Bajo el título 'Lo artesano frente a lo industrial', se ha generado en la tarde del lunes un interesante y enriquecedor debate en torno a las polémicas declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre la calidad de la carne que se produce en España ... y los modelos de producción.
Dentro de una nueva jornada del ciclo de debates 'La Agroalimentación en el siglo XXI: producto, nutrición y gastronomía', que cuenta con el respaldo de la Universidad Europea del Atlántico y la colaboración de Grupo Consorcio, la charla, emitida a través de la web de El Diario Montañés y moderada por el redactor jefe y coordinador de Cantabria en la Mesa, José Luis Pérez, ha tenido como protagonistas a los representantes sindicales, Raúl Guillarón, secretario general de Asaja Cantabria; y Gaspar Anabitarte, secretario general de UGAM-COAG; y a Jacobo Alonso, director general de la cooperativa AgroCantabria.
Se ha hablado de la falta de legislación, de necesidades, problemática, rentabilidad, calidad y valor añadido, y de la compatibilidad de los modelos para seguir siendo competitivos, pero al inicio, en una primera cuestión planteada –macrogranjas, ¿sí o no?–, los tres se han mostrado rotundamente contrarios y matizaron las afirmaciones del ministro de Consumo. El primero, Gaspar Anabitarte, quien aclaró el término: «Macroexplotaciones, que no macrogranjas. No puede haberlas de ninguna manera. Son la principal fuerza destructiva de la ganadería familiar en España».
Jacobo Alonso añadió: «Las declaraciones del ministro Alberto Garzón son totalmente equivocadas porque no se debe despreciar ningún producto, y mucho menos fuera de España, cuando la forma de producirlo cumple con los estándares europeos». Dicho esto, abogó por las microgranjas, «explotaciones como las que todos conocemos, de un tamaño más o menos grande, pero de ese tipo, porque no cabe duda que es la que tendrá viabilidad».
Ahora, ¿qué explotación es más eficiente o sostenible? «Puede que una con 40 vacas, si no tiene nada de base territorial, sea muy poco sostenible; y puede que otra, con un número de cabezas mayor, si tiene unas hectáreas de cultivo de maíz, que además fija nitrógeno atmosférico y aporta muchas cosas, sea sostenible. Hay que dejar claro que, al margen del término, nuestras explotaciones deben diferenciarse de las intensivas de cerdos o aves».
Por otro lado, ¿qué dimensión debe alcanzar una macrogranja para su definición? Raúl Guillarón ha aclarado que son varios los parámetros que entran en juego: «Tendríamos que diferenciar entre explotaciones intensivas y macrogranjas. De las primeras hay varias en España, sobre todo porque muchas pequeñas se han ido agrupando para ganar en calidad de vida. Debemos quedarnos con explotaciones sostenibles, respetuosas con el entorno y, fundamentalmente, de carácter familiar».
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