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La Bodega La Montaña, ubicada en la calle San Fernando, cierra para siempre después de 60 años como casa de comidas. El motivo es «la falta de acuerdo con la propiedad del local respecto al alquiler», según explicó a este periódico Pilar Velarde, que regenta ... el negocio desde hace 30 años, momento en el que sucedió a la familia González Huergo, naturales de Liébana, fundadores del negocio. Desde entonces, en la Bodega La Montaña no han dejado de servir menús del día en los que no faltaba el cocido lebaniego y montañés, además de otros platos de la cocina tradicional de Cantabria.
«Durante muchos años hemos servido cien menús diarios», destacó su dueña, quien explicó que el cierre supone para ella «un duelo que tengo que pasar». Con la emoción en los ojos, Pilar explica que lleva toda la mañana recibiendo ánimos y agradecimientos de muchos clientes: «Llevo más de media vida aquí. No es solo un local de hostelería; entre estas paredes han pasado muchas cosas, alegrías, celebraciones, penas... he acompañado en todos esos momentos a mis clientes y ellos a mí».
Pilar recuerda sus inicios en el mundo laboral: «A los 19 años empecé con mi primer negocio de tortillas a domicilio. Las preparaba con mi hermana y una amiga y las repartía por toda la ciudad en mi moto, una Peugeot roja y naranja feísima», recuerda.
Su carácter emprendedor lo ha enfocado también para ayudar a familias sin recursos. Desde hace décadas colabora con el comedor social infantil del Colegio San Roque-Los Pinares. «Un día a la semana les llevo un plato de pescado elaborado a estos niños de familias desfavorecidas. Estoy muy comprometida con ellos porque el director del colegio, los profesores y las hermanas Fombellida hacen una extraordinaria labor social y los niños me han conquistado el corazón», indicó.
Este comedor social infantil da de comer a diario a 45 niños de familias en riesgo de exclusión social. Pilar subraya que durante la pandemia este comedor social no interrumpió el servicio y lo llevaba al domicilio de cada niño. El comedor cuenta con alimentos enlatados, pero carece de productos frescos como carne, pescado, fruta y verduras. «Animo a otros hosteleros a que se unan a la causa. Es necesario ayudar aquí cerca».
El covid y el confinamiento fue un duro golpe para la hostelería. La Bodega La Montaña quedó tocada, pero «logramos sobrevivir reinventándonos con comida a domicilio». Sin embargo, Velarde ve como muchos de sus clientes mayores «no se han recuperado de la pandemia. Desde entonces veo que no bajan a la calle. Necesitan que alguien les lleve comida a domicilio y esto era otro de los servicio que hacíamos», concluyó la hostelera.
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