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Con más de 150.000 ejemplares vendidos de su primer libro, Blanca García-Orea, la autora de 'Dime qué comes y te diré qué bacterias ... tienes', publica su último trabajo, 'Dime qué como ahora', donde explica la importancia de los alimentos que ingerimos y cómo pueden afectar a nuestra microbiota y, por tanto, a nuestra salud. Blanca García-Orea Haro es nutricionista clínica, especializada en nutrición digestiva y hormonal y con un máster en Microbiota Humana. Codirige el centro médico Clínicas Segura e imparte cursos sobre la estrecha relación del intestino con la calidad de nuestras emociones, el estado de nuestro sistema inmunológico y, por tanto, la enfermedad.
En 2020 fue considerada como una de las 100 mejores influencers según la revista Forbes. En octubre de 2021 publicó 'Las recetas de Blanca', un libro con 80 recetas fáciles, saludables y para toda la familia.
–Como nutricionista, ¿qué le ha decantado por hacer divulgación? Si en un libro anterior hablaba de las bacterias que tenemos en función de lo que comemos, ahora va más allá recomendando qué comer. ¿En qué medida la sociedad actual come mal y precisa este tipo de recomendaciones?
–Ahora nuestra alimentación está cada vez más occidentalizada, es decir, comemos muchos productos y pocos alimentos. Hemos pasado de comer pan de verdad, fermentado más de 12 horas, a comer pan sin fermentación, o de tomar yogures naturales a comer yogures azucarados y con aromas a frutas. Nos han hecho creer que el exceso de sabor que provoca el azúcar y el 'subidón' de dopamina es lo que necesitamos para estar más contentos y tener más energía, pero esto tiene las patas muy cortas porque solo dura un rato.
Me decidí a hacer divulgación para dar a conocer los beneficios de la alimentación más allá del mítico 'engordar y adelgazar'.
–¿Cuáles son los objetivos de este libro?
–El objetivo de este libro 'Dime qué como ahora' y de mi primer libro 'Dime que comes y te diré que bacterias tienes' es que dejemos de utilizar la alimentación como un mero vehículo para engordar y adelgazar, porque la alimentación influye en nuestro sistema inmune, incluso en las decisiones que tomamos, en la concentración en el trabajo, en la energía y un largo etc que debemos conocer.
–¿Qué es la microbiota?
–Se trata del conjunto de los microorganismos (bacterias, hongos, parásitos, arqueas, virus y más, o sea, bichitos buenos y otros potencialmente malos) que residen dentro de nuestro cuerpo. Tenemos microbiota en todo el tubo digestivo, desde la boca hasta el colon, incluida la piel, la nariz, la boca, el oído, los pulmones, la vagina, los pies y hasta en el ombligo. Los microorganismos componen entre 1 y 2 kg de nuestro peso total, y hasta un 70 % de nuestras heces.
microbiota
Se estima que el número de bacterias en el colon de un hombre de referencia (20-30 años, 170 cm de altura y 70 kg de peso) es de unos 38 billones, mientras que el número de células humanas en un hombre adulto estándar es de unos 30 billones aproximadamente. Por eso se calcula que la proporción de microbios respecto a células humanas es de 1,3:1. La exposición a una población tan grande y diversa de microorganismos hace que el intestino sea el componente más grande y complejo del sistema inmunitario.
–¿En qué medida estos microorganismos pueden ser necesarios/beneficiosos o son perjudiciales?
–Cuidar el intestino es básico para cuidar nuestra salud. Al final en el intestino es donde tenemos mayor cantidad de microbiota, y ésta tiene una función defensiva, ya que evita que otros patógenos se queden dentro de nuestro cuerpo y nos causen enfermedades y también ejerce una función moduladora del sistema inmune a través del reconocimiento de elementos agresores.
Por tanto, la microbiota es parte fundamental del sistema inmune, le ayuda a saber qué es propio y qué es extraño y qué es potencialmente dañino. Si el sistema inmune se confunde y ataca algo propio surge la enfermedad autoinmune.
Además, como contaba, tiene un papel muy importante en el estado anímico por esa relación intestino- cerebro. La mejor forma de cuidarlo es alimentar a los bichitos que viven dentro de nosotros, porque ellos están vivos y quieren ayudarnos a que todo funcione correctamente.
digestión
–¿Una mala digestión es sinónimo de la existencia de problemas con esos microorganismos?
–Si hablamos de malas digestiones de forma puntual no, pero si hablamos de malas digestiones continuas, sí, los microorganismos que tenemos en nuestro cuerpo (la microbiota) están vivos y necesitan ser alimentados y vivir en un ecosistema en el que se sientan cómodos. Si no les proporcionas la comida que les gusta (fibra soluble), no podrán realizar sus funciones y se pueden volver potencialmente malos. Síntomas muy típicos del desequilibrio de la microbiota o del exceso de fermentación de alimentos en zonas del intestino que no toca, son gases, hinchazón, eructos, diarreas o estreñimiento entre otros.
–Dedica un capítulo del libro a la conservación de los alimentos. ¿Lo hacemos bien?
–No sabemos cómo conservar los alimentos, de hecho, este fue el motivo por el que en mi nuevo libro 'Dime qué como ahora' dedique un importante capítulo a explicarlo. Para conservar los alimentos correctamente y que no pierdan propiedades nutricionales y organolépticas es importante conservarlos correctamente en nevera o congelador porque los alimentos no duran eternamente, aunque estén refrigerados incluso congelados. Para ello en el libro pongo unas tablas muy claras sobre cuánto dura cada alimento almacenado en frío.
–¿En qué consiste la alimentación antiinflamatoria?
–La inflamación es la señal que utiliza el sistema inmune para decirte que no estás haciendo las cosas bien. Ahora hay nuevos peligros para el sistema inmune que antes no existían: la comida ultraprocesada, el estrés, la falta de movimiento y de descanso, los tóxicos como el tabaco y el alcohol, la falta de luz solar y la exposición a las pantallas. El sistema inmune se intenta adaptar continuamente hasta que no puede más, pero esto lleva mucho tiempo, y es cuando aparece la enfermedad. Mientras tanto el sistema inmune entra en modo ahorro y sentimos cansancio, debilidad, baja energía, apatía, problemas digestivos, etc.
Los alimentos beneficiosos para nuestra salud son aquellos con especial poder antiinflamatorio y que nuestra fisiología es capaz de reconocer (los alimentos frescos, reales). Como en el intestino es donde se alberga gran parte de nuestro sistema inmune, si nuestra fisiología no reconoce lo que comemos (alimentos demasiado transformados, sin nutrientes y, por tanto, extraños), no los gestionará bien y creará una reacción de alarma o inflamación.
Todos los productos ultraprocesados tienen un poder inflamatorio elevado. Estos productos no aportan nada a nivel nutricional, pero sí nos afectan en la regulación del apetito, desregulan el circuito hambre-saciedad y hacen que queramos comer a todas horas. Suponen un déficit de los nutrientes necesarios, una ingesta de compuestos nocivos para la salud y, además, nuestro intestino no reconoce sus componentes y tiende a inflamarse. Nos hacen sentir la necesidad de comer de manera constante y el páncreas no deja de producir insulina, con lo que termina fatigándose.
–¿Le preocupa el consumo excesivo de alimentos congelados o ultraprocesados?
–Existen alimentos congelados buenos como pueden ser las verduras congeladas que no llevan más que ese único ingrediente, y el hecho de que sea un alimento congelado no les hace tener peor calidad. Sin embargo, existen otros alimentos congelados ultraprocesados que sí son perjudiciales para la salud.
Cada vez más compramos comida precocinada y lo primero que deberíamos hacer es leer los ingredientes de lo que compramos. Los ultraprocesados deberíamos evitarlos porque son productos llenos de azúcar, harinas refinadas, aceites de mala calidad, exceso de sal, etc. Como comentaba antes, estos productos son los que nos inflaman, ponen en alerta al sistema inmune de forma innecesaria y nos hacen encontrarnos peor, en otras palabras, nos roban la energía tan necesaria en nuestro día a día.
–¿Cuándo tenemos que desechar un alimento para el consumo? ¿Hay alguna regla general?
–El aspecto, la textura, el olor o el sabor de un alimento no son indicadores lo bastante fiables como para determinar que un alimento es seguro. Tendremos que desechar un alimento si ha tenido:
–un periodo de conservación largo en condiciones inadecuadas (fecha de caducidad pasada, mantenimiento del alimento a una temperatura inadecuada para su conservación),,
–varias congelaciones sucesivas que hayan dado lugar al desarrollo de microorganismos patógenos,
–cocinado insuficiente (alimento crudo o medio crudo).
–Al final del libro comparte una serie de recetas… ¿con qué finalidad lo hace?
–Las recetas son para personas que no tienen tiempo de cocinar, tienen pocos ingredientes y además y lo que considero más importante, es que todos los ingredientes son conocidos, probablemente tienes todos en casa, no tienes que volverte loco para encontrarlos. Todas las recetas son sin gluten, sin azúcares añadidos y sin edulcorantes.
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