En busca de la galaxia Michelin
BOCADOS DE FOTOGRAMAS ·
Secciones
Servicios
Destacamos
BOCADOS DE FOTOGRAMAS ·
Hay quien piensa que el mundo de los fogones y, en especial, el de los chef-restauradores, está habitado por criaturas arrogantes, cuando no pretenciosas. Una casta de nuevos dioses aupados por la sociedad mediática y cierta moda. Pero más allá de las ... etiquetas lo cierto es que la competitividad extrema y el ansia por aunar sello de calidad y singularidad, lleva su retrato a veces hasta la caricatura. El cine documental ha ayudado a ahuyentar fantasmas y despojar la imagen de lugares comunes con especial hincapié en la carrera por las estrellas Michelin. El pasado año 'Tales From The Kitchen', presentada en el Festival de San Sebastián, a modo de gran producción rodada durante dos años, resultó un buen exponente de este síntoma. El filme seguía las vidas, miradas y perfiles cotidianos de una extensa y diversa gama de chefs encumbrados, comensales globales, escritores de gastronomía y la gestión de Michelin en todo el mundo, de Nueva York a Copenhague, de San Sebastián a Tokio. En un presente en el que la obsesión con la comida parece obvia, incluso hiperdimensionada, las historias de grandes menús de templos culinarios, y de las miserias, grandezas y debilidades de la Guía Michelin, han proliferado.
De 'ElBulli: Cooking in progress' o 'Un día en elBulli' (2010) a 'Nerua, un viaje a la esencia', pasando por 'Jiro Dreams of Sushi', 'Cooking up a tribute', entre otros documentales que han retratado proyectos y viajes hasta la cima.
Pero la ficción no ha sido ajena a este territorio visual. 'Burnt' (conocida como 'Una buena receta'), una mezcla de telefilme ambicioso y frustrado retrato psicológico falto de hondura, se antoja interesante por indagar en los fogones del lujo y las aspiraciones de tocar el cielo. La obsesión de un chef por conseguir su tercera estrella recorre el argumento, salpicado de actores y actrices muy conocidos, entre emplatados, experiencias sensoriales a través del paladar, búsqueda de sabores únicos y un deseo casi enfermizo por alcanzar la perfección. En realidad, más que de platos, lo que se cuece es una ensalada de creatividad, narcisismo, rebeldía y adicciones, envuelta en porciones de orgasmos culinarios.
Es un filme de cartas diversas cuyo fruto en pantalla es inevitablemente fragmentado, a retazos, e inmaduro. Pero es curiosa la ventana abierta a una cocina-laboratorio, que parece extraída de '2001', en la que se pueden escuchar símiles tan ridículamente fascinantes como este: «Para tener una estrella –dice uno de los protagonistas–, hay que ser como Luke Skywalker. Para tener dos, como Obi-Wan. Para tener tres, como Yoda. O quizás como Darth Vader». Todo es blanco, casi puro, incluso aséptico.
Los críticos gastronómicos, la visita de los inspectores como amenazas extraterrestres, la textura en boca del chef y la cocina como un trasunto del cuartel de 'La chaqueta metálica'. Pero poco sabemos del receptor, del comensal. Más que obsesivo, el protagonista resulta insoportable. Pero prima la invitación a sumergirnos en esa salsa de redención, reducción de adrenalina y dramatismo Michelin. Su director, John Wells, no precisamente un refinado gourmet cinematográfico, traza al menos el trayecto de una visita guiada al fondo del plato perfecto. Aunque parezca el restaurante de 'El halcón milenario'.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.