El placer de comer en la terraza de La Amura, a resguardo del Maremondo

Con la hostelería cerrada en sus interiores desde hace meses y al menos hasta el próximo 28 de febrero, los comensales que por necesidad, trabajo o placer busquen establecimientos con terrazas en óptimas condiciones para que el rato o la experiencia no se conviertan en algo desagradable tienen en el restaurante Maremondo una referencia de primer orden en Santander.

Su terraza, con vistas, calefactada y amplia y con adecuada distancias entre mesas, se ha convertido en estas circunstancias en una de las mejores opciones. En este espacio, denominado restaurante La Amura –como se denomina a la parte de los costados de un barco donde se estrechan para formar la proa–, el comensal puede disfrutar de una generosa carta de especialidades, en la línea que marca la cocina tradicional de la casa, con preocupación por disponer de buenas materias primas y por unas elaboraciones sencillas en las que se trata de hacer destacar el producto, en sabor y texturas.

Tras unas semanas de inactividad por las restricciones vigentes, este espacio ha retomado con fuerza sus propuestas gastronómicas, organizando, de la mano de su directora general Paloma Marcos, unas jornadas dedicadas a las angulas. De la mano de la empresa Sousamar, de Bustio, que proporciona la materia prima, se propone una clásica ración de angulas a la cazuela, hechas con aceite, refrito de ajo y una guindilla, de 100 gramos, a un precio de 63 euros. Se trata mayoritariamente de angula de lomo blanco, correctamente elaborada y manjar para quienes cada temporada disfrutan con este plato tan exclusivo.

Para quienes deseen las angulas en ensalada o con unas cocochas, el restaurante no tiene inconveniente para adaptarse a los gustos del comensal.

En la carta del restaurante no falta a diario un guiso de cuchara. Aprovechando la buena aceptación que tienen en estas fechas los cocidos, se ha diseñado un menú degustación de cocido montañés a un precio de 35 euros. Este comienza, como en todos los almuerzos del restaurante, con un pan de cristal, una degustación de dos aceites (Arbequina y Picual) y de tomate natural triturado.

El menú propiamente dicho arranca con una delicada mousse de espárragos que se acompaña por una elegante y sutil salsa de erizo de mar, que complementa el sabor de los espárragos.

Luego llega una generosa ración de cocido montañés, con su compango. El plato cumple todos los requisitos para ser recomendable. Y se concluye con una tarta de queso con frutos rojos, rica. El menú incluye en su precio el agua mineral y un tinto Ribera Fuentenarro roble (que se puede sustituir por un Verdejo).

En su proyecto por impulsar Maremondo, y a la espera de que se abran los interiores, Paloma Marcos destaca que en la terraza también se sirven a diario desayunos y meriendas (por 3,90 euros, café o infusión, tres mini croissants de mantequilla –más uno de regalo– y zumo de naranja natural), propiciando así que puedan reunirse clientes para temas laborales. Además, como reciente incorporación, una mini furgoneta da servicio al cliente de chocolate con churros, gofres y crepes de diferentes sabores. Está operativa de 9.00 a 12.00 horas y de 15.00 a 21.00 horas.