Amores y sabores entre tarteras

Los protagonistas, una joven casada y un hombre mayor viudo, crecen en el amor en la distancia entre comidas, tarteras y notas. Entre delicadas insinuaciones y cierto gusto por la recreación visual un tanto insistente, el director y guionista Ritesh Batra mezcla ironía, guiños dulzones, dramedia y encanto en un emplatado de Bombay y Bollywood que elude los tópicos con sencillez, más ese equilibrio entre la intimidad y la explosión de sabores que aflora de las historias mínimas. En ese vínculo de placeres directos, de búsqueda de lo esencial, la película se muestra limitada de talento y, sin embargo, resurge en un tramo final, a modo de postre de sensibilidad y precisión, que revela el tempo y los verdaderos ingredientes de una historia hasta ese momento algo atorada o envasada al vacío.

El indio Ritesh Batra debuta en el cine con esta comedia romántica, ambientada en su Mumbai natal, que tiene su origen en una relación epistolar. Curiosamente la cinta fue concebida como un documental sobre el sistema de entrega de las cajas de comida en su entorno, conocido como los 'dabbawala'.

Al trasladarla a la ficción logró que fuera la cinta extranjera más taquillera en Estados Unidos hace cuatro años. Una especie de love-tartera, de lata de comidas hindú, de 'tienes un e-mail', a veces empanado, otras acaramelado, que rezuma cartas, escritura, caligrafía, secretos, olores, sabores y exotismo.

Un mundo epistolar que aquí mastica el recuerdo de 'El bazar de las sorpresas' de Lubitsch, mientras se recrea en el atractivo del buen comer. La edad, el baremo de lo maduro, lo fugaz y la conversación son las especias de este menú para degustar sin prisas.