de cuchara a la leña, los arroces y otras recetas familiares de influencia francesa centran la propuesta de este establecimiento, con un precio medio de 20 a 35 euros . Ubicado en el centro de Liencres, cuenta con un gran patio convertido en terraza y porche, en la que se ademiten mascotas. El espacio, con grandes dimensiones, les permite disponer de unas instalaciones de capricho, por ejemplo las cocinas. Una, de leña, en la antigua sacristía de la casona donde Antonio elabora el famoso cocido lebaniego que todos los días sale en el menú diario, de 17 euros (15 si es medio menú), y que los fines de semana se ofrece fuera de carta. Y otra, especialmente dedicada a la gran novedad: los arroces para llevar.

La terraza, muy protegida por los muros de la casona y con abundante vegetación e iluminación cálida para las noches, es un espacio perfecto para disfrutar de un sabroso arroz a banda o negro, de maganos y rape, con suave ali oli de albahaca. «Los arroces eran nuestra asignatura pendiente», confiesa Ana. «Antonio ha aprendido en Levante y los hacemos al estilo alicantino y con una selección para llevar, a 14 euros la ración». Con arroz redondo de variedad J.Sendra; el sofrito típico, la salmorreta; fumet totalmente casero, con mucha verdura y sin harina, lo cual es apto para celiacos.

Especialidades de la casa

Independientemente de la temporada, la cocina de leña es siempre agradecida. Algo tiene el fuego que los alimentos allí cocinados huelen y saben diferente. Premiado hasta en tres ocasiones en diferentes ediciones de la Ruta de los Pucheros de Cantabria, en esta casa el cocido lebaniego es santo y seña.

El fideo está siempre en su punto porque se incorpora a la sopa minutos antes de servir. El caldo es potente, sabroso y con cuerpo. Aparte se sirven los garbanzos, pequeños y enteros, junto con el compaño: repollo, chorizo, morcilla, carne y la ropa vieja con tomate. Una receta familiar con tradición.

Otras sugerencias son las rabas acompañadas de cebolla. En esta casa las frituras se cuidan mucho y también se rebozan sin gluten para celiacos y se fríen en freidora aparte. Los mejillones, al cava, al vermut o a la mantequilla, con una suave 'beurre blanc' francesa; el steak tartar al vodka o la hamburguesa de buey wagyu en pan de cristal -segunda mejor hamburguesa gourmet de Cantabria en 2019-. Las patatas bravas con ali oli de la casa; los huevos trufados con papas y foie; los langostinos 'thai' con trigueros o los raviolis de calabacín con mantequilla trufada, otras recomendaciones. Y si llegan al postre, tomen nota: la torrija es una receta de la casa con más de 100 años. Antonio hace en la temporada, una media de 80 al día.

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