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Dulces, carnosas y muy refrescantes, aunque también delicadas. Así son las frutas del verano. Una temporada en la que sobresalen el melón y la sandía. Ambas pertenecen a la misma familia, las Curcubitaceae –como el calabacín, la calabaza o el pepino– y en cuestión de variedades, en el caso del melón, la más consumida durante el verano es la conocida como 'piel de sapo'. Este producto nacional, tiene forma ovoide, un tamaño que ronda los 30 centímetros y puede llegar a los 4 kilos de peso. Su corteza exterior es gruesa y estriada; y su carne interior es blanca, suave y crujiente, de gran sabor.
Rojo, amarillo, naranja, verde y morado son los colores que predominan en la frutería del verano. Piezas muy aromáticas, refrescantes y fáciles de comer, en cualquier lugar y a cualquier hora. Aunque el melón y la sandía sean los reyes de la temporada, comparten protagonismo con las frutas de hueso como las cerezas, los melocotones, las nectarinas, las ciruelas y los paraguayos; así como los higos o las zarzamoras.
A mordiscos o en gajos, las frutas del verano resultan siempre apetitosas y son muy versátiles porque combinan con casi de todo. Por ello, además de ser un postre o tentempié muy refrescante, sirven de ingredientes para multitud de recetas y elaboraciones, ensaladas, guarniciones, tartas, helados, compotas, mermeladas, confituras, licores... También en conserva, en almíbar o, incluso, deshidratadas.
A diferencia de lo que ocurre con el melón y la sandía, que ya se recogen todo el año, las frutas de hueso solo se dan en los meses más cálidos del año. Son las primeras en florecer y en algunos casos como los cerezos del Valle del Jerte, en Cáceres, o los melocotoneros de Cieza, en Murcia, son un espectáculo.
España es uno de los principales productores de frutas con hueso de Europa –e incluso del mundo–, en algunas variedades como los albaricoques, ciruelas, nectarinas, cerezas... Aunque la mayoría tengan su origen en Asia.
Existen numerosas variedades de frutas con hueso, fruto de su adaptación a los diferentes climas y terrenos. De ciruelas y melocotones hay más de dos mil y las cerezas superan el millar.
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Esta fruta de verano es muy rica en flavonoides y polifenoles (antioxidantes). Su contenido en fibra tampoco es despreciable. Las variedades más dulces y jugosas son las más apreciadas en España, aunque también se encuentran las de sabor amargo agrio, característico de las guindas. Consejo: Conservar sin lavar en la parte menos fría de la nevera.
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esulta interesante su aporte en pro-vitamina A o carotenos. Contiene una cantidad de potasio muy superior a la media de otras frutas. El contenido en vitaminas y minerales se incrementa en los orejones (deshidratados), aunque aumentan las calorías. Consejo: Se recomienda consumir madura; cuánto más rosácea, más dulce.
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Su principal componente es el agua. Además, tiene hidratos de carbono como el sorbitol, de leve acción laxante que se ve reforzado por su abundancia en fibra. La ciruela (verde, amarilla o roja) se caracteriza por tener antocianos (pigmentos de acción antioxidante y antiséptica). Consejo: Si están verdes, dejar madurar a temperatura ambiente.
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A pesar de su sabor dulce, el melocotón no es un fruto especialmente rico en azúcares pero sí fuente importante de beta-caroteno o pro-vitamina A (responsable de su color), fibra y potasio. Uno de sus rasgos característicos es la presencia de vello en la piel. Consejo: Lo ideal es comprarlos maduros y guardarlos separados del resto de las frutas.
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Esta fruta, que resulta del cruce del melocotón con la ciruela, es su aporte en carotenos o pro-vitamina A, fibra y potasio lo que la hace interesante. Aunque aporta más azúcares que el melocotón, su contenido calórico sigue siendo bajo. La de carne amarilla es la más apreciada. Consejo: Elegir siempre las que estén firmes y de color rojo anaranjado.
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A pesar de ser una variedad de melocotón, presenta una forma, tamaño y textura diferente, con una carne blanca y jugosa. Es rica en carotenos o pro-vitamina A, fibra y potasio. Consejo: Si se compran verdes se pueden guardar a temperatura ambiente hasta que maduren.
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Fruta de la misma familia que el calabacín, la calabaza o el pepino. Bajo en calorías, contiene mucha agua y a pesar de su sabor dulce es pobre en azúcares. Tiene alto contenido en potasio y vitamina C. Consejo: Elegir los que tengan estrías y la 'cama' amarillenta.
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De la misma familia que el melón, más del 90% es agua, lo que justifica su uso como bebida refrescante. Tiene vitamina C y multitud de antioxidantes. Consejo: Es una fruta sensible al frío, por eso es recomendable guardarla en la zona menos fría de la nevera.
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Es el fruto de la segunda cosecha de la higuera (el primero es la breva). Su sabor es exquisito, perfumado y dulce, y su aporte calórico es alto. Consejo: Si se compran maduros (piel arrugada y con estrías) se pueden conservar durante tres días en la nevera.
10
Este fruto silvestre. Posee un alto contenido en agua, fuente de vitamina C y E. Cuando no están muy maduras contienen bastantes taninos. Consejo: Una vez recogidas de las zarzas, se deben consumir en un plazo de tres a cinco días.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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