Bebidas: El verano se sirve frío
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La cerveza es la bebida fría predilecta de los españoles, pero crece el consumo de nuevos y refrescantes brebajes, como el té frío, el café 'frappé' y el 'smoothie'Secciones
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La cerveza es la bebida fría predilecta de los españoles, pero crece el consumo de nuevos y refrescantes brebajes, como el té frío, el café 'frappé' y el 'smoothie'SERGIO CUESTA
Domingo, 3 de julio 2022, 08:12
Hay tragos que están pensados para el verano, que son sabrosos y especialmente refrescantes en días de secano, servidos bien fríos, cuando el calor aprieta y convierte en esparto las paredes de la boca. Ante las altas temperaturas, se necesita mucho líquido. Como el hombres ... es –en gran parte– agua, la lógica prescripción general le lleva a recuperar lo perdido –unos dos o tres litros diarios–, pero hay múltiples alternativas, algunas de ellas muy saludables, como son las bebidas refrescantes sin azúcar, el agua de coco, los zumos naturales y las infusiones.
Hay momentos para todos los tragos, pero se impone uno que deja rastros gustativos de lúpulo. ¿Quién puede negarse a unas cañas bien tiradas? Según las estadísticas, casi nadie. La cerveza es la bebida fría predilecta de casi todos. Reina durante todo el año, pero entre junio y septiembre concentra más del 30 % de consumo anual en nuestro país –datos registrados por Cerveceros de España–. El turismo suma, pero la cerveza encaja con nuestro estilo, marida con nuestros platos, se disfruta al aire libre, se comparte...
Pero el verano no está hecho sólo de cerveza, protagonista de los anuncios televisivos más festivos e incluso comprometidos. En estas fechas, tampoco se puede decir que no a un buen tinto de verano y conviene probar alguno de los infinitos tipos de mojitos, ginebras o sangrías disponibles en el mercado. Entre los brebajes sin alcohol, perduran clásicos como la limonada casera, las horchatas, los refrescos, los batidos, el agua de coco y los granizados. También se han vuelto muy populares el té frío, el café 'frappé' y el 'smoothie'.
El número uno de cualquier lista, por razones incontestables, es el agua. Es una bebida natural sin calorías, que limpia nuestro organismo y nuestra piel, que nos hidrata, y resulta accesible para todos los bolsillos. Se puede consumir directamente del grifo o embotellada. Y es esta plena disponibilidad la que ejerce un efecto negativo en su consumo. Para algunos, es la rutina, y cada vez está más desplazada por la 'alegría' gustativa de los refrescos azucarados. Pero no hay nada como el agua para quitar la sed. Si añadimos limón, lima, azúcar y hielo con tiento, se puede conseguir una estupenda limonada casera. De toda la vida. Si se emplean frutas (cítricos, frutos rojos, ciruelas o melocotones) y verduras (pepino, apio o zanahoria), obtendremos un agua aromatizada y saborizada con gran aporte vitamínico. El agua es salud.
La cerveza es la bebida fría por excelencia. Se presenta por costumbre bajo la apariencia de botellín, lata, vaso o jarra. Es una compañera ideal para la playa y la piscina, para la barra y la terraza. Encaja en cualquier horario pasado el mediodía. Entre las versiones rebajadas, destacan la clara con gaseosa y la clara con limón. La 'sin', con una cantidad mínima, y la '0,0' son alternativas sin alcohol cada vez más apreciadas.
En verano, crece el consumo de vinos espumosos, apetecen tragos frescos, contrastes de temperatura. Entre las mezclas más populares con base de vino, dos muy típicas del sur. Por un lado, el tinto de verano, que es vino tinto rebajado con gaseosa –también con limón–, está asentado entre las bebidas estivales como el gran antagonista de la cerveza.
Por el otro, el rebujito, combinación dulce –vino manzanilla o fino con gaseosa– y refrescante que es la estrella de la Feria de Sevilla y brilla en otras muchas plazas. No obstante, la que acapara más elogios y catas internacionales es la sangría. Vino, azúcar, gaseosa, fruta, quizá algún licor. Su virtud es a la postre su gran defecto. Entra sola.
Afortunadamente, existen muchas bebidas sin alcohol. Las que están hechas con una base de café son buenas para hidratarse. Junto al tradicional café con hielo que asoma en tantas sobremesas estivales, puja fuerte el café 'frappé' o 'frappuccino'. Es muy típico en Grecia, se elabora con café instantáneo, hielo picado y azúcar, todo ello batido, y puede estar cubierto de nata montada, helado o sirope.
La expansión del té en España es imparable. En los supermercados, resulta difícil reconocer todas las variedades que podemos llevarnos a casa. Si el objetivo es elaborar un té frío y refrescante, son recomendables las especialidades más afrutadas y aquellas con matices de cítricos. Se infusiona, enfría, se añade unos hielos y unas rodajas de limón, incluso alguna hierba aromática al gusto, y se sirve.
Los zumos naturales recién exprimidos –hay tantas opciones saludables como frutas– siempre huelen a victoria. La versión moderna se llama 'smoothie', que es una apetitosa evolución pasada por la batidora (las frutas, el hielo y el agua o un lácteo). Del mismo modo, el 'lassi', originario de la India, es un desarrollo del tradicional batido. Elaborada con yogur, hielo y fruta (habitualmente, mango), todo ello batido, es una bebida espesa, refrigerante, nutritiva y rica.
Otros dos clásicos que saben a verano son la horchata y la leche merengada, dos alternativas tradicionalmente enfrentadas entre sus fieles. La primera es un producto muy típico de Valencia y todo el Levante, elaborado con chufas tritutadas, maceradas y combinadas con agua y azúcar, mientras que la segunda –hay quien defiende que su origen también es levantino– emplea leche, claras de huevo, azúcar y canela.
El agua de coco podría ser el refresco oficial del paraíso. Es refrescante, fácil de preparar y muy saludable, ya que se le atribuyen propiedades antivirales, antibacterianas, antiinflamatorias y antioxidantes. No hay que esperar a perderse en alguna isla desierta para precipitar nuestro lado más aventurero y descubrir sus beneficios para el cuerpo humano.
En el otro extremo, los refrescos azucarados y los granizados deberían ser tragos ocasionales –como el alcohol–. No hidratan y, a pesar de las versiones 'light' comercializadas, siguen siendo explosiones de ázucar para el organismo. Los de cola son muy populares, tanto en solitario como formando parte de un combinado. Precisamente entre los cócteles, la ginebra sigue de moda. Esta bebida de múltiples rostros, digestiva y sofisticada, despunta sobre los demás. Del mismo modo, los vermús han recuperado terreno a la hora del aperitivo. Desde Italia, con amor, han llegado y se han integrado bien el Campari o el Aperol. Nuevos tonos para beber en frío.
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