Un bar de barrio y una cocina que mira al litoral

Desde hace cuatro años Alfonso Gabarre, profeta en su barrio, está al frente de Fonsua-El Rincón de Cueto

José Luis Pérez

Santander

Sábado, 29 de junio 2024, 12:11

Con esa solera y con la fórmula que no caduca de los antiguos bares de pueblo, donde la conversación al pie de la barra se convierte en el eje de la actividad y donde las propuestas más tradicionales son las que se imponen cuando llega el momento de sentarse a la mesa, el bar Fonsua, en Cueto, también conocido como El Rincón de Cueto, ha revivido en los últimos cuatro años bajo la dirección de Alfonso Gabarre (58 años).

Profeta en su pueblo, Alfonso, recuerda sus inicios, con 14 años, cuando hizo un verano en el Faro y luego cuatro años en El Torreón (hoy Lalola), antes de irse a la mili. Desde entonces hasta hoy ha trabajado en infinidad de negocios como Rema o Abuela María. Ahora ha vuelto a casa y propone una cocina donde el producto del mar emerge como protagonista, ya sea a la parrilla –en verano sobre todo las sardinas y el bonito–, como a la plancha o a la sartén.

Imagen secundaria 1 - A la izquierda, bocartes fritos de Santoña. A la derecha, lubina salvaje a la plancha. — A la izquierda, bocartes fritos de Santoña. A la derecha, lubina salvaje a la plancha. DM

Imagen secundaria 2 - A la izquierda, bocartes fritos de Santoña. A la derecha, lubina salvaje a la plancha. — A la izquierda, bocartes fritos de Santoña. A la derecha, lubina salvaje a la plancha. DM

Dispone de un menú con hasta ocho primeros y ocho segundos con una buena relación precio-calidad, algo que no pasa desapercibido para los trabajadores de la zona. Así se puede elegir entre arroz con calamares, alubias blancas de Solórzano, garbanzos de Potes con compagno, menestra, lasaña de carne, patatas a la vinagreta, espaguettis con tomate y espárragos con mahonesa para empezar. Y se sigue con lubina salvaje, chicharro de anzuelo o dorada de costa a la plancha, bocartes de Santoña fritos, filete de ternera o de lomo y pechuga de pollo con salsa de queso. Los postres, caseros.

Aunque es un local especializado en el picoteo, otro de sus puntos fuertes es el arroz. Se preparan arroces con bogavante, negro de cachón, con almejas, con caldereta de marisco, paella mixta, de carne y de marisco.

A esto se suman las sartenes de carne para dos personas por 27 euros y combo de rabas de calamar, mejillones en salsa y croquetas de jamón por 15 euros.

En definitiva, una cocina casera, pero con elaboraciones muy correctas.

Santander