El aroma que no puede faltar en los guisos

De arbusto perteneciente a la familia de las lauráceas, a la mesa. El laurel, nombre por el que se conoce comúnmente el «laurus nobilis» o concretamente, sus hojas, son muy utilizadas en la cocina y en muchos platos de vigilia para aportar al plato ese sabor y aroma tan particular. Es un condimento muy especial que se emplea principalmente en guisos y estofados, también en la cocción de algunos mariscos como percebes o caracolillos.

Pero el laurel tiene un significado especial durante la Cuaresma. El laurel sigue representando el triunfo, el valor e incluso la sabiduría. El Domingo de Ramos los cristianos procesionan portando en sus manos ramos de laurel para recordar la entrada entre vítores de Jesús en Jerusalén.

Se trata de una planta medicinal que actúa como tónico estomacal para estimular el apetito. Tiene componentes activos volátiles, y se sabe que dichos compuestos tienen propiedades antisépticas y anti oxidantes. Las hojas frescas son una muy rica fuente de vitamina C, que ayuda a eliminar los radicales libres del cuerpo. Otra de sus ventajas es el contenido de ácido fólico, por lo cual es muy recomendable para las gestantes.

La especia es una muy buena fuente de vitaminas, como la niacina, piridoxina, ácido pantoténico y riboflavina, que ayudan en la regulación del cuerpo. Y es una fuente de minerales: cobre, maganesio, hierro, zinc y magnesio. Otra de sus numerosas aplicaciones para aliviar problemas de salud, es que ayuda a disminuir el dolor articular.

Las hojas de laurel se recogen y se secan lentamente bajo la sombra de la luz solar directa, para conservar sus aceites esenciales volátiles.

En la cocina, basta añadir una sola hoja para que el plato que se está preparando, mejore considerablemente. Quedan muy bien si estamos elaborando una receta que tenga como protagonista una salsa blanca y también en las salsas de queso.

Combina muy bien con otras especies, como el orégano, el perejil y el tomillo. Es una buena recomendación guardar las hojas dentro de un frasco o en una bolsa de papel que también es una buena opción. A la hora de incorporarlas al plato ha de ser al momento de empezar la cocción. Luego, a fuego lento, el laurel podrá desprender todo su sabor.